Icono del sitio Trabajadores

La familia Ameijeiras: De Chaparra a la inmortalidad

En el seno de un hogar fruto del matrimonio del gallego Manuel Ameijeiras Fontelo y la matance­ra María de las Angustias Delga­do Romo, nacieron, crecieron y se formaron los luchadores revolucio­narios Gustavo, Ángel (Machaco), Juan Manuel (Mel) y Efigenio.

 

Gustavo, Juan Manuel y Machaco.

El historiador de Chaparra, Omar Lutgardo Villafruela, Pre­mio Provincial de Historia 2022, en su libro La familia Ameijeiras y la Revolución Cubana, evoca cómo esos dos seres tan distantes que se encontraron al azar, forma­ron una pareja y se establecieron en un central “(…) en momentos en que Cuba es dominada en lo económico por capital extranjero, especialmente norteamericano y en lo político está inmersa en la farsa (…) en que la han transfor­mado generales y doctores, quie­nes se disputan el poder, o se lo reparten en tajada (…).

Y “los hijos, prosigue, que después serán héroes y mártires (…) En los crudos años de la lu­cha insurreccional están en todas partes: unos encarcelados, pero activos; torturados, pero erguidos; otros en acciones clandestinas en la ciudad (…) apoyados por la ma­dre y las hermanas (…)”.

La abnegada madre ejerció con sus hijos la profesión de maestra, que no pudo hacer de forma públi­ca, les enseñó las primeras letras y los sentimientos de patriotismo y de lealtad que los guiaron siempre.

Gustavo, de quien se cumplen 65 años de su asesinato en este mes de mayo, vio la luz el 8 de octubre de 1920, en Chaparra, pueblo que circunda el antiguo central homó­nimo, en la actual provincia de Las Tunas, donde vivió su infancia y parte de la adolescencia.

Ya con residencia en La Ha­bana, adonde se trasladó la fami­lia, se afilió en 1948 al Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), al que se incorporaron sus demás herma­nos, por lo que estudiosos lo con­sideran como el guía ideológico de toda la familia.

El mismo día del golpe de Esta­do del 10 de marzo de 1952, Gusta­vo se incorporó a la lucha contra la dictadura y, tras el asalto al cuar­tel Moncada, marchó a Santiago de Cuba para conocer la suerte del menor de sus hermanos, Mel, quien con solo 20 años participó y perdió la vida en la acción redentora.

Ya en Oriente fue detenido y enviado a la prisión de Boniato, y allí conoció a jóvenes de la Gene­ración del Centenario. Se convirtió en cercano colaborador de Haydée Santamaría, y participó intensa­mente en la lucha por la amnistía de los moncadistas, y junto a su hermano Ángel (Machaco) en la distribución de La historia me ab­solverá por todo el país.

Gustavo, después de ser apre­sado y entregado a los Servicios de Inteligencia Militar, cuyos agentes lo torturaron salvajemente, en la madrugada del 22 al 23 de mayo de 1958 fue asesinado y su cuerpo lanzado al mar, según varios testi­monios.

 

Estirpe heroica

La familia Ameijeiras puso, ade­más, en el centro de la Revolución que se gestaba, a otros dos herma­nos: Ángel (Machaco) y Efigenio, quien sobrevivió a las batallas de la clandestinidad, del Granma, la Sierra Maestra, Playa Girón y mi­siones internacionalistas.

El 8 de noviembre de 1958, en Goicuría y O’Farril, en la capita­lina barriada de La Víbora, en La Habana, Machaco fue protagonis­ta, junto a su esposa Norma Porras, que en ese momento se encontraba embarazada; Pedro Gutiérrez y Rogelio Perea (Rogito), de uno de los combates urbanos de mayor envergadura ocurrido durante la guerra de liberación.

Tras la heroica resistencia de varias horas, los combatientes fue­ron capturados y asesinados. Solo Norma sobrevivió. Machaco fue as­cendido póstumamente a Coman­dante mediante una disposición firmada por Fidel, quien señaló sobre esta familia: “La estirpe de los Ameijeiras es un ejemplo con­movedor de heroísmo que recuerda a la familia de los Maceo”.

Compartir...
Salir de la versión móvil