Con la celebración del I Taller Nacional de Pensamiento Carlos Rafael Rodríguez, Cienfuegos recordó este martes el legado de uno de los más prominentes intelectuales revolucionarios del siglo XX en el país, a propósito de cumplirse hoy 110 años de su natalicio.
Organizado por la Universidad de Cienfuegos (UCf) y la filial de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (ANEC) en la provincia, el evento, además de abordar el ideario del reconocido economista y politólogo, se adentró en las investigaciones vinculadas con la teoría marxista y sus retos actuales, así como en los estudios referidos a la etapa de la Revolución en el poder.
Durante las jornadas de este 22 y 23 de mayo, al taller, diseñado en varias comisiones de trabajo, asistieron familiares del ilustre pensador, junto a las autoridades rectoras de UCf, académicos, estudiantes universitarios y miembros de la ANEC en el territorio.
Uno de los momentos especiales de la cita constituyó el homenaje de los jóvenes a Carlos Rafael Rodríguez en la fecha señalada de su nacimiento, hecho que aconteció al pie de la estatua que lo evoca en la principal casa de altos estudios de la Perla del Sur; mientras, se depositaron ofrendas florales en el panteón que guarda sus restos en el cementerio Tomás Acea de la ciudad cabecera.
Nacido en Cienfuegos, el 23 de mayo de 1913, desde muy joven se incorporó a las luchas clandestinas contra los gobiernos despóticos de la Neocolonia. Tal vocación lo llevó a formar parte del Directorio Revolucionario, el Ala Izquierda Estudiantil y el Partido Socialista Popular. Incluso, en agosto de 1958 marchó a la Sierra Maestra y allí permaneció hasta los días finales de la insurrección armada.
Sin embargo, sus mayores aportes asomaron en la construcción del sistema socialista cubano. Amplio conocedor del Derecho, así como de las Ciencias Sociales, Políticas y Económicas, otorgó al proceso una coherencia en la aplicación práctica de los principios del marxismo-leninismo.
Enrolado en no pocas polémicas en torno a la economía, marcó también una pauta en la comprensión del desarrollo, al romper con el concepto capitalista y formular, a la vez, una idea de progreso sostenida en el incremento del bienestar común, el establecimiento de actividades socioculturales y el uso racional de los recursos humanos y materiales.
Legó a la bibliografía cubana 46 libros, además de una nutrida colaboración con publicaciones periódicas. Fue galardonado con el Premio Nacional de Ciencias Sociales en 1995, en la primera entrega de este lauro. Murió dos años después, convertido en uno de los grandes humanistas cubanos de la pasada centuria.
