¡¡¡Y lo cumplieron!!! Fieles a su promesa de entregar este 20 de agosto los uniformes escolares con destino al curso lectivo de septiembre próximo, los trabajadores de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Confecciones Textiles Ámbar entregaron al Ministerio de Comercio Interior unas 300 mil prendas y atuendos.
La gesta de las siete plantas que posee la industria en la provincia se alcanzó una vez más en medio de circunstancias de retraso en la llegada de los tejidos, escasez de otras materias primas, y enfrentó asimismo la inestabilidad con el servicio de energía eléctrica, en un período estival de singularidad en las altas temperaturas.
«Ha sido difícil para nuestros trabajadores, pero no imposible» aseveró Inés Planas Texidor, Secretaria del Buró Sindical de la UEB:
«A pesar de que las vacaciones fueron postergadas para ganar más personal a la tarea y cumplir la meta, todos los trabajadores dieron el paso al frente cuando se les pidió apoyar la campaña. Han sido horas de agotamiento físico por intenso calor y actividad en nuestros talleres, donde no contamos con toda la cantidad de ventiladores suficientes para el personal que labora frente a las máquinas pero pusimos manos y corazón. Constituye siempre una satisfacción ver que gracias a ese esfuerzo el próximo curso escolar, un hijo, sobrino, hermano, nieto, vecino lucirá su uniforme. Además, esta vez con la motivación de saludar el décimo aniversario del Sindicato Nacional de Trabajadores de Industrias nos volcamos todos, incluso los indirectos a las tareas de producción, los cuales apoyaron en labores de despeluzar, doblar, abotonar y hasta envasar las piezas textiles».
Áreas imprescindibles como la de Enumeración, en la cual Elizabeth Duany Fernández lleva 31 años de quehacer tuvieron que gestionar personalmente sus materiales de trabajo para no detener el proceso que no sólo depende de lo que hagan las costureras:
«Aquí se preparan las tallas para la confección textil, las organizamos para que coincidan todas las piezas y no existan cambios de tonalidades. Enumeramos consecutivamente y ya en el salón de costura ellas van escogiendo las telas y paños que tengan igual número. Las marcamos con crayola y lápiz que traemos nosotras mismas porque en realidad estas debieran llegar como parte de los accesorios de trabajo pero no llegan y por tanto las buscamos por medios propios», comentó orgullosa Duany Fernández, señalando a sus compañeras, dos muchachas más de la brigada.
En plena faena y como exponente de la habilidad masculina ante una máquina de coser vimos a Luis Yasser Gallardo Córdova, de 27 años ya con una década de trabajo en la fábrica: » Me alisté en los cursos, hice un técnico medio y con los años empecé a trabajar aquí. En aquel momento yo no tenía el duodécimo grado y lo terminé para optar por una carrera universitaria. Luego empecé a estudiar mi sueño que era Ingeniería Industrial, del que sólo me falta un semestre para graduarme. Pero hoy estoy aquí: apoyando».
Daniuska Hechavarría Silega, una costurera de 26 años de edad se le nota en la mirada y el rostro extenuado el rigor de los días intensos. Es una de las madres que tuvo que dejar a su hijo en casa durante las vacaciones:
«Tengo un niño de cinco años de edad y tocó rotarnos porque el papá también trabaja en una de las fábricas: un día lo cuida él, otro yo, el otro la tía… Ya estoy acostumbrada porque aquí nos pasamos el año completo trabajando. Lo bueno es que luego se retribuye en el salario como ahora que vamos a ganar un poco más».
En ese ambiente productivo transcurrió la campaña que todos los años entrega producciones a las provincias de La Habana y Guantánamo, en tanto este incorporó en su fase final a la hermana provincia de Holguín, cuya manufactura es de menor capacidad productiva para hacer frente a contratiempos con la llegada de los tejidos.
Yemeidis Portuondo Fournier, Jefa del Grupo de Producción y Ventas de Confecciones Ámbar explicó a la prensa que «aunque se trata de una etapa no muy diferente a la del año anterior por el atraso con el arribo de las materias primas a la entidad -hace apenas 15 días la recibimos- principalmente del tejido azul, útil para la confección de las prendas de uniformes de secundaria básica, Politécnico, Preuniversitario y Pedagógico. Precisamente esa es la línea que concluimos estos días porque la primera parte de la campaña tuvimos como prioridad concluir con los de preescolar y quinto grados de la educación primaria en un plan de 37 mil uniformes.
En nuestras fábricas también ya concluimos más del 50 por ciento de la producción de La Habana, que forma parte también de nuestro encargo y ahora tenemos hasta finales de agosto para continuar el completamiento de los encargos escolares».
Como una de las que más producciones terminadas alista anualmente entre las de su tipo en el país, Ámbar tiene cada agosto, previo al inicio del curso escolar el desafío de mantener a igual ritmo sus cuatro líneas de confecciones textiles, máxime en un sector cuya fuerza laboral envejecida recurre al apoyo de estudiantes de sus aulas anexas, graduadas de los cursos de capacitación y hasta jubiladas recontratadas.
Embestida por el bloqueo norteamericano a Cuba la industria textil nacional sortea carencias de financiamiento para adquisición de telas, llegada expedita y sin limitaciones de barcos con tejidos y otros materiales, así como la falta de combustible útil para la distribución y venta que satisface el feliz término del proceso de comercialización de la empresa.