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Erdogan por el siglo de Turquía

Recep Tayyip Erdogan lleva 20 años al frente de Turquía, primero como primer ministro (2003-2014) y a continuación, como presidente. La victoria del pasado 28 de mayo dio inicio a la tercera década de no haber perdido nunca unas elecciones.

Entre 1994 y 1998, Erdogan fue alcalde de Estambul. En 1999, cumplió una condena de cuatro meses de cárcel por “incitación a la sublevación popular”. En 2001 fundó el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) con el que un año después obtuvo mayoría absoluta en las elecciones parlamentarias: 363 escaños de los 550 posibles.  En el 2003 ganó el cargo de primer ministro, y lo conservó durante tres períodos.

 

Erdogan, presidente de la República de Turquía. Foto_Valery Sharifulin TASS DPA.

 

El triunfo electoral más reciente fue en segunda vuelta. Se alzó con casi el 52 % de los votos, y con ello apagó las esperanzas de quienes apostaban al cambio de la mano de Kemal Kiliçdaroglu, quien alcanzó el 48 % de aprobación electoral.

«Si Dios quiere, seremos dignos de su confianza como lo hemos sido en los últimos 21 años», declaró Erdogan, de 69 años, al conocer los resultados y precisó que los 85 millones de ciudadanos del país son los «vencedores» de las dos rondas de las elecciones (14 y 28 de mayo).

El líder de APK superó por casi cinco puntos a Kiliçdaroglu, candidato de una coalición que, tras varios intentos, logró organizar un frente que no ganó pero mostró las potencialidades que tiene, fundamentalmente entre representantes de la clase media, mujeres y jóvenes.

La victoria de Erdogan corona el triunfo de los legisladores de AKP en las elecciones parlamentarias, donde se impuso frente al opositor Partido Republicano del Pueblo (CHP), al cual pertenece Kiliçdaroglu. Es muy probable, además, que salgan airosos de los comicios para elegir a los gobernadores municipales, previstos a celebrarse en el 2024, con lo cual quedaría blindado el respaldo al mandatario.

Esta primacía en los espacios de gobierno la ganaron a pesar de las situaciones complejas enfrentadas por el gobierno en los últimos años que incluyen una crisis financiera persistente, la inflación en cifras récords, la sostenida devaluación monetaria (la lira ha perdido un 7 % de su valor desde comienzos de 2023), así como el devastador terremoto que dejó más de 50 mil muertos en el sureste del país, ciudades enteras destruidas y acusaciones de mala gestión de la emergencia y de corrupción urbanística, pues decenas de edificios fueron construidos sin los requisitos antisísmicos establecidos.

Estimaciones del Banco Mundial refieren que el desastre natural causó daños a Turquía que superan los 34 mil millones de dólares (el equivalente al 4 % del PIB dek 2021); mientras que la recuperación y reconstrucción podrían costar el doble (unos 65 mil millones de euros).

El tema tendrá prioridad para el Gobierno recién investido. Se suma a los desafíos internos y a otros que en materia de política internacional son definitorios para Turquía, entre ellos su pertenencia a la Otan, bloque que pretende seguir creciendo hacia el Este en franco desafío contra Rusia.

Tras el respaldo del presidente ruso Vladimir Putin a Erdogan en 2016, luego de una revuelta de militares que pretendían llegar al poder, ambos mandatarios estrecharon sus relaciones y, a pesar de las diferencias, se han reunido más de una vez para intercambiar puntos de vista y proyectos, como el de construir una central nuclear en la zona turca, por ejemplo.

No se puede olvidar que Turquía tiene el segundo ejército más poderoso de la Otan, y que funciona como puente natural entre occidente y el mundo árabe.

A tales cartas, y muchas otras, Erdogan sacará partido para hacer de este el “siglo de Turquía”. Habilidoso negociador, consigue quedar bien con casi todos y actuar siempre en beneficio propio. No es casual que en la lista de mensajes de felicitación tras el triunfo en los comicios coincidieran dos enemigos viscerales entre sí como Vladimir Putin y Volodímir Zelensky.

 

 

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