El Sol y el calor han sido predominantes en las dos últimas jornadas en todo el territorio santiaguero, buenas señales que animan aún más a la recuperación después de varios días de lluvias intensas y sus consabidas consecuencias en todos los órdenes.
En los sitios con mayores afectaciones, bien del sector privado, bien del estatal, se ponen manos a las obras de limpieza de lo que el agua arrastró a su paso, acomodo de elementos de techos y paredes caídos, recogida de las cosechas salvables, laboreo en los campos, algunos aún anegados…
Sí que hubo pérdidas materiales, esas que más que número tienen por detrás las historias de aquellos que se esforzaron para acotejar su hogar, o sembrar cada pedacito.
Pero una vez más los deseos de salir adelante, el espíritu de lucha y los anhelos de victorias superan lo que la demasiada lluvia dejó, con mayores estragos en los municipios de Guamá, Palma Soriano, Tercer Frente, Contramaestre, San Luis y Santiago de Cuba.
Se estiman en unas 6 mil las hectáreas de viandas, hortalizas y granos dañadas, rondan la veintena los derrumbes totales y parciales de viviendas, amén de viales con severos impactos en su estructura.
Ante tales cuestiones palabra y acción se tornan una misma cosa: recuperación, esa que lleva marca de participación popular en las comunidades, con el trabajo sin miramientos de horario de afiliados a diversos sectores, entre ellos la construcción, las comunicaciones, los eléctricos, el comercio, los agropecuarios, y con el ya acostumbrado liderazgo de las autoridades políticas y gubernamentales a todos los niveles.
Así y ahora se reconstruye lo dañado, así y ahora Santiago de Cuba vuelve a levantarse de los impactos de la naturaleza, y suma otra lección de vida justo en el inicio de la temporada ciclónica, en medio del mucho quehacer vísperas de los días de gloria que están por venir, los cuales son el mejor ejemplo de que sí se puede, muy pesar de lo difícil de las circunstancias.
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