En una decisión sin precedentes, el Congreso Meteorológico Mundial ha aprobado una nueva iniciativa de monitoreo de los gases de efecto invernadero (GEI), cuya concentración en la atmósfera ocasiona el sistemático aumento de la temperatura de la Tierra. Tal decisión constituye un importante apoyo a las medidas urgentes dirigidas a enfrentar el grave trastorno que padece el clima planetario.
El nuevo sistema, denominado Vigilancia Mundial de los Gases de Efecto Invernadero, colmará lagunas de información críticas y proporcionará un marco operativo integrado que reunirá, en una sola infraestructura, todos los sistemas de observación espaciales y de superficie, así como las capacidades de modelización y asimilación de datos.
Lo anterior resulta de una gran trascendencia, si se considera que, hasta el presente, las observaciones espaciales y en superficie de esos gases o los productos de modelización de estos no se intercambian de forma completa y oportuna a escala internacional.
La resolución del Congreso que crea la nueva infraestructura de seguimiento reconoce «la creciente importancia que reviste para la sociedad el monitoreo de los GEI con el fin de mejorar nuestra comprensión científica del sistema Tierra, así como la urgente necesidad de reforzar la base científica de las medidas de mitigación adoptadas por las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y el Acuerdo de París».
Sin lugar a dudas, el apoyo unánime de los 193 miembros de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) al establecimiento de la Vigilancia Mundial de los Gases de Efecto Invernadero confirma la necesaria y oportuna implementación de esta iniciativa, que constituye un nuevo instrumento para el enfrentamiento a la grave amenaza que hoy gravita sobre la humanidad y la vida toda en nuestro planeta: el cambio climático.
La decisión del Congreso, según comunicado divulgado por la OMM el pasado miércoles, obedece a una resolución del Consejo Ejecutivo efectuado en marzo que, a su vez, se basó en los resultados de un simposio internacional celebrado en enero del 2023, evento este que reunió a más de 170 expertos de las comunidades de investigación y operativa, agencias espaciales, servicios meteorológicos, las comunidades de observación de los océanos y el clima, el mundo académico y los asociados de las Naciones Unidas.
Se prevé que la Vigilancia Mundial de los Gases de Efecto Invernadero desarrolle un amplio conjunto, global y permanente, de observaciones en superficie y por satélite de diversos factores relativos a las concentraciones de los principales GEI de larga duración: dióxido de carbono (CO₂), metano (CH₄) y óxido nitroso (N₂O).
El dióxido de carbono, que proviene principalmente de la quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas natural) es un gas que permanece en la atmósfera durante muchos decenios; el metano (originado por la descomposición o putrefacción de la materia orgánica) es más potente, pero tiene una vida útil más corta, de unos 10 años; mientras que el óxido nitroso (procedente de fuentes naturales y de la agricultura) es el tercer gas más importante.
Las concentraciones de los principales GEI de larga duración alcanzan sistemáticamente nuevos récords. El efecto de calentamiento del clima provocado por estos gases aumentó en casi un 50 % entre los años 1990 y 2021, incremento al que el dióxido de carbono contribuyó con aproximadamente el 80 por ciento.
Y del 2020 al 2021, el aumento de los niveles de dióxido de carbono fue superior a la tasa media de crecimiento del último decenio y las concentraciones de metano experimentaron la mayor subida interanual desde que comenzaron las mediciones.
Los sumideros, como el océano y la biosfera, absorben parte de los GEI que se generan, y el resto se acumula en la atmósfera; estos últimos remanentes constituyen las concentraciones atmosféricas de GEI que la OMM se encarga de medir.
«Sabemos por nuestras mediciones que las concentraciones de gases de efecto invernadero están en niveles sin precedentes; de hecho, son más altas que en cualquier otro momento de los últimos 800 mil años», declaró el Secretario General de la OMM, el profesor Petteri Taalas; y añadió: «No obstante, sigue habiendo incertidumbres, sobre todo en lo que respecta al papel que desempeñan el océano, la biosfera terrestre y las zonas de permafrost en el ciclo del carbono».
«Por ello, es necesario realizar un monitoreo de los gases de efecto invernadero dentro de un marco integrado del sistema Tierra para poder contabilizar las fuentes y los sumideros naturales, tal y como funcionan en la actualidad y a medida que evolucionen a raíz de un clima cambiante. Esto proporcionará información y apoyo vitales para la aplicación del Acuerdo de París», aseveró el titular de la OMM, Profesor Taalas.
(Con información de página web de la OMM y Noticias ONU)