La tercera edición del libro Solidaridad sin fronteras, publicado por la casa editorial latinoamericana Ocean Sur, fue presentado hace unos días en la sede del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), con la asistencia de directivos de la institución de amistad, miembros de organizaciones de masas, juveniles y estudiantes de otras nacionalidades que se forman en Cuba.
El Doctor en Ciencias Históricas, René González Barrios, director del Centro Fidel Castro Ruz, hizo la presentación especial de la edición. Comenzó explicando que en la historia de la Revolución cubana, la solidaridad y el internacionalismo son bastiones principales de su política y la cultura, “Fidel fue un hombre que bebió de la historia de nuestro país, en ella se encontraban los basamentos de su cultura política e ideario revolucionario, sobre todo en la de las guerras de independencia del siglo XIX, en ellas encontró las raíces de la solidaridad cubana”.
Cuba, dijo, aportó su granito de arena a la independencia americana cuando cubanos fueron a buscar la ayuda de Bolívar para lograr la independencia de nuestra Isla y otros fueron hacia México, en este último país apoyaron al pueblo mexicano contra las invasiones norteamericanas.
“Después durante las guerras de independencia vinieron a Cuba extranjeros que se convirtieron en grandes protagonistas de estas gestas como Máximo Gómez principal exponente de la solidaridad por la independencia cubana”.
Carlos Manuel de Céspedes había vaticinado que Cuba hacía la guerra por la independencia para tender la mano amiga y generosa a los demás pueblos del mundo. José Martí dejó dicho que la independencia de Cuba se hacía también para evitar el expansionismo norteamericano sobre América, y para ayudar y auxiliar la de Puerto Rico, explicó González Barrios en su presentación.
Al hacer un recuento de la impronta de Fidel, el historiador recordó que en su juventud leyó sobre la Guerra Civil Española, asumió la libertad de Puerto Rico como propia, siguió los acontecimientos en República Dominicana, y en 1947 se enroló en la expedición de Cayo Confites para pelear contra la dictadura de Leónidas Trujillo; en 1948 lo sorprendió en Bogotá el asesinato de Eliécer Gaitán y tomó las armas junto al pueblo colombiano contra los militares golpistas.
Asimismo, cuando triunfó la Revolución cubana, en enero de 1959, puntualizó que Fidel fue a Caracas a rendirle honores a Bolívar y al pueblo venezolano que había apoyado la causa de los rebeldes cubanos.
En otro momento de su intervención significó el apoyo de Cuba a los movimientos de liberación en Nicaragua y República Dominicana. Citó como ejemplo, el terremoto en Chile de 1960, para el cual el pueblo cubano recolectó recursos y se envió una pequeña brigada médica. Luego, en 1961, cuando Cuba fue víctima de la agresión por Playa Girón, los chilenos hicieron mítines solidarios y se brindaron para venir a combatir contra la invasión mercenaria.
González Barrios abundó en el impulso total de Cuba al proceso de descolonización de Asia, África y América Latina; con especial detenimiento en 1975, cuando ocurrió la mayor misión internacionalista cubana, la Operación Carlota en Angola. “Jamás Cuba fue a ningún país sin la solicitud previa de las autoridades de esos países o los movimientos de liberación nacional”, puntualizó.
Otra bonita huella dejada en este tema de solidaridad, contó el director del Centro Fidel Castro ocurrió en 1976. El entonces presidente de Angola Agostino Neto, le pidió a Fidel una escuela para preparar a muchachos angolanos en Cuba, que luego pudieran enfrentar el futuro de su país, lo cual se creó en la Isla de la Juventud. Tiempo después el presidente de Mozambique Samora Machel se enteró y también le pidió una para sus jóvenes. “Actualmente muchos de aquellos muchachos hoy son ministros, diplomáticos, científicos, personalidades de la vida cultural”, destacó.
Finalmente, el historiador rememoró la desaparición del campo socialista, momento en el que Cuba perdió el 75% de su comercio exterior y la situación económica era crítica. En medio de eso ocurrió la tragedia de Chernóbil y se aceptó la idea del Comandante en Jefe de convertir el Campamento de Pioneros de Tarará en una clínica internacional para atender a las víctimas del accidente nuclear.
Fidel siempre hizo hincapié en el valor que ha tenido la solidaridad de los pueblos en la consolidación del proceso revolucionario cubano, y resaltó siempre la ayuda de la Unión Soviética, que nos ayudó a salir de momentos difíciles y nos abrió las puertas para la preparación profesional de los hombres y mujeres que traerían a Cuba el desarrollo.
“En esta historia solidaria nuestro pueblo ha dado una lección ejemplar de desprendimiento, no ha dado al mundo lo que le sobra, los cubanos han compartido lo poco que tienen con el resto de los pueblos del mundo”, concluyó González Barrios.
Por su parte, Fernando González Llort presidente del ICAP, agradeció a David Deutschmann presidente de OceanPress /Ocean Sur, presente en la actividad, la posibilidad de contar con una obra como esta.
Asimismo, se refirió a las jornadas de solidaridad con Cuba de los últimos días en diferentes partes del mundo, que culminaron con una demostración frente a la Casa Blanca en rechazo a la política agresiva del Gobierno estadounidense contra la Isla, por eso, en nombre del ICAP transmitió el agradecimiento a los amigos, que aunque se expresan permanentemente, en estos días alzaron más alto sus voces exigiendo que se retire a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo, y que se ponga fin al bloqueo económico, comercial y financiero.