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Maceo y el Moncada

 

Damaris A. Torres Elers (Profesora titular de la Universidad de Oriente)

 

Las características y ubicación del cuartel Moncada, otrora Reina Mercedes en la segunda ciudad de importancia del país, propiciaron que fuera objeto de planes de ataques detonantes de movimientos insurreccionales por Antonio Guiteras Holmes en 1933 y Fidel Castro Ruz, junto a la Generación del Centenario, el 26 de julio de 1953. Sin embargo, no es muy conocida la vinculación de Antonio Maceo, Lugarteniente General del Ejército Libertador, con esa fecha y este recinto militar.

El 30 de enero de 1890, con el pretexto de vender algunas propiedades de su madre, Antonio Maceo regresó a Cuba. Luego de varias escalas en Santiago de Cuba, Baracoa, Gibara y Nuevitas, donde anunció aguardaran por su pronto regreso, pues pretendía y así lo reflejó en sus narraciones: “[…] revolucionar la Isla”.

El 5 de febrero arribó a La Habana, donde permaneció algunos meses y fue agasajado por diversas sociedades, gremios, patriotas y simpatizantes de la causa revolucionaria.

La muerte del capitán general Manuel Salamanca ocasionó la orden de regreso del general Camilo García Polavieja. Conocedor de las características de este jefe español Maceo decidió trasladarse a Santiago de Cuba, donde el ambiente era más favorable.

El Titán de Bronce llegó a Santiago de Cuba en la mañana del 25 de julio, día de Santiago Apóstol. Al siguiente, el de Santa Ana, durante una cena en casa de Francisco Fernández Rizo, en San Mateo no. 21, enmascarados por las festividades carnavalescas, se reunieron patriotas, entre ellos Guillermón Moncada y Quintín Bandera, aquí se presentaron planes insurreccionales como el de Urbano Sánchez Hechavarría, aceptado por el jefe mambí, por lo bien combinado, y así refirió en sus narraciones, consistentes en: “Tomar los cuarteles de Artillería, Mercedes, Príncipe Alfonso, Concha y el Morro, todos a una hora dada y por medio de la sorpresa”.

El plan aprobado pretendía levantar en armas la ciudad el 8 de septiembre, día de celebración religiosa en homenaje a la virgen de la Caridad del Cobre, en un ataque simultáneo y sorpresivo que sería apoyado por otras localidades orientales como El Cristo, Guantánamo, Jiguaní, Manzanillo, Bayamo y Holguín, el cual constituiría el detonante para la insurrección y posterior desembarco del general Máximo Gómez y otros jefes desde el exterior. La patriota Juana Francisca Bravo Mustelier relató al Generalísimo que en el año 1890 contribuyó a facilitar las reuniones y encuentros de Antonio Maceo con sus compatriotas, entre ellos la “conferencia reservada” con los generales Vicente Miniet y Francisco Leyte Vidal, a quienes condujo hasta el hotel donde se hospedaba y así desviar la constante vigilancia.

El 29 de julio en el restaurante La Venus, Maceo refutó las palabras de José Joaquín Hernández Mancebo acerca de que Cuba llegaría a ser “una estrella más en la gran constelación americana”, a la cual respondió: “Creo joven, aunque me parece imposible, que ese sería el único caso en que tal vez estaría yo al lado de… los españoles”.

El general Polavieja, que conocía de la influencia del jefe mambí entre los orientales y percibía condiciones favorables para el pronunciamiento revolucionario incentivado por su presencia ordenó su expulsión para impedir la consumación del movimiento. Así en la tarde del 29 de agosto le fue notificada a Maceo la orden de abandonar el país y al día siguiente junto a su esposa María Cabrales fueron expulsados de Cuba en el vapor Cienfuegos. Finalizaba así un nuevo intento conspirativo por la independencia.

Sesenta y tres años después Fidel Castro Ruz y más de un centenar de jóvenes de la Generación del Centenario, escogieron la ciudad santiaguera para iniciar el proceso revolucionario contra la dictadura de Fulgencio Batista, debido a sus condiciones favorables para la lucha. Para lograr sus propósitos decidieron el ataque de forma simultánea y sorpresiva a varias de las fortalezas otrora aprobadas por Maceo el 26 de julio de 1890; el cuartel Moncada (Reina Mercedes), hospital civil Saturnino Lora (Príncipe Alfonso) y el Palacio de Justicia (aledaño al cuartel de Concha). Este sería también el detonante, “el motor pequeño que echaría a andar el motor grande de la revolución”, que de igual manera pretendía el apoyo desde otras regiones del oriente cubano, como Bayamo.

Como Antonio Maceo, muchos de los combatientes llegaron a la ciudad el 25 de julio, día de Santiago Apóstol enmascarados por las tradicionales fiestas de carnaval que, además, encubrieron el traslado desde la Granjita de Siboney hacia el cuartel en la madrugada del 26 de julio.

El Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en el acto por el Centenario de la Protesta de Baraguá el 15 de marzo de 1978, expresó: “Nuestra generación recibió la herencia, el espíritu de todo lo que hicieron aquellas generaciones: la herencia de Céspedes y Yara, la herencia de Agramonte, Calixto García, Máximo Gómez, la herencia de Maceo”, entonces pensamos que hay coincidencia y continuidad.

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