La tarde-noche del 25 de junio, con un calor fuera de la piscina más de lo deseado, esta ondina guantanamera reivindicó a la natación cubana, en especial a nuestras muchachas, con un título en los 200 metros libres que tan solo sus brazos hinchados del esfuerzo, sus zambullidas constantes tras saberse campeona y la alegría desbordada mirando al cielo y a su compañera Andrea Becalli (bronce histórico por su juventud) valían la pena para cronicar.
Los entendidos de las marcas podrán hacer los análisis posteriores. El valor de este oro es inmenso. Desde 1998 hasta la fecha solo Hanser García (conocido como el Pollo) con un cetro en Veracruz nos había regalado similar premio. No soy dado a las comparaciones, pero siempre recuerdo a un viejo entrenador cubano que me dijo un día: hay nadadores que tienen que ir a la piscina y otros tienen que ir a entrenar.
Por lo tarde no supe de sus primeras declaraciones. Luego escuché que habló de su entrenadora María Luisa Mojarrieta (Lulú) y de su familia y todos los que lo apoyaron. Ese agradecimiento con sencillez vale tanto como el oro de su pecho. No obstante, prefiero quedarme con esa risa de oreja a oreja, con esas manos levantando agua de la piscina y con ese grito de Síiiiiii que, al menos los amantes de la natación, tuvimos que esperar un cuarto de siglo para escucharlo de nuevo de una nadadora. ¡Felicidades!
Acerca del autor
Máster en Ciencias de la Comunicación. Director del Periódico Trabajadores desde el 1 de julio del 2024. Editor-jefe de la Redacción Deportiva desde 2007. Ha participado en coberturas periodísticas de Juegos Centroamericanos y del Caribe, Juegos Panamericanos, Juegos Olímpicos, Copa Intercontinental de Béisbol, Clásico Mundial de Béisbol, Campeonatos Mundiales de Judo, entre otras. Profesor del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, en La Habana, Cuba.