Para aquellos que llegan por primera vez al Potrero de Jimaguayú, sitio donde cayó en combate Ignacio Agramonte Loynaz hace 150 años, Mirciano Mejías Urra, especialista del lugar, obvia un tanto la muerte y les ofrece un recorrido por la vida del prócer.
«Prefiero, dice, comenzar en el Obelisco y hablarles del hombre que amó a su Patria, que lo entregó todo, que tuvo un amor casi de leyenda con su Amalia. Luego nos trasladamos hacia la Maqueta donde explico con más detalles ese último combate y aclaro dudas y muestro los últimos aportes históricos.
«Aquí primero se pone un video, que dura unos 18 minutos y les narro como aquel 11 de mayo Agramonte iba a dirigir el combate desde afuera. Todo presagiaba el triunfo de la tropa de Ignacio, aun cuando los españoles superaban en números.
«Desde la noche anterior se sabía de la presencia enemiga y El Mayor organizó todo para un combate de envergadura, con la infantería de Las Villas y la caballería liderada por El Inglesito. Pero no salió como se pensó. José Rodríguez de León no dejó que la caballería avanzara y dificultó el avance mambí.
«Una compañía logra avanzar y un soldado enemigo, protegido por la hierba, que según investigaciones de Elda Cento no era tan alta porque no había llovido mucho, logra alcanzar a El Mayor que iba a caballo.
«Fue el azar, como dijo Fidel durante una visita al sitio en 1973, lo que mató el héroe epónimo del Camagüey. A la guerra se viene a perder o morir e Ignacio estaba luchando al frente de sus hombres por la libertad».
El monumento histórico
Desde 1928, gracias a la iniciativa de los veteranos de la guerra y a la profesora Maria Eumelia Salazar de Pons, se erige en este lugar el obelisco para marcar el punto donde cayó el Bayardo. Pero Agramonte merecía más, por lo que casi 75 años después, la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey (OHCC), para el 130 aniversario de la muerte de El Mayor, interviene en el lugar.
En el 2004 se inaugura el conjunto escultórico que representa el último recorrido de Ignacio saliendo del sureste donde estaba Serafín Sánchez hasta donde cayó y en el 2018 se erige la maqueta que muestra detalles de aquel último combate.
Desde hace 15 años Mirciano, quien vive en el municipio de Vertientes, localidad cercana al sitio histórico, está vinculado al Potrero. Se ha ido a dar clases y siempre retorna porque, como añade, «trabajar aquí es un compromiso. Agramonte es una de las figuras más grande del Camagüey y eso hay que mostrárselo a los visitantes.
«Hay que contar sobre ese amor inmenso por la Patria, por esa valentía de dejarlo todo e irse a la guerra, que no era algo que le gustaba. Solo quiero poner en alto a esa figura, de la cual tenemos que hablar con miedo y cuidado porque lo dio todo y ya demostró su grandeza.
«Además, Agramonte sigue vigente. Y lo tengo presente, sobre todo cuando pienso en las carencias y situaciones económicas que tenemos, las cuales no se comparan con la que ellos vivieron.
«Ellos no tenían casi armas ni recursos y solo pensaban en la vergüenza y en los deseos de lograr la independencia. Y así lo dieron todo» .
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