Ciego de Ávila.—Arrima el tractor a la guardarraya el cincuentenario trabajador y comenta: “Estoy muy orgulloso de ser fundador de las UBPC porque surgieron por iniciativa de Fidel en 1993 y la nuestra no ha defraudado al Comandante en Jefe”, subraya Jorge Jesús Rodríguez, de la unidad básica de producción cooperativa Agustín Balmaceda, del municipio de Baraguá, al sureste de la provincia.
Tiene este veterano sindicalista las cuentas muy claras. “La riqueza creada por nuestro colectivo asciende a 13 millones de pesos de utilidades al cierre del balance económico en junio del presente año. De esa cantidad se acordó distribuir más de 7 millones, 88 mil como promedio por asociado, algunos de ellos recibirán 192 mil de acuerdo con sus significativos aportes, pero ese beneficio monetario ha quedado en la intención”.
Comienza a “enyerbarse” el diálogo. “Tengo una tarjeta con 100 mil pesos y otros 75 mil gané por concepto de estimulación, pero no he podido sacar un kilo por no contar el Banco con suficiente dinero en efectivo, ¿acaso podré dejar durante varias jornadas las atenciones a la caña para hacer la cola porque solo se autoriza la extracción de 5 mil pesos diariamente en la agencia bancaria?”.
Nada se destiñe
Tal parece como si una palabra saltara de las páginas del diccionario para poner la expectativa al colectivo de ese centro laboral porque allí también se corre la voz de la bancarización por el cañaveral, el módulo pecuario, el comedor, mientras se espera con impaciencia la retribución por algún canal de pago hace tres meses.
En cambio, Aniubis Ferrer Pérez, cocinera del lote cañero número 2, reconoce que allí nada se destiñe. “Uno de los logros, por ejemplo, es el precio del almuerzo que nunca supera los seis pesos por comensal, hoy tenemos arroz, frijoles colorados, boniato, jamonada frita y ensalada de los aguacates que recogemos aquí en las matas”.
Tampoco la carne está lejos del plato. La atención al módulo pecuario corre a cargo de Omar León, Selestino Quintana y otros. El control de la masa ganadera en manos de Mercedes Valdivia, ingeniera pecuaria, quien asegura que gozan de buena salud cerdos, carneros, conejos, caballos y toros en ceba, cuyos animales cuentan con una base alimentaria consolidada en las propias tierras de la unidad.
Aunque la misión principal es la producción de caña, la diversificación de los alimentos ha potenciado la seguridad nutricional del personal en el comedor obrero y la contribución a su familia, lo cual impulsa la motivación colectiva en función de la actividad productiva fundamental, según explica Jorge Sánchez Espinosa, presidente de la UBPC.
“Los rendimientos fueron de 55 toneladas de caña por hectárea en la recién finalizada zafra azucarera. A pesar de que planificamos decrecimiento de los estimados agrícolas para la venidera contienda en el orden de las 43 toneladas, debido a limitaciones de fertilizantes y herbicidas, pretendemos buscar los dividendos por la vía de la eficiencia en las atenciones culturales, y continuar potenciando la cosecha de arroz, frijoles, viandas y proteína animal en nuestra área de autoabastecimiento”, precisó Sánchez Espinosa.
El gran reto a los 30
Para Gisel Amuedo Llanes, secretaria general del Buró Provincial del Sindicato de Trabajadores Azucareros, resulta indispensable convertir la excepción en regla. “Este es el único colectivo de su tipo en nuestro sector con la categoría de Vanguardia Nacional por siete años consecutivos, el cual fue anfitrión de la reciente celebración provincial del trigésimo aniversario de las UBPC, el día 20 de septiembre.
“Su fortaleza se sustenta en el cumplimiento de los principios básicos de esta forma de producción: la vinculación del hombre al área, el autoabastecimiento alimentario, la correspondencia de los ingresos salariales con la producción y la eficiencia en la administración de los recursos para que estos sean autosuficientes en el orden productivo”.