Dianelys Pérez, Lisbet Hernández y Adianez Martínez tienen varias cosas en común. Sin embargo, aquí ya se les conoce como las tres niñas lindas, armadas y peligrosas.
Sin tanto ruido las tres cincelaron una proeza. Casi en silencio al menos para la prensa cubana. Sorprendidas, pero felices con tan formidable resultado.
Dianelys y Lisbet casi desaparecieron. La felicidad es así, después nos dijeron que se estaban alistando para la disputa individual, en la que Dianelys perdió el oro por milésimas de puntos (449.60) ante la boricua Yarimar Mercado (450.20).
Adianez “pagó” la pérdida de sus compañeras. Sola y tecleando en un móvil con la facilidad y claridad con que dispara conversó sobre un resultado que ya circula por la Villa y sus alrededores.
“Nos parece que estamos soñando. Para eso entrenamos. Les confieso que es mi primera competencia internacional y también la primera medalla, así que imagínense”, apunta mientras se acomoda el pelo y guarda su teléfono móvil.
“La competencia la llevamos bien. Hubo nervios y ansias, pero al final contentas. En la línea de tiro es imposible comunicarse. Cada una en lo suyo: apuntar justo y disparar mejor”.
Adianez ya sueña en grande. ¿Será el ímpetu de su juventud o la seguridad que da el triunfo? Piensa en los Panamericanos de Chile y más.
“En casa todos contentos. Me felicitaron y locos porque regrese, hay que festejar. Pues este logro es inolvidable”.
Nos marchamos comentando un montón de cosas, estos Juegos son así. En algo sí coincidimos todos. Cuba tiene muchas cosas preciosas, incluidas tres niñas lindas, armadas y peligrosas.