CACOCUM, Holguín.- El 10 de junio pasado, Yaguabo quedó nuevamente bajo las aguas. El talud que protege al poblado de las crecidas del río vecino, que a su vez cubren los extensos cañaverales que lo rodean, cedió nuevamente ante las intensas lluvias que por aquellos días conmovieron parte de la región oriental del país y preocupó a todo el pueblo cubano.
La situación en el asentamiento, que quedó inundado por tres días, aunque nunca le faltó la ayuda institucional y solidaria y no hubo ninguna pérdida de vidas humanas, fue desvelo de la dirección del país, de la provincia, del municipio, por días y semanas.
No hubo tarde en que el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, chequeara la situación ante el evento hidrometeorológico en las provincias del centro oriente y los posteriores trabajos de recuperación, en que no preguntara, a través de videoconferencia, sobre la situación de los yaguabenses.
Las 235 viviendas y sus 554 residentes recibieron afectaciones de una u otra manera. Cuatro meses después, el mandatario está en Yaguabo, aunque no le faltaron ganas de venir por aquí mucho antes.
En la tarde de este jueves, como parte de la visita gubernamental que se iniciaba a la provincia de Holguín, quizo comenzar por aquí, sin apenas hacer un receso luego de terminar igual programa ejecutivo a la vecina Granma.
El evento climático aceleró las intenciones de que Yaguabo, pueblo puramente campesino, de agricultores y ganaderos, situado en medio de las llanuras del Cauto, se convirtiera en un barrio en transformación.
Aceras, escuela primaria reparada que ha quedado como nueva, al igual que la tienda y el consultorio médico, casas pintadas con jardines embellecidos, y hasta la reparación total, también como nueva, de la casa que con las lluvias fue destruida completamente, han dado nueva vida y ánimo al poblado.
Entre las instituciones que se han ganado el corazón de esta gente sincera y campechana, está el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), cuyos trabajadores y especialistas estuvieron trabajando durante 60 días seguidos para restituir los daños a la infraestructura hidráulica local, para lo que dedicó más de 27 millones de pesos de su presupuesto, y también contribuyó, junto al Ministerio de la Construcción (MICONS) y otras entidades, a la rehabilitación del caserío y también de la angustia de su gente.
En la visita, el Presidente de la República estuvo acompañado por el viceprimer ministro Alejandro Gil Fernández, los titulares del INRH y el MICONS, Antonio Rodríguez Rodríguez y René Mesa Villafaña, respectivamente, y el primer secretario del comité provincial del Partido en Holguín, Ernesto Santiesteban Velázquez.
Conversando con gente del barrio, líderes formales e informales y autoridades del municipio de Cacocum, Díaz-Canel preguntó insistentemente por el desarrollo futuro de la comunidad y el aprovechamiento del potencial productivo de las extensas planicies que la rodean, la continuidad de estudios de niñas, niños y adolescentes, y otros temas cruciales para el desarrollo económico y social de la localidad, el municipio y la provincia.
La participación de la comunidad en la transformación del barrio fue asunto analizado por el Jefe de Estado al conversar con la población, la cual incluye, les recordó, la realización de propuestas según las prioridades que ellos tienen, el curso que le deben dar a estas los delegados de circunscripción y el presidente del consejo popular ante la asamblea municipal del Poder Popular, la participación en la ejecución de lo que sea aprobado junto a las entidades especializadas, y el control popular de lo que se haga, tanto de los recursos como de la calidad en lo que se acometa.
Y que la transformación del barrio, les dijo, no solo sea en el espacio físico, sino también en lo social, en lo espiritual. «De esa manera —sentenció Díaz-Canel— ustedes se irán acercando más a la prosperidad que merece el pueblo cubano».
Romilio Molina, el delegado de la circunscripición de Yaguabo, quiso resumir el sentir de sus vecinos. Recordando toda la atención que recibieron de las autoridades a todos los niveles, señaló que «es en los momentos difíciles en que vemos que la Revolución no abandona a nadie».
GANADEROS DE SANGRE Y FE
Arcadio, el patriarca; Roberto, el jefe; Robin, el hijo al que le va transmitiendo experiencia y mando; y Leandro, el nieto que heredará sapiencia y labor, son los cabeza de la familia Infante.
Ganaderos de pura cepa, la tradición centenaria que los acompaña los hace verse gozosos por los resultados productivos y la belleza de sus animales, unos F-1 con base mayormente en cebú que son la envidia de cualquiera, aunque estén lejos de ser de raza pura.
Roberto, el jefe, recuerda a cada momento a los míticos vaqueros del Cauto que el cineasta Oscar Valdés capturó para siempre en su icónico documental del año 1965. Sombrero de ala moldeable de fieltro, camisa a cuadros, jean ajustado, botas bien puestas y una pose y ademán de jinete echaopa´lante que no se calla nada, aunque en su caso no hubo ni una queja ni una falta, solo pidió más tierra en usufructo y animales que le venda el Estado.
Aunque entre las tierras entregadas por la Reforma Agraria a Arcadio y las manejadas en usufructo por la familia suman 172,6 hectáreas, más tierra y animales es lo que necesitamos para seguir creciendo en la producción de leche, dice Roberto; y en carne también, aunque ellos prefieren el ordeño por encima del sacrificio.
Sus 132 vacunos, entre hembras, sementales, añojos, terneros, pastorean en unos potreros hermosos, de árboles espaciados para la sombra y ninguna yerba mala, ni marabú ni otra. Un pintor inspirado puede hacer de los pastizales de los Infantes una obra de remembranza ganadera: pocos potreros del país se ven tan bien cuidados, año por año, por muchos años, desde siempre.
Camino hacia la cabecera municipal de Cacocum desde la comunidad de Yaguabo, Díaz-Canel fue a conversar con los Infantes, a conocer de su sabiduría y voluntad. Las limitaciones económicas que marcan todo el sector productivo y agropecuario, también se sienten aquí, pero ante la adversidad ellos se crecen.
De los 13 750 litros de leche que tienen contratados para este año, a finales de septiembre ya habían entregado más de 10 000 a la industria láctea; sin embargo, si tuvieran las condiciones de infraestructura e insumo adecuados, podrían crecer varias veces en esa producción, según explicaba el ministro de la Agricultura, Ydael Pérez Brito, al Presidente.
Con una veintena de ganaderos como los Infantes, reflexionaba Díaz-Canel, Cacocum, con una población de unos 38 000 habitantes, podría autoabastecerse de leche y carne.
La pregunta es, decía, porqué experiencias como las de ellos no se pueden multiplicar, porqué son la excepción y no la regla. Y ese fue el desafío que le dejó a esta familia de vaqueros, contribuir a que otros ganaderos del municipio puedan tener sus mismos resultados, compartiendo experiencias y saberes.