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Grupo de los 77 más China: lo diverso no debe ser debilidad sino fuerza

Por: Alina Perera Robbio

Alguien puede recordarnos la consabida verdad de que se precisa hurgar en la historia para comprender presente y futuro, y puede que no le prestemos toda la atención necesaria. Si en cambio lo afirma un diplomático de larguísima data como Abelardo Moreno Fernández -si se trata de abordar la trascendencia que reviste la presidencia cubana del Grupo de los 77 más China-, las palabras adquieren renovado y atractivo sentidos.

Foto: Estudios Revolución

“Hablemos un poco de la historia del Grupo”, propone este interlocutor que tuvo, nos contó, “el enorme honor, acompañando al compañero Ricardo Alarcón” de Quesada -entonces embajador de la Isla ante la Organización de Naciones Unidas-, de estar “entre los dos primeros cubanos que participaron en una reunión del Grupo de los 77”.

Ese Grupo -detalló Abelardo al equipo de prensa de la Presidencia de Cuba, al referirse al tema por el cual lo abordamos- es el mayor en número de miembros que existe en el marco de las relaciones multilaterales. Fue ese el inicio de una explicación ofrecida en un español impecable, que no podía ser menos en la voz de un embajador extraordinario y plenipotenciario, un representante del país caribeño ante la Organización de Naciones Unidas, un negociador nato, el vicecanciller cubano que por mucho tiempo ha permanecido en el cargo, y el asesor, hoy, del ministro de Relaciones Exteriores.

Valga recordar, antes de entrar en materia, que Abelardo Moreno comenzó a trabajar en el Ministerio de Relaciones Exteriores en julio de 1961, con solo 16 años. Su estreno coincidió con la visita de Yuri Gagarin a Cuba, y su primera tarea, desde la dirección de Protocolo, fue atender al cosmonauta. Ha llovido mucho, y el experto diplomático tiene bastante que contar.

Los inicios

“Ese Grupo empieza a conformarse, aunque aún de manera muy incipiente, en diciembre de 1961, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas aprueba una Resolución para constituir lo que se denominó Decenio de las Naciones Unidas para el desarrollo”, explicó el experto.

“Ahí empezaron -añadió- las consultas por parte del Secretario General de la ONU, con una serie de países, para ver qué se podía hacer con vistas a propulsar ese Decenio de las Naciones Unidas para el Desarrollo”.

Las resoluciones que se aprobaron a raíz de las consultas, “dieron luz a que se creara la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo”; y eso dio lugar a un Comité Preparatorio, “en el cual setenta y cinco países subdesarrollados que participaban en las tareas de las Naciones Unidas en esa época, comenzaron a actuar de conjunto. Y ese fue el primer fermento de lo que después sería el Grupo de los 77”.

Al final de esa Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, enunció Abelardo Moreno, “los 75 aquellos -que ya no eran setenta y cinco, que ya eran 77- elaboraron un comunicado que trataba de definir qué cosa era el Grupo y cuál era su motivación”.

El Grupo, según expresaba el comunicado, se comprometía a mantener, fomentar y fortalecer la unidad con miras al futuro. Y para tal propósito hacía alusión a adoptar todos los medios posibles para incrementar los contactos y consultas entre los miembros.

Dos palabras -comunes y conjuntos-marcarán la pauta en la historia del Grupo de los 77. En tal arista el asesor del Ministro de Relaciones Exteriores pidió que pusiéramos atención. Y seguidamente volvió al comunicado al que había hecho referencia, y en el cual quedaba explícito que los arreglos específicos para los contactos y consultas debían ser estudiados por los representantes gubernamentales durante el decimonoveno período de sesiones de la Asamblea General de La Habana.

Lo común entre todos los países, y así lo afirma dicho comunicado, es que todos, en relación con el mundo desarrollado, eran naciones dependientes, no interdependientes. Por su importancia, Abelardo subrayó una de las ideas del texto: “Cada una de nuestras economías se ha desarrollado como un subproducto y una subsidiaria del desarrollo en el norte industrializado, y está orientada hacia el exterior. No somos los principales impulsores de nuestro propio destino. Nos avergüenza admitirlo, pero económicamente somos dependencias, semicolonias en el mejor de los casos, no Estados independientes”.

El horizonte se dibujaba entonces como la necesidad de completar la liberación de los países del tercer mundo, en relación con la dominación exterior: “Fíjense en lo importante que es esa Declaración -nos dijo Abelardo Moreno Fernández-, donde presentan ya credenciales de qué cosa es lo que somos, de qué cosa era el mundo: Somos dependientes, somos semicolonias, y eso guiará la actuación del Grupo de los 77 durante sus primeros años de existencia”.

En 1964, en el seno del Movimiento de los Países No Alineados y al finalizar la primera sesión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), se crea el Grupo de los 77. Primero lo conformaron 77 países en desarrollo. Con el tiempo, aunque se mantuvo el nombre del mecanismo intergubernamental, se fueron sumando naciones hasta hacer la cifra, hoy, de 134 en representación de América Latina, África, y el sur de Asia. En 1992 se sumó China, país que participa y colabora de manera externa.

Carta de Argel

La acción política más destacada del Grupo en sus momentos fundacionales es, según apuntó Abelardo Moreno, “la aprobación del documento que se conoce como Carta de Argel, que fue aprobada por el Grupo de los 77 en octubre de 1967. La intención de esta primera Declaración era definir cuál era el programa de acción del Grupo”.

En dicha carta quedó delineado que el programa de acción “consistía en imprimirle un nuevo impulso a las negociaciones Norte-Sur. Pero fíjense, es importante esto: Siempre, dentro del sistema imperante. No se planteaba una modificación de ese sistema de Estados patrones y Estados dependientes”.

“Unos cuantos años después, a comienzos de la década de 1970, se produjeron determinados hechos, determinados avances que desembocaron en un cambio en la actitud de ese Grupo. Ya el proceso de descolonización había avanzado; se había consolidado la independencia política de un número importante de nuevos Estados. Todos los esfuerzos internacionales y regionales en pro del desarrollo habían fracasado, habían resultado decepcionantes; y dentro del Grupo de los 77 comenzaron a manifestarse dudas sobre la preservación del modelo de desarrollo imperante”.

El experto diplomático comentó que “los miembros del Grupo empezaron cada vez a tener mayor conciencia de que las instituciones del sistema económico que imperaba en ese entonces, habían sido creadas por los países capitalistas desarrollados para satisfacer sus propios intereses, y por ello las necesidades, las condiciones especiales de los países subdesarrollados se habían ignorado olímpicamente y estos permanecían en una situación de pobreza y dependencia; por tanto empezaron a percatarse de que era necesario realizar cambios fundamentales en el sistema económico internacional, para crear un marco propicio para el desarrollo, y sentar las bases para una verdadera independencia económica”.

El establecimiento del nuevo orden económico internacional, “luego de haber sido propuesto por el Movimiento de Países No Alineados, se convirtió, en aquel tiempo, en el principal objetivo del Grupo de los 77”.

Limitaciones y desafíos

A pesar de la voluntad que se manifestó en el momento de aprobarse la Declaración y también del programa de acción para el establecimiento del nuevo orden económico internacional, persisten y han persistido, durante muchos años -tal cual valoró Abelardo Moreno-, grandes limitaciones y muy serios desafíos.

Nada es fácil para la agrupación de Estados más grande del planeta, para ese “grupo dispar y diverso, en el que confluyen varias ideologías y diferentes visiones del mundo”, como lo ha descrito el diplomático cubano.

La propia naturaleza del mecanismo intergubernamental “ha contribuido a que, en las últimas décadas, al Grupo le resulte difícil llegar a acuerdos sobre los problemas más acuciantes, y que sus decisiones se basen en los mínimos; o sea, en los mínimos que se pueden alcanzar y no en la verdadera solución de los problemas centrales y raigales que afectan a sus integrantes”.

“Hay varios factores que han incidido en esta situación. Históricamente se ha podido constatar que los intentos de desarrollar un verdadero diálogo Norte-Sur habían fracasado”. Ha sido Estados Unidos, afirmó el asesor del Ministro de Relaciones Exteriores, “el principal valladar en bloquear los objetivos del Grupo de los 77 de desarrollar un diálogo Norte-Sur fuerte, que resolviera problemas concretos”.

En su opinión, así fueron las cosas porque el país norteño pretendía que cualquier decisión que se tomara pasase primeramente por el Fondo Monetario Internacional y por el Banco Mundial, y que además tuviese como basamento las recomendaciones de esos organismos que constituían y constituyen una arquitectura financiera que responde a los intereses del mundo occidental.

“Esta falta de progreso en el diálogo Norte-Sur llevó a que el Grupo de los 77 empezara a centrarse cada vez más en la cooperación Sur-Sur, que no podía ser neutralizada directamente por los países industrializados de occidente”.

La cooperación Sur-Sur, sin embargo, “encontró muy serios obstáculos”, según análisis de Abelardo Moreno, quien hizo referencia a tres de ellos en tanto han sido fundamentales: primeramente, se propuso por parte de Estados Unidos, del Grupo de los Siete, y también de algunos tanques pensantes del pensamiento neoliberal, “que había que hacer desaparecer a la UNCTAD porque era un instrumento en manos del Grupo de los 77; y no solo eso: que había que hacer desaparecer a la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial”.

“El segundo elemento que dificultó avanzar en el marco de la cooperación entre los países en desarrollo fue la herencia colonial que había provocado la consolidación de una división internacional del trabajo, centro-periferia, y la consiguiente brecha tecnológica en los regímenes internacionales monetario, financiero, comercial y de asistencia al desarrollo, que beneficiaban a los países del Norte”.

Un tercer obstáculo, tampoco menor, estuvo en la falta de infraestructura de comunicación, infraestructura de financiación, de dinero para realmente promover una relación comercial y de otro tipo, en el plano Sur-Sur. “Esta situación, reflexionó el experto, “golpeó con mucha dureza al Grupo de los 77”.

Hubo “otro factor que también ha desempeñado un papel importante en que el Grupo de los 77 no haya cumplido todos los objetivos que se propuso, y es la creación de subdivisiones”. Ciertamente, ha dicho el diplomático, “reflejan realidades, pero como quiera que sea son subdivisiones; por ejemplo, se ha creado un grupo de los países menos desarrollados, otro grupo de países insulares, otro de los países sin litoral, otro de los países subdesarrollados con costas bajas, y así se ha ido atomizando al Grupo”.

“Obviamente todos esos países existen, y todos tienen problemas particulares, eso es cierto; pero la existencia de esos problemas particulares hace muy difícil que en el Grupo se puedan aprobar posiciones que sean de importancia y de utilidad para todos y no para un grupo determinado”.

La capacidad numérica del Grupo de los 77 ha constituido, al decir de Abelardo Moreno, una fortaleza: En la década de los setenta y en la mayor parte de los ochenta del siglo XX -subrayó el diplomático- esa cualidad, bajo el influjo de los países No Alineados, hacía posible que el mecanismo intergubernamental fuera capaz de “imponer cualquier decisión; incluso en Naciones Unidas se le llamaba la aplanadora, porque en realidad, cuando los países del Grupo de los 77 decidían actuar unidos, eran como una aplanadora”.

Un interesantísimo informe

“Yo quisiera que ustedes conocieran un interesantísimo informe, ya desclasificado, elaborado por la Oficina de Inteligencia e Investigación, del Departamento de Estado de los Estados Unidos, que dice que los países en desarrollo se han convertido en una fuerza poderosa en la ONU, y las frecuentes posiciones antioccidentales de ese Grupo son una preocupación creciente para los legisladores estadounidenses”.

Según contó el experto en relaciones internacionales, el análisis anterior hizo que el propio Departamento de Estado enviara a sus embajadas una instrucción donde se hablaba sobre la existencia de oportunidades de impedir la aplicación automática de la mayoría en las votaciones, a través de:

Que se adopten posiciones intermedias o que se consideren equitativas o razonables.
Trabajando con países afroasiáticos seleccionados, convenciéndolos de que determinadas posiciones son de interés para ellos.
Alentando el reconocimiento de que el éxito de los programas de desarrollo depende de la cooperación continua de los países donantes.
“Si eso no es una amenaza -dijo Abelardo Moreno-, yo quiero que alguien me explique qué cosa es una amenaza. Estas acciones tuvieron éxito; y se vio cómo, de manera creciente, el consenso se convirtió en la fórmula deseada para la adopción de decisiones económicas en el marco de las Naciones Unidas. Les confieso que fui testigo de esa tendencia”.

Retos de Cuba como Presidente pro Tempore

De enormes ha calificado el experto diplomático a los desafíos que Cuba ha tenido que enfrentar para presidir el Grupo de los 77 más China en las complejas circunstancias actuales.

“La gestión cubana, liderada por el presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, tiene durante todo este año -ha dicho Abelardo- un panorama difícil, marcado por la crisis generada por la COVID-19, los conflictos bélicos y sociopolíticos internacionales, el déficit de materias primas y de bienes de consumo, el incremento en el precio de los alimentos; y aun así, dentro de este contexto tan desfavorable, tiene que trabajar para el cumplimiento de la agenda 20-30, de desarrollo sostenible”.

El Presidente Díaz-Canel asumió la presidencia pro témpore del Grupo en enero del 2023.

 

“Para el año de su gestión, Cuba se trazó objetivos muy claros. Uno de ellos, muy importante, es el de fomentar la solidaridad y la cooperación internacional en apoyo a la recuperación post pandemia de las naciones en desarrollo”.

A pesar de este marco difícil, a pesar de estas condiciones complejas, Cuba ha logrado avanzar, y así lo reconocen muchos países miembros del Grupo de los 77. Tal valoración fue compartida por el experto, quien destacó que el país caribeño no lleva todavía seis meses en la presidencia pro tempore y aun así se han vivido varios momentos importantes para el Grupo.

En la enumeración de esos momentos, Abelardo comentó que Cuba tomó parte en el grupo de contacto del Movimiento de Países No Alineados sobre recuperación después de la pandemia; participó en la Quinta Conferencia de las Naciones Unidas sobre países menos adelantados; tomó parte en la Conferencia de las Naciones Unidas denominada “El agua para un desarrollo sostenible”; y en el Sexto Foro de países de América Latina y el Caribe sobre desarrollo sostenible de la CEPAL (Comisión Económica y  para América Latina y el caribe). Participó, además, en el diálogo climático de Petersburgo,en Berlín.

Entre otras actividades del Grupo de los 77, el asesor del Ministro de Relaciones Internacionales hizo referencia a la Reunión de ministros de Relaciones Exteriores; a la Quinta Conferencia por el equilibrio del mundo,celebrada en La Habana; y a otros encuentros similares.

Al hablar sobre lo que vendrá, Abelardo Moreno expresó que en los días 15 y 16 de septiembre del presente año tendrá lugar, auspiciada por Cuba en su calidad de presidente del Grupo de los 77 más China, una Cumbre, “una reunión al máximo nivel sobre ciencia, tecnología e innovación; y, como ustedes saben, ese es un tema capital en la actual coyuntura”.

El prestigioso intelectual no quiso dar por concluido el encuentro sin antes recordar palabras del Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, en su Mensaje a los participantes en la Reunión Ministerial del Grupo de los 77, celebrada en La Habana, el 19 de septiembre de 1999:

“El Grupo de los 77 -dijo Fidel- necesita de una reflexión colectiva sobre cómo enfrentar las nuevas realidades mundiales para tener acceso al desarrollo, erradicar la pobreza, defender las culturas y ocupar el lugar que le corresponde en la toma de decisiones globales que a todos afectan”.

En otra parte de su Mensaje el Comandante en Jefe expresó: “Formamos un conjunto de países caracterizados por la diversidad en cuanto a la geografía, las culturas y los niveles de desarrollo económico. Esa diversidad no debe ser debilidad, sino fuerza”.

A otra idea expresada por el líder histórico de la Revolución hizo referencia el diplomático cubano: Fidel había expresado que nuevos conflictos y crecientes desigualdades requieren de una negociación en la cual nuestra capacidad de concertación como Grupo de los 77 prevalezca. Hizo hincapié, entonces, en una conducta negociadora, inteligente, flexible, y con firmeza en los principios. Todas, como premisas indispensables para lograr un diálogo Norte-Sur renovado y capaz de estar a la altura de los inmensos desafíos globales que enfrenta la humanidad.

“Esto lo dijo Fidel hace 23 años” -recordó Abelardo Moreno-; y cerró con una interrogante: “¿No sigue estando vigente?”.

(Tomado de presidencia.gob.cu)

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