Bárbaro José Giral Fernández
Llega el año 1992. Cuba se reencuentra con los Juegos Olímpicos, esta vez en Barcelona como epicentro. Entre las disciplinas debutantes están el judo para mujeres y el béisbol.
Así apareció en el horizonte la gran posibilidad de cambiar la historia deportiva de este territorio, que esperaba desde sus orígenes por la primera medalla olímpica, pues entre las mejores judocas y peloteros más sobresalientes de entonces figuraban varios holguineros.
La Ciudad Condal organizó unos de los juegos más notables de todos los tiempos para recibir, reunida en su seno, a toda la familia olímpica luego de tres ediciones con ausencias y boicot. Cuba brilló en su reaparición.
Transcurren las competencias y llega la cuarta jornada. Temprano en la mañana medité: Hoy es miércoles 29 de julio y podría traer consigo el suceso más relevante de todos los tiempos para el deporte de Holguín. Nunca antes un deportista de aquí, hombre o mujer, de cualquier disciplina, tenía tantas opciones, no solo de ganar medalla olímpica, sino que también podía ser la de oro. Competía ese día la saguera Odalys Revé Jiménez, judoca de los 66 kilogramos, subcampeona mundial un año antes.
Estaba impaciente, pasaban las horas y tuve que salir de casa, pero me acompañaba un pequeño radio que me transmitió la grandiosa noticia: faltaban pocos minutos para las cinco y treinta de la tarde cuando Odalys se consagró como la primera medallista y titular olímpica de Holguín.
Controlaba la emoción, volví a preguntarme en silencio muchas cosas como si fuera el periodista que la entrevistara. ¿Qué pensaste Odalys cuando te viste en el podio más alto y ascendía a la cumbre del mástil la bandera de la estrella solitaria, al compás de las vibrantes notas del Himno de Bayamo? Quizás recordaste mucho o nada. Era difícil saberlo desde acá, porque en ese momento supremo dicen que las reacciones humanas son impredecibles.
¿Cómo transcurrieron esos segundos? ¿Lloraste, saltaste, reíste o simplemente te quedaste tranquila, sin comprender tanta felicidad?
Si hubieras podido oírnos y vernos es probable que te preguntarías: ¿Y ustedes cómo recibieron la noticia? ¿Qué pasó por sus memorias? Te diríamos: Tuvimos siempre la confianza y la esperanza de que nos regalarías esta indescriptible alegría, el primer oro olímpico de raíz y sangre holguinera.
Me trasladé con el pensamiento al humilde hogar de la familia Revé en la sierra saguera, en Naranjo Dulce, donde el 15 de enero de 1970 nació Odalys. ¡Podríamos imaginarnos la felicidad de sus seres queridos! ¡Si las piedras encajadas en tu tierra lejana, cerca del hogar, pudieran sentir expandirían lascas en señal de triunfo y orgullo por haber tenido alguna vez sobre ellas los pies descalzos de la traviesa niña, hoy campeona olímpica!
El domingo 30 de agosto de 1992 recibió el Hacha de Holguín, en solemne ceremonia en la Plaza de la Revolución Mayor General Calixto García. El pueblo la eligió en 1993 para el Parlamento cubano, siendo la primera deportista holguinera que fue diputada. En enero de 1998 anunció su adiós definitivo al mundo de los tatamis, por lo que después de su retiro esta carismática y sencilla mujer cubana le resultó de gran recompensa dedicarse a formar nuevas figuras del judo. Las jóvenes principiantes vieron en Odalys una verdadera campeona y un ejemplo a seguir.
Hace varios años que esta brillante atleta no radica en Cuba. Diferentes generaciones de deportistas sueñan en grande por lo que ella aportó al judo cubano. La Guajira Natural de Naranjo Dulce, que en 1992 permitió un año de despegue triunfal y de enorme orgullo para el pueblo holguinero. Con aquella primera presea engrandeció, no cabe duda alguna, la historia olímpica.
