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Julio César tiene un imperio en el boxeo panamericano

Santiago de Chile.- La historia antigua nos recuerda con especial admiración que hubo un Julio César al frente del imperio romano por muchos años. La historia del boxeo de América consagró este 27 de octubre a otro Julio César, cubano y pugilista, al frente del imperio continental, tras convertirse en el único que ha podido ganar cuatro veces sobre un ring en Juegos Panamericanos.

Foto: Roberto Morejón

La pelea final por el título cargaba emoción y gallardía. El cubano de rojo adelantaba sonrisas y sus clásicos golpes al aire. Su rival era el mismo de hace cuatro años en Lima 2019, el brasileño Keno Machado, solo que ambos ahora estaban más pasaditos de peso y habían olvidado los 81 kilos por los 92 actuales.

Julio César le dio el abrazo-cábala a sus entrenadores antes del gong y en el primer minuto de combate ya había sonado al rostro de su rival más de un recto libre. Quizás más fogoso que de costumbre, el sudamericano logró pegarle algunos golpes, pero los jueces votaron 4-1 para el antillano, quien pagó en el segundo round un exceso de confianza y recibió más de lo que dio, por lo que al término de seis minutos nada estaba decidido. Y el imperio de Julio César demandaba una última batalla que convenciera.

El camagüeyano lo sabía y más concentrado que nunca salió a tirar con precisión, la riposta recordaba sus años mozos y como si fuera poco, su acostumbrada esgrima boxística sobre el cuadrilátero lo hacía flotar. El gong final despejó cualquier suspenso o dudas. Cuatro jueces lo vieron ganador y solo uno votó en contra.

La celebración la comenzó entonces desde el ring. «Yo soy Julio», gritaba a un grupo de cubanos que lo apoyábamos en las gradas del Centro de Entrenamiento Olímpico. Luego comentaría con más reposo que «ha sido este el torneo que más golpes ha tenido que tirar en su carrera. Pero aquí estoy haciendo historia no solo con cuatro oros en estos Juegos, sino que he sido el único que ha podido ganar todos los títulos de la Asociación de Boxeo en dos divisiones diferentes».

Fue esta la primera medalla de oro para la escuela cubana de boxeo en estos Juegos, donde hemos sufrido de decisiones controvertidas, pero también hemos caído sin las mejores demostraciones de algunos de nuestros representantes. Julio César clavó la primera cruz, la imprescindible como abanderado y líder de esta generación de boxeadores y deportistas cubanos. Su legado es extenso e histórico. Todo lo demás que quede por escribir va en la apropiación de quien lo ha visto sonreír con sus dientes de oro y siempre decir: «mi único imperio es Cuba».

 

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