“Siempre he vivido aquí en Santa Lucía, en Minas de Matahambre, desde 1970 empecé a trabajar en la en la antigua fábrica Patricio Lumumba, conocida también como Sulfometales, hoy unidad empresarial de base (UEB) Producciones Industriales, era obrero calificado, graduado del politécnico Primero de Mayo, y en el 79’ terminé mis estudios de Ingeniero Mecánico, hice las ciencias básicas aquí en el municipio y luego la carrera en la CUJAE (Universidad Tecnológica de La Habana “José Antonio Echeverría”) en curso por encuentro, viajando cada 15 días.”
Con 73 años Rafael Amalfi Camaño, asegura sentirse lúcido y vital, aunque en estos días un dolor lumbar lo obliga a permanecer en su hogar, este Héroe del Trabajo de la República de Cuba desde el 2006 espera ansioso recuperar su rutina laboral, solicitó la jubilación, pero quiere reincorporarse, porque si algo se cuestiona en su vida es que cree pudo hacer más desde la innovación, aunque estima que en poco más de cinco décadas encontró unas 800 soluciones desde la creatividad.
Contrastes
Merecedor del Premio Mayor Impacto, que concede la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (ANIR), recuerda cuando se desempeñaba como especialista de mantenimiento e ingeniero principal los múltiples proyectos que concibió para las unidades de producción, y que no eran competencia de la plaza que ocupaba pero que contribuyeron a mantener en funcionamiento los equipos para la obtención de oro, cal y plomo.
Se envanece que dos de esos trabajos fueron presentados en eventos internacionales, el último de ellos en la Cumbre de la Tierra, él junto al resto de los autores defendieron la propuesta para la recuperación de oro.
Ha estado en 15 países en intercambios técnicos, experiencias que considera fueron muy valiosas para adaptarlas a los problemas que tenían ellos que enfrentar cotidianamente y es ese conocimiento el que quiere seguir poniendo al servicio de la Empresa Geominera Pinar del Río, en la que laboró los últimos tres años.
Casado hace 46 años con Silvia Dopico Díaz, reconoce que recayó sobre su compañera, hoy jubilada de Educación, el mayor peso del cuidado de la familia, aunque los dos hijos siguieron los pasos del padre y eso le enorgullece, ambos se formaron como ingenieros mecánicos, aunque admite que más de una vez quitó tiempo a la casa para dedicarlo al trabajo, porque la innovación e investigación requieren de más que jornadas de ocho horas, prueba de cuánto se ocupa es que tiene pendiente unos 15 proyectos en las distintas unidades empresariales de base (UEB), de ahí el afán por recuperase y retornar a la faena.
En su caso también encontró la manera de asumir otras responsabilidades, como secretario del comité del Partido y entre las oportunidades que considera un privilegio es haber sido delegado al IV Congreso de la organización política, por tres quinquenios representó a los mineros en la entonces Asamblea Provincial del Poder Popular y fue delegado de su circunscripción “en los momentos duros de verdad, todo el tiempo del período especial.”
Las espinas
En su vida también ha encontrado espinas, una de ellas es que los consejos de dirección no aprovechan el potencial que representan estos hombres capaces de emplear su ingenio para solucionar problemas, “yo no integro el de mi empresa y es ahí donde uno conoce de primera mano la necesidad que existe, que es la motivación para nosotros, y cuando nos damos cuenta, pues inventamos, pero no hay intención de convocar y de anticipar la búsqueda de esas soluciones que damos.”
A su juicio las administraciones, núcleos del Partido, sindicatos tienen que hacer más para incentivar y estimular a los innovadores, no dejarlo todo al interés personal; ponerlos en el centro de la toma de decisiones, desde su punto de vista eso permitiría que se trabajara con el fin de evitar los problemas y no sólo remediarlos.
Se refirió a que ahora se paga mejor el resultado, pero que por mucho tiempo fue un aporte simbólico, él con más medio siglo de experiencia el pasado año fue que recibió el mayor beneficio económico, de 30 mil pesos por una innovación que contribuyó al ahorro de combustible.
De consagración
Sobre lo que significa para él pertenecer al sector geólogo minero, no disimula su vanidad, por la abnegación que les distingue y el sacrificio, asegura que todos los trabajos en esta área son difíciles, rudos y que se requiere de mucha consagración para sortear las carencias de todo tipo.
Al preguntarle si no les beneficia la existencia de empresas mixtas, con capital extranjero, dice que una cosa es en esos lugares y otra en las de administración nacional: “uno de mis hijos trabaja allí y es diferente, tienen todo lo que necesitan, no es el caso de la Geominera Pinar del Río, aquí somos fundamentales los innovadores, somos quienes con nuestros aportes hemos sustentado durante años la empresa, para mantener abiertas las plantas y seguir en producción.”
Con tan categórica aseveración, en voz de uno de los pilares de ese sostén, no hay duda de que el Premio de Mayor Impacto, es más que un justo reconocimiento a 53 años de fructífera labor.