Un ciclo de películas del cineasta Daniel Díaz Torres (La Habana, 31 de diciembre de 1948-16 de septiembre de 2013), exhibirá la Cinemateca de Cuba en ocasión del décimo aniversario del fallecimiento de este director cuya polémica producción fílmica Alicia en el pueblo de Maravillas (1991), le propició reconocimiento internacional y provocó sonado movimiento de la crítica nacional.
Díaz Torres, una figura muy querida en los predios de la cinematografía insular, fue además crítico y profesor de cine. Entre los filmes seleccionados para esta oportunidad se encuentran Jíbaro (1984), su primera obra, con Salvador Wood, René de la Cruz, Adolfo Llauradó, Flora Lauten, Ana Viñas, Enrique Almirante, Gilberto Reyes, Alejandro Lugo, Miguel Gutiérrez, Javier González y Orlando Casín; y Madera (1980, documental), Segundo premio Coral (ex-aequo), en el II Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano; y fue seleccionado entre los filmes más significativos del año por los críticos cubanos.
También se incluye La película de Ana (2012), con la actuación de Laura de la Uz (Premio Coral), Yuliet Cruz, Tomás Cao, Michel Ostrowski, Blanca Rosa Blanco y Enrique Molina; obtuvo Premio Coral al mejor guion, escrito por Eduardo del Llano y el propio realizador, en el 34 del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. La cinta, además, recibió el Premio de Distribución de Amazonia Films en ese evento; así como la cinta Otra mujer (1986), que cuenta en los roles protagónicos con Mirta Ibarra, Jorge Villazón, Susana Pérez, Raúl Pomares, Alejandro Lugo, Dagoberto Gaínza, Carlos Paulín y Luis Alberto García.
Los cinéfilos amantes de la cinematografía nacional asimismo podrán disfrutar de Kleines Tropicana (Cuba-España-Alemania, 1997), que tiene en los roles principales al conocido actor de cine germano Peter Lohmayer, y los cubanos Vladimir Cruz, Corina Mestre, Thais Valdés, Carlos Cruz y Enrique Molina. De igual forma se agrega la cinta Hacerse el sueco (Cuba-Alemania-España, 2000), con Enrique Molina (Premio a la Mejor actuación masculina), Peter Lohmeyer, Coralita Veloz (Premio a la Mejor actuación femenina), Ketty de la Iglesia y Rogelio Blain. En el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano esta obra fílmica se acreditó, igualmente, con el Premio de la Popularidad y el Premio Caricato; sí como el Premio Caracol a la banda sonora de Ricardo Istueta y el Premio del público en el Festival de Cine de Friburgo, Suiza.
Sus inicios en el cine (1975) fueron como documentalista. Se desempeñó como subdirector-realizador de casi un centenar de ediciones del Noticiero ICAIC Latinoamericano entre 1977 y 1981, muchas de las cuales recibieron menciones de la crítica nacional especializada por el alto nivel de elaboración. Impartió clases de Historia del Cine en la Universidad de La Habana y fue fundador de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, donde ejerció como profesor, subdirector docente y jefe de la cátedra de dirección. Participó como jurado y miembro de delegación en numerosos eventos internacionales en España, Hungría, antigua Unión Soviética, Alemania, Colombia, México, Brasil y Suiza, entre otros países.
En un texto publicado por Rubén Ricardo Infante en La Jiribilla el 28 de octubre de 2020, bajo el título de Cercanía y permanencia de Daniel Díaz Torres, el connotado cineasta Fernando Pérez, afirma que sobre la obra de este realizador se ha escrito “poco y estoy convencido de que daría para muchos artículos, ensayos y aproximaciones: desde Noticieros… clásicos y magistrales como el de La Ventana y la dupla de Las ocho vías hasta documentales sensibles como Los dueños del río y espléndidamente cinematográficos como Madera y, por supuesto, largometrajes como Alicia en el pueblo de Maravillas y La película de Ana —no solo por sus imaginativas estructuras narrativas, sino por sus incisivas miradas humorísticas sobre nuestra realidad—…
La especialista de cine cubano, Daymar Valdés, en la nota promocional de este ciclo de películas, subraya que en cada uno de los títulos que lo conforman “encontramos el sello de un realizador formado en el documental, con una mirada en lo social, un análisis crítico de su contexto y el tono ocurrente del humor que siempre lo distinguió… Presentar la persona de Daniel Díaz Torres —agrega— sin exponer su carisma, sus conversaciones ocurrentes y su vocación como docente sería excluir un matiz esencial de su personalidad”.