Madruga el campesino Larry Muñoz Acosta para que el clima lo ayude. Así la suerte lo acompaña en la arrancada temprana de la actual campaña de siembra de frío. Ni el ímpetu se le resfría por el pase de “picadora” que faltó darles a obstáculos muy distantes de los surcos.
Sin embargo, tropieza con el mismo eslabón torcido de la cadena alimentaria. Siembra, recoge y vende, pero él no logra cobrar todo el fruto de su fructífera cosecha. “Talmente parece que regalé 100 quintales de frijoles porque de dinero nada y hace siete meses de la venta a una empresa estatal”, afirma el asociado a la cooperativa de créditos y servicios (CCS) Nguyen Van Troi, del municipio de Ciro Redondo, en la provincia de Ciego de Ávila.
La empresa integral agropecuaria del territorio avileño se comió el “potaje” y no salda su deuda con el productor: ¡un millón de pesos! Ahora paga con justificaciones: “Tenemos una situación crítica, hoy no hay liquidez ni para el salario de nuestros trabajadores…”, declara Lianet Carrazana, especialista principal de Economía en esa entidad con pérdidas económicas.
Y en la finca El Perol afloran más utilidades: “Entregué 100 quintales de maíz y ni un centavo tampoco, puedo sobrecumplir, pero sin dinero ¿cómo le pago al personal contratado?, ¿de qué vive mi familia?”, pregunta Larry.
Otros rollos no de alambre
Leonel Cepero Cervantes, de la CCS José Luis Tasende, lidia no solo con los impagos. “El saco, para poner el ejemplo de un insumo menos caro, lo subieron a 70.00 pesos cada uno y no hay por el Estado. Este año para envasar el arroz y el maíz los pagué a 100.00, que no es tan difícil conseguirlos por la calle”, subraya el guajiro.
Argumenta su hijo Leonisdel: “En diciembre pasado vendimos unos toros y la plata todavía anda huyuya, dicen que están pagando buchito a buchito los MLC y, cómo vamos a comprar alambre, cantinas y otras cosas con el equivalente de ese tipo de moneda, la misma que nos prometieron por entregar más leche, y no hemos visto un kilo”.
Mientras los campesinos quieren zafar las talanqueras para adentrarse mejor en ese comercio de insumos en moneda libremente convertible, la Empresa de Suministros Agropecuarios de Ciego de Ávila mantiene como acuartonadas, hace años, pérdidas económicas y operaciones de lento movimiento en sus almacenes, debido, en lo fundamental, a los altos precios que les han inflado los inventarios ociosos a 50 millones de pesos.
Ojo con la autonomía
En este acercamiento al tema de la autonomía local alimentaria, Trabajadores toma como referencia al municipio avileño de Ciro Redondo por no contar con un polo productivo ni una gran empresa agropecuaria, por lo que se requiere mejor atención al sector cooperativo y campesino que representa casi el 70 % del plantel agroproductivo municipal.
Al decir de las estadísticas que reflejan sobrecumplimiento del per cápita por habitante con más de 30 libras mensuales, son discretos los resultados por surtidos de viandas, hortalizas, granos y frutas, en el Programa de Autoabastecimiento Municipal.
Una reciente visita al territorio por parte de miembros de la comisión permanente agroalimentaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular, dejó claro que la finca del campesino debe convertirse en el escenario ideal para la contratación económica y hacerla bien para evitar la recontratación; implementar la autogestión de las administraciones de los mercados agropecuarios estatales y otras estrategias para potenciar el cumplimiento de la recién implementada Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional.
Y como el asunto es de seguridad nacional, deberá estar de manera permanente en la agenda del Sindicato Agropecuario y la Anap, mediante una acción de control y la vinculación directa de sus cuadros con esas entidades deudoras.
Con las estrategias para defender la primera prioridad de la economía, que es la comida del pueblo, no debe admitirse que bases productivas con potencialidades como la CCS Nguyen Van Troi —por citar un ejemplo—, salvada de la quiebra, vuelva a ser incosteable e integre en el futuro el grupo de las entidades avileñas perdedoras con un saldo total de 130 millones de pesos al cierre del primer semestre del presente año, cifra que, junto a la de los impagos, significan una millonada, no en caja de ningún Banco.