Raydel Dupuy Griñán creció en el barrio capitalino de Jesús María, en La Habana Vieja. Ahí se formó, en un hogar donde no abundaban las riquezas materiales, pero sí era pródigo en amor y valores morales. Si hoy es un hombre de principios, se lo debe a Lázaro, su papá; a su difunta madre, Rafaela de la Caridad, y, por supuesto, a la abuela Paulina Almora, quien todavía lo acompaña con sus acertados consejos.
El niño, nacido el 12 de septiembre de 1988, fue una bendición para la familia. “Tuve una infancia feliz. Era hijo único, pero no por eso mimado. No fui al círculo infantil porque mi mamá era ama de casa y se dedicó a mi crianza. Siempre me inculcaron el valor de la humildad, la sinceridad, la responsabilidad, el respeto a los mayores, a los maestros…”, expresa.
Con esos atributos creció. Trabajador, disciplinado, perseverante y solidario, Raydel ha labrado con constancia su camino. “Mi padre, Lázaro, siempre me decía que estudiara porque eso es lo que nunca te pueden arrebatar”.
Así se formó como técnico de nivel medio en Informática en el Instituto Politécnico de Informático Fernando Aguado y Rico, donde también fungió como profesor, y comenzó a estudiar la Licenciatura, la cual no concluyó.
Luego de pasar por otra entidad, en el 2012 comenzaría a laborar en la empresa de Transcontenedores, integrada al Grupo Empresarial de Servicios de Transporte Automotor (GEA), para estar al frente del sistema de gestión de control de flotas (GPS).
“Permanecí ahí 10 años y comprobé la importante herramienta que el GPS constituye para cualquier jefe en una unidad transportista: puede conocer cuándo en un vehículo ha existido un desvío de rutas, paradas indebidas, desconexión del GPS; todas esas son violaciones graves que pueden condicionar algún delito”, añade.
Para el hoy director de la Unidad Empresarial de Base Transcontenedores (UEB) en San José de Las Lajas, fue esa una vital experiencia, la cual le ha proporcionado recursos para dirigir mejor.
Subraya que su estilo de estilo de dirección es participativo, pues le gusta colegiar con su equipo de trabajo. Durante el 2022, la UEB obtuvo la condición de Vanguardia Nacional y eso, asegura, es un compromiso. “Hemos logrado materializar los planes económicos, no obstante, las limitaciones con el coeficiente de disposición técnica. Formo parte de un colectivo sacrificado, que tiene como meta cumplir con lo que demanda la economía del país”.
Enfatiza que es fundamental que todos los trabajadores estén motivados y entusiasmados por lo que hacen y que tengan sentido de pertenencia a su entidad. “Sin eso no se logra ningún resultado”.
Pero sabe que todo exige dedicación. Agradece el apoyo de su familia. “Salgo de la casa a las cinco de la mañana y no sé cuál es la hora de regreso”. En Guanabacoa lo esperan su esposa, Yailín Rodríguez, y la pequeña, Lía de la Caridad. “Vivimos solos, mi esposa es asesora jurídica en una empresa y la niña aún está en el círculo, por suerte, tenemos el apoyo de la abuela materna y hasta de mi papá”.
Entre sus metas está reincorporarse a la Universidad para concluir la carrera universitaria: “Quiero optar por ingeniería del Transporte”. -Sabe que eso demanda también sacrificios, pero es un sueño que no va a dejar de cumplir.
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