Roberto Chile es un infatigable creador y un avezado promotor cultural, cuyo quehacer ha ido más allá del prestigioso ejercicio de la fotografía y el documental; sino también en la valoración y el reconocimiento de sus colegas que durante más de seis décadas han desempeñado una destacada labor en el difícil oficio del periodismo revolucionario.
El Premio Nacional de Periodismo José Martí a la obra de la vida (2019) dedicó “horas y días a indagar sobre la labor de estos profesionales de la prensa, muchos de los cuáles ya eran mis amigos, mientras a otros los conocí personalmente durante este ejercicio periodístico que considero útil, necesario e inconcluso. A todos, mi más sincera gratitud”.
De tal manera, conformó una galería virtual con imágenes de veinte fotógrafos, “que a lo largo de los años han puesto ojo, mente y corazón en sintonía, para perpetuar con infinita pasión, momentos cardinales del acontecer de los cubanos y enriquecer con sus imágenes al patrimonio visual de la nación cubana”.
Maestro apasionado que asimismo ha inspirado a varias generaciones de jóvenes con vocación para la realización de audiovisuales, Chile es uno de esos amigos que bien vale la pena cultivar. Sus extraordinarias fibras de sensibilidad humana y espiritual, trascienden entre quienes han tenido, y tienen, el privilegio de trabajar a su lado o de enriquecer sus conocimientos en el arte de captar la imagen en el desempeño del fotoperiodismo, el cual —ha dicho— “exige tesón; a veces temeridad; siempre sacrificio. Entregarse en cuerpo y alma a narrar con imágenes el tiempo que nos toca vivir: qué tarea más hermosa, útil y significativa; qué suerte la de esos hombres y mujeres capaces de pintar con luces, sombras y colores los sucesos más relevantes de la historia; qué magia esa la de eternizar la vida”.
Este respetado artífice inició sus estudios universitarios en Polonia, en 1973, a donde fue a estudiar Ingeniería Naval. Regresó a Cuba antes de concluir el segundo año por razones ajenas a su voluntad. En medio de ese repentino naufragio, matriculó en el Instituto Tecnológico Osvaldo Herrera y en dos años se graduó de técnico medio en Sistemas de Radio. Una vez terminado esos estudios, ingresó en el Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría(CUJAE) y en 1984, con 29 años, se graduó en Ingeniería en Telecomunicaciones. Experiencias que contribuyeron a forjar un recio dominio de una técnica que indudablemente reforzaron su vocación por la comunicación audiovisual.
“Si no entiendes una imagen, vuelve a mirarla. Si sigues sin entenderla, mírala otra vez. Si es mala, aunque la mires mil veces no te dirá nada. Si es buena, te hará reflexionar cada vez que la mires”, asevera Chile, quien ha tenido la posibilidad de reflejar los más diversos acontecimientos en numerosos sitios del mundo; buena parte de estos como integrante de las comitivas que durante más de 25 años acompañaron al Comandante en Jefe Fidel Castro en sus recorridos por Cuba y otros países, oportunidad que le permitió captar infinitos momentos que documentan el constante ejercer de la obra del máximo líder de la Revolución Cubana.
La galería que ahora exhibe y que se propone llevar a libro, es “un primer acercamiento a quienes a lo largo de los años han dedicado y dedican lo mejor de sí al fotoperiodismo”, suerte de homenaje a grandes profesionales como Alberto Korda, Raúl Corrales, Roberto Salas y Liborio Noval, , además de otras reconocidas figuras que, con notable éxito, desempeñan esta labor para diferentes medios, como son: Ismael Francisco, Ricardo López Hevia, José Tito Meriño, Juvenal Balán, Manuel Muñoa, Francisco Panchito González, Abel Rojas, Abel Padrón, Roberto Suárez, Gilberto Rabassa, Jorge Luis Sánchez, Enrique González ENRO, Omara García, Yaimí Ravelo, Roberto Garaicoa y José Manuel Correa.
Al decir del recordado historiador de La Habana, Eusebio Leal,“Roberto Chile ha sabido forjar una imagen singular, siempre digna y luminosa de Cuba. Sus imágenes conforman un universo de fe y espiritualidad, perceptibles para aquellos que, como él, son capaces de amar”.
Chile es autor de memorables documentales, desde que comenzó a incursionar en este género con su primera obra para la televisión titulada ¿Quién es Al Giddings?, la cual dirigió filmó y editó, para conseguir su primer Premio Caracol al mejor documental (1984); así como de valiosas realizaciones audiovisuales sobre diversos temas, dentro y fuera de Cuba, y promocionar la obra de acreditados maestros de la plástica insular como José Omar Torres, Roger Aguilar, Minerva López, Choco, Carlos del Toro, Roberto Fabelo, Pedro Pablo Oliva, Flora Fong, Zaida del Río y muchos más,quienes, aunque tenían una obra ya reconocida nacional e internacionalmente, no eran advertidos por el público cubano. Así vieron la luz más de 40 cortos que tuvieron un gran impacto en la teleaudiencia. Se transmitieron y proyectaron dentro y fuera de Cuba, en exposiciones y eventos artísticos y culturales.
Después vino la serie Alas con puntas, engendrada en la sentencia martianas “Las alas tienen punta, y cuando las tiendo, y rechazadas, vuelven a mí, en mí se clavan”, la cual se convirtió, dijo su autor, “en una inspiración, en un aliento, en una convicción…”; muestra expositiva y audiovisual en la que une su creatividad a la de veinte artistas de la plástica cubana e importantes músicos también cubanos, proyecto cultural del que se ha hablado y escrito ampliamente en nuestros medios periodísticos.
En su obra fotográfica, destaca el conjunto titulado Afrodescendientes-Guanabacoa-Cuba, que se presentó por vez primera en Casa América, Madrid-España, y posteriormente en la Fototeca de Cuba, el Museo Afro-Americano de California (CAAM), la Casa de la Cultura Municipal Rita Montaner (antiguo Liceo de Guanabacoa), y la Casa Patria Grande Néstor Kirchner, de Argentina, entre otros espacios expositivos de los Estados Unidos, como una oportunidad para ahondar en las raíces culturales cubanas a través del arte.
Se trata de un proyecto conformado en la actualidad por 90 fotografías en blanco y negro, que comenzó a gestarse por su propia iniciativa, a principios del año 2011, con el decisivo apoyo de su amigo Gabriel Navarrete, en el municipio habanero de Guanabacoa como parte del homenaje en Cuba al Año Internacional de los Afrodescendientes, declarado así por la UNESCO. Este trabajo, y el que le siguió después aún más abarcador, el proyecto SOMOS, plasman el arraigo a la herencia africana en nuestro país a través de un espectro de temáticas como la religión, la música, la danza, el trabajo y la vida cotidiana de nuestros afrodescendientes.
Su más reciente y sonado éxito lo obtuvo con su exposición Donde anida la poesía, Fotografías de Roberto Chile – Veinte poetas cubanos, exhibida en la galería El Reino de este Mundo, de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, a través de la cual se disfruta del mágico encanto que impera entre la poética de las imágenes tomadas por este maestro del lente y los poemas escritos, inspirados en estas, por prestigiosos bardos cubanos, simbiosis de la que emanan lazos en los que ambos elementos artísticos forman un bloque, al existir reciprocidad en los contenidos, las explicaciones e ilustraciones, al punto de complementarse hasta crear un universo propio sustentado entre la palabra poética y la imagen representada.
La muestra, auspiciada por el Fondo Cubano de Bienes Culturales y Ediciones Collage, con el apoyo del Banco Sabadell y el multimedio argentino Resumen Latinoamericano, igualmente contó con la coordinación de Rafael Acosta de Arriba y se erige como singular y estremecedor impacto en la contemporaneidad insular de la literatura y las artes visuales.
Esta colección fue recogida en el libro homónimo igualmente presentado en la centenaria institución capitalina con una impresión de lujo del sello Editorial Bachiller, de la BNJM, gracias al aporte de Luciano Méndez, español amigo de Cuba y de su cultura, a través del Banco Sabadell, de la ciudad y municipio de igual nombre en la provincia de Barcelona, comunidad autónoma de Cataluña.
Chile logra un total dominio de la cámara, tal pincel y lienzo ha convertido este artilugio en una herramienta imprescindible para expresar sus emociones. En sus imágenes interpreta la realidad para provocar al espectador, que amén de disfrutar de la belleza de las composiciones, se hace disímiles cuestionamientos, y crea –como en la pintura– sus propias narraciones de las que se derivan preguntas y reflexiones que aquilatan la comunicación e interrelación de la fotografía con cada individuo.
Indudablemente, una de las características más sobresalientes en sus trabajos radica en la síntesis, en el interés por eliminar los elementos que distraen al observador del mensaje que pretende trasmitir en cada instantánea. De tal modo, su lenguaje “a veces sin palabras” provoca emociones y sensaciones estimuladas por la energía de los discursos visuales, muchos de los cuales devienen símbolos de la cultura, la historia y la sociedad cubanas; amén de sus trabajos sobre acontecimientos relacionados con la Revolución y nuestra cultura.
La trascendencia de este artista del lente igualmente está fundada en sus valores espirituales, en su sentido de solidaridad y reconocimiento al prójimo, en su infinita fe y en su profundo amor y convicción en el legado del ideario martiano.