Con el out 27 en línea al jardín central del emergente Robin Serrano, los Leones de Industriales se soltaron en toda la pradera del estadio Guillermón Moncada. La pizarra marcaba un peleado y tenso 3-1, con lo cual los capitalinos regresaban a una final del béisbol cubano tras 11 años de espera; en tanto las Avispas de Santiago de Cuba volvían al podio luego de tres lustros con un bronce merecido y aplaudible.
El encuentro más esperado de todo el campeonato hasta la fecha -sin restar méritos a otros play off y sin contar todavía lo que pueda pasar en la final contra Las Tunas- se decidió en el quinto por doble de Alberto Calderón con Ariel Hechevarría anotando desde primera; y sencillo remolcador de Yasmani Tomás. Así se rompía el abrazo a una rayita que tenían ambos conjuntos desde la entrada anterior.
De formidable e inteligente puede calificarse la labor de los dos abridores: Raymond Figueredo y Alberto Bicet, aunque el segundo cargó sobre sus hombros la tercera derrota frente a los capitalinos. La apertura del giraldillo complació al más exigente, y su mayor acierto fue dejar en blanco al tercer y cuarto bate indómito: Yoelkis Guibert-Osday Silva; en tanto los relevista Frank Herrera y Juan Xavier Penalver siguieron la misma receta y preservaron la ventaja y el pasaje a la final.
Termina así el Clásico Beisbolero de Cuba para la mayoría, a partir de la rivalidad histórica de ambas selecciones. El espectáculo vivido en ambas provincias y en los estadios oxigenó de nuevo esa fiebre y pasión de miles de personas por el deporte nacional, que parecía haber desaparecido con pobres concurrencias en el calendario regular. La sonrisa más feliz para Industriales y el aplauso más aguerrido para la tropa de Eddy Cajigal, que estuvo a punto de repetir lo hecho en la final de 1999. Ahora no se pudo y tampoco se cerró Trocha para festejar. Y todo, porque unos Leones se soltaron…
Moralejas del Partido y de esta semifinal
– El pitcheo azul le salió a pedir de boca en este séptimo desafío. Los tres serpentineros usados: abridor-estabilizador-cerrador cumplieron a la perfección y solo necesitaron tres carreras de sus compañeros para la victoria. Ahí estuvo la magia, junto al bateo oportuno de sus compañeros.
– Muy acertados los cambios en la alineación realizados por Carmona. Los seis primeros se repartieron los 10 indiscutibles, con dos percápita para Ariel Hechevarría, Yosvani Peñalver, Yasmani Tomas y Yasiel Santoya, quien jugó su mejor desafío de la final, tras haber estado apagado en los seis primeros pleitos.
– Dos momentos propios de un enfrentamiento con tanto en juego pudo haber definido el match. El primero, cuando Guibert bateó para doble play en el tercero; el otro cuando el Frank Herrera dominó a Guibert y al líder de jonrones e impulsadas de la Serie: Osday Silva.
– El alto mando de Santiago de Cuba, al frente del cual estuvo Eddy Cajigal, cambió la cara de ese conjunto al 100 por ciento si lo comparamos con versiones anteriores. Es cierto que pelearon hasta el último out, y que la vergüenza deportiva la sellaron con un hermoso y tradicional gesto de saludar a sus adversarios, en las que vimos a muchos secarse las lágrimas. Eso es béisbol también.
– Industriales despejó, por fin, el fantasma de 1999 que amenazaba con retornar si los orientales salían airosos. La fortaleza para aguantar nervios y reponerse de dos fracasos consecutivos hizo recordar a las mejores versiones históricas de estos equipos. Para pelear por su corona 13 ya suman sobre sus espaldas 14 partidos, 7 en cuartos de final contra Sancti Spiritus y los 7 de ahora.
– Muy bien por parte de la Comisión Nacional de conceder tres días más – hasta el sábado para el descanso de los lanzadores-, por lo maltrecho que han salido los cuerpos de serpentineros. No obstante, los Leñadores tuneros salen ligeramente como favoritos, aunque como gustaba decir a un gran pelotero: » hablamos de eso al final».
– La última noche del Guillermón nos dejó también abrazos y llantos entre los vencedores y vencidos. Muchos vimos a Guibert, (uno de los tres mejores peloteros cubanos hoy) con la cabeza baja de dolor y pena, a pesar de que su liderazgo es real dentro de esa formación. Esa conducta es pura vergüenza deportiva. Y hay que aplaudirlo tanto o más que a Industriales, por el gran partido que recordaremos siempre.