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Maylín tropezó con piedra de seis oros que se llama Clarisse

Doha.- La tercera presentación de una judoca cubana en el campeonato mundial de judo corrió a cargo de Maylin del Toro (63 kg), que tras quedar bye en la primera ronda, enfrentó en su primera salida a la mejor judoca de Francia y de su división de todos los tiempos, Clarisse Agbegnenou, quien este miércoles se convirtió en seis veces monarca del planeta.

 


La santiaguera esperó ansiosa por su rival, aunque sabía casi al dedillo que sería la multimonarca del orbe, quien cumplió con rigor su salida inicial ante la serbia Anja Obradovic. El azul que tanto le recuerda a su Cuba le acompañaría en lo que podía ser un momento crucial en su carrera deportiva. Días antes la había saludado en el hotel, adonde la francesa llegó con su bebé de meses, algo que nadie recuerda haber visto en un torneo mundial con anterioridad.

Eran tres mujeres sobre el tatami, pues la encargada de hacer justicia también lo era. Maylín escuchó las últimas orientaciones de su entrenador y salió decidida a que podía vencer lo imposible. No sería la primera vez que una favorita se fuera temprano (en estos mundiales pasa a menudo) y así comenzó a atacarla, inquietarla con su mejor técnica (uchi-mata) y “parársele bonito”, como le dijo su madre días antes que conoció el sorteo.

No paraba de atacar y la voz de mando de Arencibia retumbaba en la Sala AHBA Arena. Llegó el primer shido en su contra, pero no bajó el ritmo. Varias veces pudo hacer un buen agarre y la defensa de su rival lo desarmaba o simplemente no pasaba de eso. Otra penalización para la antillana cuando casi concluía el tiempo reglamentario haría más tensa la decisión, ahora en regla de oro o tiempo extendido.

Por momento se veía confiada, saltaba levemente y el judoguis parecía entallarle en su cuerpo largo y fuerte. En los 60 segundos siguiente no paró de intentar la proyección, de desbalancear el cuerpo de su rival y lo arriesgó todo al tirarle la mano derecha a su espalda para iniciar un movimiento que podía definir el combate. Sin tiempo que perder, Clarisse aprovechó el impulso y la soltó por el aire, un recurso que solo su maestría lo describió perfecta.

Maylín se levantó con una leve cuclilla y no era la misma. Era cierto, el ippón iba por dentro, en su procesión de haber vencido lesiones, operaciones y muchas privaciones personales por un resultado que la acercara al quinto lugar mundial del 2018. Pasó tan rápido por la zona mixta que no alcancé a sacarle esa frase que me dijo luego en la guagua camino al hotel.

Ella es de las judocas que es raro verla tan seria y triste. Siempre alienta, sonríe y bondadosa con sus compañeros. La he visto consolar y apoyar a muchos de sus compañeros cuando el revés llega. Ahora no perdió con una cualquier. Cayó ante la mejor del planeta en su división desde el 2013. Puede ser que el ippón vaya por dentro, pero afuera siguen muchas personas esperando por más medallas en otras ocasiones.

Ese es el verdadero deporte. No solo podios o lamentos. Sino el de volvernos a levantar.

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