En la Sesión Constitutiva de la X Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, efectuada 62 años después de la Victoria de Playa Girón, nuestro Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, denunció que «el poderoso vecino sigue siendo generoso con los “prestados” para destruir la Revolución, y cada año destina decenas de millones de dólares a quienes se ofrecen a subvertir el orden interno en Cuba, ya sea de modo personal o vía internet».
Ni un solo día de estos últimos años hemos dejado de sentir los golpes de esa guerra no declarada contra la economía y la sociedad, contra la vida cotidiana y los sueños de progreso de la nación, refería Díaz-Canel.
Washington confía en la crueldad del bloqueo, en sus campañas de odio, en su arsenal de mentiras, en el empleo de las redes sociales digitales como arma de exterminio masivo contra los valores, ideales y principios revolucionarios; en la ignominia de incluir a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo para estrangular a la sociedad cubana y a su gobierno, al que trata de aislar y descalificar con su falaz campaña de «Estado fallido».
El mismo imperio que nos negó el oxígeno para salvar vidas durante la COVID-19, y que promovió las revueltas callejeras violentas del verano de 2021, junto a la misma mafia terrorista a la que ha pagado durante más de seis décadas, se propone ahora fabricar un mundo irreal y largamente ansiado, mediante noticias falsas, la tergiversación, la manipulación y la agresión permanente con supuestos hechos o situaciones en el espacio virtual, para denigrar de los pilares y conquistas revolucionarias, entre ellas la seguridad ciudadana y el orden interior, así como contra quienes la defienden.
Decenas de mentiras diarias o magnificación de hechos delictivos, envueltos en grotesca crónica roja para ofrecer al mundo y a los millones de usuarios de las redes una imagen destructiva de nuestra sociedad, desbordan los sitios anticubanos pagados con los millones de dólares del Departamento de Estado, los servicios especiales norteamericanos y sus agencias subversivas con fachada «democrática».
Montados en guiones manidos para arremeter contra el respeto a los derechos humanos en Cuba, tratan de demonizar a los miembros del Ministerio del Interior, y con más énfasis arremeten contra la Policía Nacional Revolucionaria, el arma moral y cívica que sustituyó en 1959 a los corruptos y sangrientos verdugos de los cuerpos policiales de la tiranía batistiana, que ahora esos mismos medios digitales tratan de reivindicar como época de glamour y prosperidad, obviando los miles de víctimas mortales, los males y vicios generados entonces.
Mientras algunos denominados «influencers» radicados en territorio de Estados Unidos, encapuchados o sin máscaras, llaman impunemente, por los medios alternativos digitales de la cia, a atentar contra la policía, autos patrulleros y unidades, un diluvio de otras convocatorias y difamaciones tratan de sembrar la matriz de opinión de una creciente inseguridad, desestabilización e impunidad en el país.
En los primeros meses del año se han detectado más de 240 convocatorias o incitaciones de ese tipo en las redes digitales.
Las calumnias y el intento de sembrar la desconfianza en las fuerzas del orden se estrellan a cada minuto con cada acción heroica o altruista que día y noche protagonizan los miembros de la Policía Nacional Revolucionaria y demás combatientes, en estrecha vinculación con el pueblo, con entrega personal, sacrificios, valentía, moral combativa y firmeza. Ello se realiza pese a la compleja situación económica generada por el bloqueo genocida y la política de asfixia del gobierno de los EE. UU., que impacta en la vida de todos, en especial de quienes cumplen misiones lejos de sus seres queridos y pasan meses sin poderlos visitar o atender.
Las fuerzas del Ministerio del Interior encargadas de prevenir, enfrentar el delito y garantizar la tranquilidad ciudadana no están de brazos cruzados, por el contrario, desde el inicio de la pandemia no ha habido descanso, como ha sido a lo largo de su historia de casi 65 años. Su aporte deja huellas en todos los frentes de batalla por la vida, la paz y el bienestar común.
Nuestro pueblo lo reconoce y se siente seguro con la presencia de las fuerzas del orden, a las que apoya y respeta por su carácter humano, humildad y vocación de servicio público.
Han sido precisamente hombres y mujeres del Minint los protagonistas de las más de 11 500 acciones de prevención y enfrentamiento contra el delito en lo que va de 2023, en las que más de 12 000 individuos fueron imputados por ser comisores de diversas modalidades delictivas, siendo puestos a disposición de los tribunales los implicados en hechos de mayor gravedad y connotación.
No hay pasividad ni impunidad. Los hechos violentos que han ocurrido y son descaradamente magnificados o manipulados por sitios digitales enemigos, constituyen el 8,5 % del total de delitos registrados en lo que va de año, y el 60 % de los autores fueron detenidos e imputados. Sin embargo, en los casos donde resultan fallecidas personas o se utilizan armas de fuego, los niveles de esclarecimiento son superiores al 90 %. El sistema de enfrentamiento está activo las 24 horas, y no se descansa hasta el esclarecimiento, la detención y el procesamiento de los autores, con una participación protagónica del pueblo.
En el empeño de defender la tranquilidad ciudadana y el orden interior, de conjunto con la Fiscalía General de la República, el Tribunal Supremo Popular y otras entidades gubernamentales, las organizaciones de masas y sociales, en todos los municipios del país se realizan acciones preventivo-profilácticas con personas que, con su conducta, irritan a la comunidad, son proclives a la comisión de hechos delictivos o por relacionarse con elementos antisociales o delincuenciales, con el objetivo de modificar oportunamente esos comportamientos.
Pese a la complejidad del enfrentamiento y a las causas y condiciones que propician los delitos contra el ganado, el Ministerio del Interior ha actuado contra más de 2 400 personas involucradas en ese tipo de hechos en el actual año. Con respecto a igual etapa de 2022, casi se ha duplicado el ingreso a prisión por estos delitos, muestra de una mayor respuesta, aunque siga siendo un desafío para las fuerzas especializadas y las entidades afectadas.
La intención y los esfuerzos de nuestros enemigos por destruirnos y hacernos la vida cada vez más difícil, en medio de la compleja situación socioeconómica que han generado con sus crueles políticas de asfixia, a la vez que estimulan a la comisión de delitos y a los delincuentes a que actúen contra el Gobierno revolucionario, nos alertan de la necesidad de incrementar la vigilancia y las medidas preventivas entre todos los factores de la comunidad y la sociedad en general, así como de informarnos por los medios fundamentales de comunicación, y no caer en la trampa de las campañas de odio y tergiversadoras.
La fabricación, desde el espacio virtual, de un presunto escenario de inestabilidad, desconfianza e inseguridad es cada vez más priorizado en los planes subversivos del enemigo. Al mismo tiempo, lo estimula en la vida real de las formas más disímiles, incluso con sus medidas coercitivas que no disimulan este propósito y la intención de desacreditar el prestigio internacional de Cuba como destino turístico seguro, para golpear una de las principales fuentes económicas del país.
Los indicadores delictivos de Cuba no tienen nada que ver con los comportamientos o tendencias mundiales del delito y la delincuencia.
De acuerdo con el Informe sobre las tendencias de la delincuencia a escala mundial-Interpol 2022, los delitos transnacionales y las redes delictivas evolucionan a un ritmo sin precedentes en todo el mundo, con manifestaciones descontroladas en muchos de ellos. Cinco ámbitos dominan el panorama de las amenazas de la delincuencia a escala global: el terrorismo, el tráfico ilícito (drogas, de migrantes y trata de personas), delincuencia organizada, los ciberdelitos (estafas por internet) y los delitos financieros o la corrupción.
Ningún país escapa al impacto del delito transnacional, pero los registros de Cuba –pese a la difícil situación en que se enfrentan como consecuencia del bloqueo y la política hostil de ee. uu. por privarnos de los recursos necesarios para ello– son significativamente inferiores en todos los ámbitos.
Múltiples son las amenazas y desafíos que afronta el país para hacer frente a las tendencias mundiales y a las realidades internas.
La mayoría de las organizaciones de masas y sociales revolucionarias, al igual que el Ministerio del Interior, nacieron en situaciones de agresión similares a las actuales, y entre todos, encabezados por nuestro Comandante en Jefe, el General de Ejército y nuestro Partido, convirtieron en conquista irrenunciable la seguridad ciudadana.
La necesidad de defenderla al precio que sea necesario, nos llama nuevamente al combate, unidos, firmes y con la fuerza del pueblo, tanto en el espacio físico como virtual, con inteligencia, argumentos y las armas que sean necesarias, pero sobre todo con la fuerza moral y el ejemplo de los líderes históricos de la Revolución, quienes nos enseñaron que «la guardia revolucionaria no se descuidará jamás».