El día 31 de diciembre último publiqué en esta página un comentario que titulé, primero, algo evidente; “2023, año nuevo”, y terminaba con una pregunta “¿mundo nuevo?”
Solo han pasado tres meses y coincidirán conmigo que es muy poco tiempo para que el mundo haya cambiado. Sin embargo, sí puede asegurarse que ha comenzado a cambiar, ¡y de qué manera!
Los especialistas anunciaban desde hace mucho tiempo que la situación internacional reclamaba cambios profundos, con el fin de evitar el incremento de las desigualdades, de todo tipo, en el planeta.
En las cumbres de las organizaciones regionales y mundiales se debate cómo lograr que cientos de millones de hambrientos y muchos más desnutridos tengan garantizada un poco de comida, o también encontrar soluciones para aliviar el sufrimiento de enfermos y desamparados.
Y en cada reunión muchos países hablan muy claro y enumeran los problemas y cómo tratar de solucionarlos, lo que solo se puede hacer con recursos, momento en que los poderosos deciden no hacer nada.
No hablo de las “cumbres” creadas para reafirmarse como amo del mundo, donde solo invitan a los subordinados, como la reciente convocada por Biden sobre democracia.
En este trimestre se recordaron intervenciones, bombardeos y todo tipo de masacres cometidas por la Otan, con la entusiasta participación de los Estados Unidos. Solo recordar, porque en la actualidad los agresores siguen sueltos e impunes.
Pocos luchan por mantener sus reglas
Recién comenzó el segundo trimestre de un año donde una mínima parte de la humanidad lucha por todos los medios por mantener las reglas que le han permitido, durante décadas, mantener privilegios de todo tipo y manipular a la opinión pública internacional y a gobiernos.
¿Cómo entender que esas naciones impongan sanciones económicas y de todo tipo a quienes denuncian el desigual mundo que ellos han creado, y no pase nada?
¿Quiénes son los que realmente amenazan la paz mundial? Son los mismos que sustituyeron gobiernos, masacraron a pueblos, ocuparon y ocupan naciones, amenazaron y amenazan a otros con bases y tropas militares.
Ahora bien, en esas naciones, llamadas por uno de sus líderes el “jardín” del planeta, las protestas populares reprimidas por las “fuerzas del orden” democráticamente, están a la orden del día.
Las masas sufren las consecuencias de las sanciones aplicadas a otras naciones y a soportar impotentes cómo sus líderes incrementan los gastos de defensa y no los de la salud o la educación, por aquello de “ahí vienen los rusos”,
Mucho antes del inicio de la guerra en Ucrania, los miembros de la Otan y la Unión Europea calificaban a Rusia y a China como enemigos, amenazaban las fronteras rusas y llevaban a cabo acciones desestabilizadoras en el Pacífico para un posible enfrentamiento con el gigante asiático.
Muchos luchan a favor del cambio
Como una bola de nieve que desciende por la montaña y va creciendo, así son las declaraciones y acciones de la mayoría de las naciones, que apuestan por un mundo multipolar y acabar con las amenazas a la paz.
Se habla de comerciar (y ya se hace) entre naciones, utilizando monedas que sustituyan el monopolio del dólar, se comercia con la Federación Rusa a pesar de las sanciones, hablan de la necesidad de la paz, pero no caen en la trampa de más y más armas para Ucrania.
Y quienes llevan la voz cantante para acabar con el mundo actual, son naciones como China, Rusia, India, Sudáfrica, Brasil y la mayoría del resto de la humanidad, y no son pocos, ni poca la riqueza que poseen.
Cada día hay nuevas voces a favor de la paz mundial, del diálogo como forma de encontrar soluciones a los conflictos entre países y sobre todo por evitar una catástrofe mundial que podría ser la última de las guerras.
Si terminó la lectura de este material, le aliento a que me envíe sus comentarios acerca del asunto tratado.
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