Durante los 31 días de este mes de julio, la mirada popular al sistema electroenergético nacional ha estado centrada en la cantidad de reservas de MW, con deseos de que aumenten; mientras en el verano pasado era sobre los déficits en la capacidad de generación con esperanzas de su disminución.
En el horario diurno de este último día de julio, se estima que no ocurran afectaciones al servicio por déficit de capacidad de generación, y que en momentos del pico eléctrico habrá una reserva de 98 MW,
Más que atención, había tensión al saber de salidas de termoeléctricas y motores de generación distribuida, que en 2022 eran por roturas, mientras ahora son por mantenimientos, luego de los cuales aumentan capacidades de generación.
Agobiados por los apagones, resultaba raro encontrar quienes mencionaran los cambios en la matriz energética en favor de las fuentes renovables de energía, sin embargo, ahora se generaliza el criterio de que debió de haberse emprendido antes.
A pesar de conocer las hazañas de los trabajadores del sector eléctrico, hechos como las cuatro veces que el sistema se desconectó totalmente en apenas 10 días, despertaron inquietudes por posibles malas operaciones o procedimientos dejados de hacer.
La vida demostró la necesidad de acondicionar las áreas debajo de las líneas de transmisión para evitar incendios y aplicar otras medidas para proteger contra imprevistos el Sistema Eléctrico Nacional.
Un reconocimiento merecen por no solo dedicarse a lograr la vitalidad del servicio, sino que están avanzando en la comunicación social como al aclarar que por terminar el tiempo pactado, se retiraron dos patanas que aportaban 170 MW.
En momentos de abundantes apagones dieron a conocer por todos los canales disponibles los horarios, y han mantenido a sus clientes al tanto de lo que hacen, aunque todavía hay quienes puedan estar demandando mayor comunicación.
A la buena noticia del fin de los apagones del 2022, se sumó que en el 2023 las fuentes de generación ha cambiado para bien, a pesar mayor demanda por incremento de equipos electrodomésticos y el inicio de la reactivación de actividades industriales.
Los colectivos eléctricos tienen que mantener el incremento de su batallar por la eficiencia, pues las condiciones son mejores que el año pasado, pero pueden ocurrir interrupciones imprevistas en la termoeléctricas, y es un reto para reducir esas posibilidades.
Por eso, al concluir los meses veraniegos de julio y agosto, comienza el otro paso dedicado a finalizar este año en mejor situación para responder a las demandas de energía que serán mayores en el 2024 con la esperada reanimación de la economía.
Si bien todos hemos sentido que no existen los prolongados y reiterados apagones del 2022, ante las noticias de que en julio hubo mínima cantidad de días estimados con déficit, hubo territorios donde padecieron las interrupciones, por averías locales, aunque con las mismas consecuencias.
La satisfacción de una necesidad hace más visible otra, en este caso, que el sistema no es solo el eslabón de la generación, sino que tiene componentes de transmisión y distribución que han estado ocasionando apagones.
Un ejemplo de esas interrupciones han sido en todo el país por los transformadores, para cuya solución, luego de apelar a los de la reserva, ha habido que retirarlos de instalaciones de la economía para ubicarlos en el sector residencial.
Terminado el primer mes del verano, continuamos en agosto sin detener la marcha para seguir haciendo el milagro terrenal de dar luz y sobre todo, energía para el desarrollo en el 2024.