A Tania Junco Oliva no le gustan las entrevistas, lo confiesa desde un inicio. Es parca en palabras, y aunque su vida es ejemplo de cuánto una mujer cubana ha logrado en el camino hacia el empoderamiento, ella piensa que no es nada excepcional.
Su vida comienza a las cuatro de la mañana, cuando se levanta para dejar preparado el almuerzo de sus padres, Mercedes y Evangelio, personas mayores, que, según afirma, han sido y siguen siendo el horcón de la familia y, junto a su hijo, Andy Lucas Pacheco, son motivación para su existencia. “Mis padres son mi red de apoyo, y no puedo contar una historia de vida, sino están presentes ellos.
“He sido madre soltera y empecé a trabajar cuando él niño tenía seis meses de nacido porque ellos dijeron que podía hacerlo, porque me ayudarían. Ahora mi mamá está mayor y ya no sale de casa, pero, aun así, sigue siendo un sostén”.
La directora de la Agencia Empleadora Portuaria (AGEMPORT) integrada al Grupo Empresarial Marítimo Portuario (Gemar) es de las que afirma que cuando se hace un buen trabajo de preparación de la reserva de cuadro, se puede acceder a puestos de dirección sin dificultad.
Y es que ella es un ejemplo. Graduada de Ingeniería Industrial en el Instituto Superior Politécnico José Antonio Echevarría, en 1989, hoy se desempeña en la máxima responsabilidad, en una entidad en la cual se inició como técnica. “Confiaron en mí”, dice ella con certeza.
Siempre vinculada a las personas
Tania Junco cuenta que desde estudiante le gustaron las ciencias. “Mis preferidas eran las matemáticas, por eso escogí Sistema Automatizado de Dirección, pero no me motivó mucho, pronto me di cuenta que no era mi perfil y en segundo año decidí cambiarme de carrera y me trasladé para ingeniería industrial. Me gradué a través del curso para trabajadores en la CUJAE.
“En lo que estudiaba, laboré como profesora en una secundaria básica y luego, cuando terminé la universidad, hice adiestramiento laboral en la empresa provincial de comercio y gastronomía, siempre en la esfera de recursos humanos. Ahí estuve hasta 1999, en que me trasladé para mi actual empresa”, recuerda.
“Comencé en AGEMPORT como técnica en gestión de recursos humanos, después fui especialista. En ese período era reserva del jefe de grupo de servicios de trabajadores, Juan Gutiérrez, quien, por razones de salud, se fue y asumí su puesto.
“Tanto Otton Noel González, director de la entidad, como Juan, fueron excelentes directivos, me enseñaron y vieron en mí una persona con muchas ganas de trabajar. Tan así fue, que cuando el director adjunto se jubiló, fui promovida a ese cargo.
“Luego, cuando Otton se jubiló en el 2005, expuso que yo era la persona que estaba lista para sustituirlo. Con ellos me formé y hoy tengo un buen colectivo, mi estilo de dirección es participativo, me gusta involucrar a todos las labores. Si no estoy en la empresa, todo trascurre normalmente, cada quien sabe lo que le corresponde hacer”, expresa.
En su opinión, las nuevas medidas otorgadas a la empresa estatal socialista les permiten a los directivos más libertad a la hora de tomar decisiones, “siempre que se respete el control interno”, asegura. Afirma que ha tenido una tarea importante y es formar a su reserva, tal como lo hicieron con ella. “Hoy es mi brazo derecho”, asegura.
De acuerdo con sus palabras, es cierto que la mujer ha ido logrando el empoderamiento por las oportunidades que le ha dado la Revolución en todos los sectores y espacios de la sociedad; no obstante, piensa que “todavía se le puede dedicar más tiempo a la mujer directiva, atenderla un poquito más, porque sigue teniendo carga sobre sí: la casa, el trabajo y hay que equilibrar para que todo salga bien”.
Su máximo sueño es que su hijo termine los estudios universitarios, por eso lo apoya y siempre le expone que la meta es llegar al final porque los conocimientos quedan y abren caminos. “Él me dice que está cumpliendo conmigo, y yo le digo que no, está cumpliendo con él porque ahorita yo termino y el empieza”.
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