En un día tan rebelde como ayer, Matanzas y Santiago de Cuba, lograron importantes victorias en las respectivas semifinales de la 62 Serie Nacional (2-1 los yumurinos y 8-2 los indómitos), con lo cual extendieron, al menos, a una jornada más sus enfrentamientos ante Las Tunas e Industriales, respectivamente.
Una lluvia caprichosa en el occidente cubano alargó por tres horas el inicio del desafío en el Coloso del Cerro, con una concurrencia récord para la temporada (más de 45 mil espectadores), que disfrutó de una rivalidad histórica e hizo recordar a muchos por qué el béisbol en Cuba es Patrimonio Cultural, es pasión, es amor verdadero.
El experimentado Danny Betancourt, el único campeón olímpico que sobrevive en el pitcheo de la Serie Nacional, no creyó en la presión y espació los siete hits en las seis entradas que tiró, con dos carreras permitidas en el tercero, cuando Yosvani Peñalver volvió a lucir «indomable» con un triple levanta gradas.
Las Avispas de Eddy Cajigal se animaron a marcar la primera rayita en el tercer capítulo y luego en el sexto tomaron el mando tras sacar del box al abridor Silvano Hechevarría y no estar todo lo efectivo que hubiera deseado Rafael Perdomo. Como si fuera poco, sumaron dos más en el séptimo y tres en el noveno, en ambos casos después de dos outs.
El jardinero Carlos Alberto Monier resultó una pesadilla para los capitalinos con cuatro remolques; mientras otra vez Osvaldo Acuña fue efectivo en labores de rescate con un último tercio sin anotación, a pesar de las complicaciones que se vio envuelto. Por la tropa de Guillermo Carmona, el mejor bateador en noche perfecta fue Juan Carlos Torriente (4-4).
MORALEJAS DEL PARTIDO
– Los cambios en la alineación santiaguera rindieron frutos. Subir al segundo turno a Francisco Martínez, darle mayor responsabilidad en el quinto puesto a Monier y darle juego a Erick Serrano en tercera base. Todos funcionaron y así saldrán este jueves.
– Puede parecer increíble que Danny Betancourt (uno de los pocos que queda de la primera Aplanadora santiaguera de 1999-2001) todavía tenga tanto dominio. Lanzó 76 envíos, no tiró ningún envío por encima de 90 millas y retiró de 1-2-3 solo una entrada, pero apeló a la experiencia de bordear siempre las esquinas y con ello silenció a la delirante afición del Latino más de una vez.
– El abridor de Industriales, Silvano Hechevarría, mantuvo serenidad y concentración durante los cinco inning que trabajó. Es de las promesas que tiene el pitcheo capitalino. Quizás se pecó de exceso de confianza al dejarlo abrir el sexto, teniendo a su «talismán» Rafael Perdomo, a quien hubo que acudir ya con hombres en base. El momento exacto para cambiar un lanzador puede definir un partido. Y este fue el caso. Sobre todo cuando no se tiene profundidad en cuanto a relevistas.
– Los errores no se amplifican siempre que no cuesten carreras o sean tan abominables como el cometido por el torpedero Roberto Acevedo en fly de Yoelkis Guibert en el séptimo. Los nervios traicionan en partidos como estos y no existe recetas para eso, solo jugar y jugar.
– Dedicarle un aparte a la afición. Muchos llegaron al Latino desde las 12:30 del mediodía y soportaron el sol, luego la lluvia, el viento, la alimentación cara y todo por un juego de béisbol. Cuando se tuvo la certeza de las 7 de la noche como hora de inicio, entraron más personas de los municipios cercanos y el Coloso del Cerro volvió a respirar con las congas tan disímiles del oriente y occidente, los coros de Leones y Avispas, la magia de los celulares para grabar un turno al bate decisivo o simplemente el niño que preguntaba a su padre: ¿Y siempre fue así la pelota en Cuba?
POSDATA: No nos referimos con detalles al partido Las Tunas-Matanzas, pues no lo pudimos presenciar. Un hit de oro de Aníbal Medina dio triunfo en el décimo capítulo tras un empate sensacional de Las Tunas en el noveno, permiten continuar este play off el sábado en el estadio Julio Antonio Mella, ahora favorable a los Leñadores tres sonrisas por dos sus rivales.