No hay medallas malas ni buenas, como tampoco victorias y reveses que no encuentren matices y hasta justificaciones. Pero la segunda jornada de los XXIV Juegos San Salvador 2023 dejó para Cuba una plata impresionante del equipo masculino de gimnasia artística, tres oros imprescindibles para nuestros judocas y la primera decepción del equipo de béisbol.
Muchas más actividades y resultados hubo para cronicar, pero lo de los gimnastas va clasificando ya, para este periodista, como la primera gran revelación de la delegación. De los cinco muchachos en competencia, solo uno tenía experiencia en estas lides (Alejandro de la Cruz), el resto era debutante: Diorges Escobar, José Carlos Escandón, Pablo Harold Pozo y Yohendry Villaverde.
Tenían como techo a imitar la plata por equipos en Barranquilla 2018, pero ese propósito contaba solo para ellos, pues no son parte todavía de una generación madura y con palmarés mundial como la de hace un lustro. Pero no solo reeditaron el segundo puesto, sino que estuvieron a punto de coronarse, pues la diferencia con México fue del clásico fotofinish en gimnasia. 232,950 por 231,400.
Con esta actuación y viendo la calidad de los rivales que se han dado cita en San Salvado, la ansiedad puede permitir soñar con al menos tres doradas en las pruebas individuales. La tropa de Ezequiel Valera está bebiendo de la tradición cubana y del coraje que implica salir casi de lo desconocido a conquistar un certamen como este.
Del judo sobra decir que el trío de campeones hace feliz al más aventurado conocedor, pues Arnaes Odelín (57 kg) y Orlando Polanco (66 kg) eran candidatos a ese lugar en el podio; en tanto Yurisleydi Hernández (52 kg) supo tomar la batuta a última hora de su división y se anotó una corona que recordará por siempre.
Pensar en ocho monarcas, tal y como acontenció hace un lustro en la cita colombiana, no parece quimera, sobre todo cuando restan «nuestros pesos pesados» en cuanto a medallas: Maylin del Toro, Magdiel Estrada, Iván Silva, Kaliema Antomarchi, Andy Granda e Idalis Ortiz. ¿Y no habrá más sorpresas como Yurisleydi? Claro que sí.
Por supuesto, la derrota del béisbol ante México 4-0 no hubiera cargado el calificativo de deuda si no fuera por la forma en que se perdió. Sequía ofensiva (apenas dos hits), rotación de lanzadores inefectiva (seis pítcheres para siete entradas y a cuatro le hicieron carreras) y otra vez el fantasma de que los más consagrados no tiran del carro colectivo.
Parece fácil el torneo, pero el sistema de clasificación casi te deja sin muchas opciones de discutir el título si pierdes dos juegos, pues solo el primero y el segundo en la ronda eliminatoria chocarán por el cetro. Y aún quedan escuadras por enfrentar que nos conocen bien y algunas hasta nos han dominado en eventos recientes como Puerto Rico, Venezuela y República Dominicana.
Cambios de alineación temprano, más nervios para un staff de pitcheo que desde el principio identificamos como lo más débil del conjunto, y la lógica adaptación a siete entradas pueden pasar factura si no asumimos las enseñanzas del revés contra los mexicanos.