Doha.— Este domingo el Campeonato Mundial de Judo cerró sus cortinas con el torneo por equipos. Cuba salió con cinco de seis opciones (recordar que Idalis Ortiz se resintió con una molestia en el codo) y cayó en la primera presentación ante su similar de Holanda por marcador de cuatro victorias para los europeos por tres de los nuestros.
El duelo comenzó con una victoria cantada para los rivales por la ausencia de nuestra representante en la división pesada. Acto seguido se sucedieron victorias en reglas de oro de Andy Granda (+90 kg), Arnaes Odelín (-57 kg) y Magdiel Estrada (-73 kg), todas en reglas de oro y por acumulación de shidos.
A solo un éxito de avanzar a la siguiente ronda Maylín del Toro (-70 kg) cayó por wazari ante Sanne Van Dijke; en tanto Iván Silva (-90 kg) lesionado en su mano derecha, sufrió dos derrotas en línea porque es casi imposible hacer judo limitado para el agarre.
Con judoguis azul el equipo se despidió cabizbajo de la ABHA Arena, de esta ciudad. Por segunda vez en menos de tres años nos vamos de una cita del orbe sin preseas. Es cierto que desde 1989 nunca había pasado, excepto Budapest 2021 y ahora Doha 2023. Más allá de las lesiones o molestias resentidas nadie puede sentirse feliz. A eso nunca acostumbró el judo cubano a sus seguidores, incluso en los duros años del período especial.
Al calor casi asfixiante que vivimos por estos días en Doha le tendremos que sumar ciencia e inteligencia acumulada. Ahora lo más preocupante es el poco tiempo que resta para los Juegos Olímpicos, aunque es muy probable que este campeonato mundial del año 2023 no sea el más cercano de la lid olímpica, pues se valora organizar otro en mayo del 2024 para cerrar el ranking.
El quinto puesto de Iván Silva (90 kg) y el séptimo de Andy Granda (+100 kg) resultaron las únicas ubicaciones de Cuba entre los punteros. Pensar que todo lo estamos haciendo bien es la primera sombra para no cambiar y oxigenar un deporte que desde 1976 no ha dejado de aportar medallas a Cuba en lides de los cinco aros.
Se regresa con la insatisfacción de judocas y entrenadores por esta sequía de podios. Cualquier vaticinio futuro debe pasar por trabajo priorizado y puntual con los atletas de mayores posibilidades de ir a París 2024. El reloj de arena de Doha ya acabó.