Cargando...No es tan alta como uno puede imaginar cuando se le ve en acción sable en mano. Todo en ella desprende naturalidad. Su desplazamiento, su valentía, su absoluta entrega por la esgrima.
Pero al sentarse en una de las tribunas del Coliseo de la Universidad de El Salvador la conducta de Leidis Veranes es mucho más calmada de lo que acabamos de observar en la final del sable individual de los Juegos Centroamericanos y del Caribe San Salvador 2023.
“Es parte del deporte, entregarse y luchar por la victoria. Afortunadamente ganamos el oro”, asevera con una perfecta sonrisa y un ligerísimo movimiento de su peinado afro con trenzas multicolores.
“La competencia fue exigente desde el inicio. Las muchachas que vinieron acá querían el título. Hemos superado muchas cosas. La verdad es que combatí sabiendo lo necesario que era una medalla”.
Se toma una pausa. Saluda a algunos atletas cubanos que pasan frente a nosotros y prosigue.
“Cuando uno se ve en el podio comprende que el entrenamiento diario y los esfuerzos valieron el sacrificio. Hay que seguir adelante. Prepararse y soñar en grande.
“Al ganar uno siempre piensa con razón en la familia, los amigos y el país. En mi caso debo agradecer también a mis preparadores y compañeros de selección, su apoyo resultó fundamental”, apunta con la misma sonrisa con que se inició nuestro diálogo.
Leidis Veranes baja lentamente las tribunas. Se pierde en las entrañas del Coliseo de la Universidad de El Salvador y minutos después se presenta en la premiación. Sobre el podio la noto más alta, incluso más bella.
Suenan las notas del himno nacional y lo entona orgullosa y feliz. En ella Cuba tiene filo del bueno y para rato. La esgrima le agradece el único título antillano en estas tierras, quizás nuevas entrevistas le esperen en otras páginas de periódicos.
