Santiago de Chile.- No escribir sobre la última derrota ante Dominicana 5-4 cuando discutíamos el 5to lugar en los Juegos Panamericanos no es profesional. Hay que hacerlo, aunque nos hayan dejado al campo en el séptimo inning con una película casi similar a la de Lima 2019, cuando los quisqueyanos nos superaron 10-9 en una porfía por la misma ubicación de ahora.
Hoy no hablaremos de descripción del juego ni habrá moralejas. El dolor más duro del béisbol va por dentro de cada quien. Del pelotero, de los entrenadores, de los aficionados, de quienes escribimos y a veces las teclas se pierden no por una derrota, sino por esas victorias que no se concretan, a pesar del esfuerzo, de los cambios, de las proyecciones, del presupuesto invertido, de la historia que pesa los hombros y de errores humanos.
Estos Juegos Panamericanos cierran un año para el béisbol cubano con oro mundial en Beisbol 5, un cuarto lugar en el Clásico Mundial, la plata en los Juegos Centroamericanos y del Caribe y este sexto escaño a nivel continental. No es posible hablar ahora de contrarios más o menos sorpresivos. Perdimos en tres de las cuatro salidas al terreno (Venezuela, Brasil y Dominicana) y la única victoria fue por la mínima 4-3 frente a Colombia. Esa es la historia que cuenta.
Un comentario como este pudiera tener más calificativos o menos. Pero nada mejor que Fidel, tras el resultado adverso del Clásico del 2009. Tal pareciera que sus palabras andan escritas para hoy. «Nuestro equipo nacional debe regresar en las próximas horas…. Ellos no son responsables de los errores que los condujeron al resultado adverso. Los culpables somos nosotros, que no supimos corregir a tiempo nuestros errores».
Hasta el próximo torneo el dolor no sanará
