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Palco #12: Límites

Armand Duplantis vive en el cielo. A veces baja, con la encomienda de ganar y en muy pocas ocasiones ha fallado. Todo es tan rutinario que ni se despeina para asegurar la primera tarea, que es el oro.

Con 6,10 m Duplantis consiguió su segundo título mundial. Foto: tomada de Marca.

Los rivales, si se les puede llamar así, van a por todas, sin reservas, pero saben que eventualmente terminarán siendo espectadores de la verdadera final.

Para hacer más interesante el asunto, el semidios Mondo sacrifica unos cuantos saltos, deja que se batan Ernest John Obiena, Kurtis Marschall y Christopher Nilsen. Se come un plátano, aplaude cuando sus contrincantes se superan… Normal. Hasta que decide que es suficiente y los sacrifica también a ellos. El ritual es así, la leyenda lo dicta para poder llegar a la verdadera final.

De un golpe los 6 metros liquidan a Marschall y Nilsen, Obiena resiste un poco más, pero su derrota termina por formar parte de las ofrendas. Es inevitable, así lo predijeron los oráculos.

Entonces llega la hora decisiva. Duplantis contra Duplantis. Duplantis contra sus límites: seis metros y 23 centímetros. Nunca nadie llegó a tanto, es una altura que sobrepasa el lugar donde vive. Un arcoiris que lo reta, porque el destino sabe que es el único capaz.

Pero hoy no estaba escrito, como otras veces, que completara la tradición de elevarse a lugares desconocidos. Duplantis cumplió con la encomienda del título y regresa al cielo derrotado por él mismo, aunque con la certeza de que habrá revancha, porque solo unos pocos elegidos tienen la dicha de enfrentarse a sus límites una y otra vez.

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