El objetivo esencial del grupo es el de proveer los medios para que los no desarrollados puedan promover y desarrollar sus intereses económicos colectivos e incrementar su capacidad de negociación colectiva sobre los principales temas de interés económicos.
China, no obstante su condición de país en desarrollo y de tener intereses coincidentes, no se incorporó al Grupo de los 77 en sus momentos fundacionales debido, fundamentalmente, a su decisión de no alineamiento, a sus consideraciones de una política exterior independiente y a las particularidades de sus relaciones exteriores de la época. Posteriormente Beijing se sumó al Grupo de los 77 en 1992, en la que participa y colabora de manera externa.
En la actualidad, aunque China es la segunda economía mundial— medida por el volumen de su producto interno bruto—, de ser una gran potencia manufacturera global y comercial, de tener las mayores reservas de divisas internacionales, de estar a la vanguardia en varios sectores sumamente relevantes de la ciencia y la técnica, y de haber erradicado el segmento de la pobreza absoluta de su población, el país presenta no pocos rasgos, aunque con tendencia decreciente, de una nación en desarrollo.
China se considera como un país en desarrollo en la OMC. Sin embargo, el Banco Mundial y el Programa de Desarrollo de Naciones Unidas lo clasifican como un país de “ingreso medio alto”, mientras que el FMI lo llama una “economía emergente y en desarrollo”.
En realidad, si bien China tiende a convertirse en la primera economía mundial, los índices económicos per cápita siguen situados en un nivel relativamente bajo, sobre todo comparado con las naciones más avanzadas. Su renta per cápita equivale a casi una quinta parte de las economías desarrolladas.
Su estructuración económica y productiva todavía presenta significativos desequilibrios, principalmente relacionados con las zonas urbanas y rurales, a la vez que padece del insuficiente aporte del sector de los servicios, el que está muy distante de las economías líderes.
La mayor parte de su producción se caracteriza por no pertenecer a la gama media y alta, además que aún no ha alcanzado un lugar cimero en las cadenas de valores globales. China muestra relevantes desigualdades territoriales, sociales y un importante impacto medioambiental. Su índice de Desarrollo Humano ocupa el lugar 79, propio del rango de los principales países en desarrollo.
China tiene una profunda identificación con la causa de los países del Sur Global, debido a su experiencia de transitar desde un profundo subdesarrollo, de los rasgos económicos y sociales actuales y de su compromiso de la plena modernización integral socialista. De hecho, en la reciente cumbre de los Brics (originalmente Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) en Johannesburgo, el líder chino Xi Jinping dijo que “China ha sido y siempre será miembro de los países en desarrollo”.
Beijing ha mantenido una sistemática y consecuente política de apoyo con el Grupo de los 77. De manera externa Beijing les proporciona los medios para que las naciones del Sur Global puedan articular y promover sus intereses económicos colectivos y mejorar su capacidad de negociación conjunta sobre los principales temas económicos internacionales, a la vez que se ha convertido en el líder de la colaboración Sur-Sur.
El gigante asiático ha asumido un gran activismo en la promoción de un orden económico y político mundial más justo, el que se corresponde con los intereses de los países en desarrollo. Beijing ha propuesto un grupo de iniciativas que afianzan los intereses de los países del sur, dentro de las que se encuentran la Iniciativa de la Franja y la Ruta, la Iniciativa de Seguridad Global, la Iniciativa de Desarrollo Global y la Iniciativa de Civilización Global.
La Iniciativa de la Franja y la Ruta es un proyecto a largo plazo que se centra en la colaboración para el desarrollo de la interconectividad, la infraestructura y una red de comercio a escala global, elementos necesarios para alcanzar el desarrollo económico. La iniciativa se enmarca dentro de una concepción del multilateralismo, con un mecanismo en que todos los países pueden acceder a los elementos imprescindibles para su desarrollo.
Las iniciativas de China se encaminan a las exigencias de la coyuntura actual y al futuro de la comunidad internacional. La de Seguridad Global, esencialmente, se enfila hacia la creación de una gobernanza en la que funcione un verdadero multilateralismo y multipolaridad, que excluya el hegemonismo y las políticas de poder e intimidación.
La Iniciativa de Desarrollo Global es un gran esfuerzo por poner en el centro de las instituciones internacionales el desarrollo de los países rezagados, en la que Beijing aporta recursos valiosos y su experiencia en la lucha por la erradicación de la pobreza, enfatiza en la interrelación económica profunda, la cooperación e integración. La Iniciativa de Civilización Global, por su parte, defiende el derecho de las diferentes culturas a desarrollarse y coexistir en paz.
El Grupo de los 77 y China es un actor de gran relevancia en la transformación del injusto, inestable e inseguro orden económico y político mundial, con el propósito de construir una nueva ordenanza que se sustente en los principios de justicia, equidad e inclusividad. El Grupo de los 77 y China ha desarrollado una coordinada articulación que favorece el surgimiento de nuevas reglas económicas y políticas que contribuyan al desarrollo y la paz.
*Especialista del Centro de Investigaciones de Política Internacional, del Ministerio de Relaciones Exteriores