Cada uno de los ciudadanos cuida y exige a sus familiares que mantengan la higiene del hogar para evitar que se convierta en un foco de infección, donde roedores, mosquitos y otros insectos nos convierten en víctimas de enfermedades.
Mucho se habla y escribe sobre el tema, que cobra total actualidad en nuestro verano, convertido este año en un verdadero horno, sobre todo en el recién concluido julio.
Mantener la higiene en la casa es un objetivo que se cumple, en la inmensa mayoría de nuestros hogares, gracias a la exigencia de los adultos, en especial abuelas y abuelos, conocedores del peligro que corremos.
Si somos capaces de lograr esos ambientes para niños y mayores, sanos y enfermos, obliga a pensar que aunque con limitaciones, el Estado cuenta con medios y personal para intentar lograrlo.
Cierto que se necesita una mayor constancia en la recogida de desechos, ya que no es nada agradable vivir en esas condiciones. Sobre todo cuando algunos depositan la basura en la calle y otros, los buzos, la riegan sin ser ni siquiera criticados.
Muchos vecinos se preguntan, ¿por qué hay lugares donde todas las noches pasan y retiran la basura de los tanques, pero no los escombros, que siguen en la calle?
Cuando se demora la recogida de la basura el peligro para la salud de todos se multiplica. Aunque resulta inexplicable que en un barrio se recoja diariamente y en otro, muy cercano, pasen días sin que se haga.
Se conocen las limitaciones materiales, agravadas en la actualidad, pero si nos planteamos intentar resolver en cada localidad, con el apoyo del gobierno local, con los recursos con que contemos y con iniciativas ya probadas, como las carretas tiradas por animales, veremos que se irán alcanzando resultados.
El reto está planteado, debemos evitar que la basura nos gane.