La alegría matutina de cientos de muchachos rumbo a las escuelas inundó las calles de Camagüey otra vez; volvió el clásico septiembre con su sabor a inicio de curso escolar, a aula, a uniforme, a lápices y libretas.
Como una fiesta fue la llegada de este cuatro de septiembre en todas las escuelas agramontinas, como ya había avizorado la directora provincial de Educación, en este territorio, Loreley Suárez Capdevila, en una conferencia de prensa.
Aunque el acto provincial ocurrió en la secundaria básica Abel Santamaría Cuadrado, del municipio de Esmeralda, tal suceso aconteció en las 693 escuelas de la provincia, las cuales tienen una matrícula de más de 110 mil 400 alumnos.
Para ellos todo está garantizado, o lo más necesario, pues como destacó Félix Damián Carnesolta Pérez, jefe del Departamento de Logística de la Dirección General de Educación, existen limitaciones en la disponibilidad de algunos recursos.
Pero en la provincia agramontina se garantiza la base material de estudio y de vida indispensables. Para comenzar, como explicó Carnesolta Pérez, se cuenta con las libretas y los lápices con norma ajustada como en años anteriores, así como con las 250 hojas y los lapiceros que permitirán a los maestros realizar las diferentes actividades del proceso docente educativo.
Otra preocupación resulta la alimentación de los estudiantes, pero como se señaló en la conferencia de prensa constituye una prioridad, por lo que se adoptan alternativas para suplir las limitaciones con el azúcar y los granos.
Para este curso escolar también resulta una preocupante la cobertura docente, pues como apunta una nota de ACN la proyección es de un 89.9 por ciento de completamiento con un déficit de mil 482 maestros.
Los municipios más afectados son Camagüey, Vertientes y Nuevitas, en las enseñanzas secundaria básica, preuniversitario, politécnica, así como en el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas (IPVCE) Máximo Gómez Báez, el Instituto Politécnico Agropecuario (IPA) Mártires de Pino 3 y la Escuela Pedagógica Nicolás Guillén Batista.
Pero ante esto también se aplican alternativas como los contratos por horas con los profesionales graduados de magisterio que no permanecen activos, los universitarios del contingente Educando por Amor, entre otras.
El calendario docente arrancó. Serán 46 semanas lectivas retadoras, con limitaciones económicas que demandarán, ante todo, la unidad entre padres y maestros.