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Remembranzas del Chino Heras

Muchas son las aristas existenciales del recién fallecido y prestigioso intelectual cubano Eduardo Heras León (La Habana,  5 de agosto de 1940-12 de abril de 2023), el admirado escritor con quien era prácticamente imposible dialogar sobre literatura, periodismo, crítica de ballet, cine y magisterio sin que durante la conversación afloraran  —por azares del coloquio— interesantes anécdotas personales en medio de la extraordinaria modestia de quien, además, fue una de las figuras de mayor relieve de las letras insulares contemporáneas, en tanto durante su juventud, protagonista de notables hechos militares.

 

 

A través una extensa conversación en su apartamento del Vedado capitalino, hace ya algunos años, el Premio Nacional de Literatura 2014 recordada, entre los acontecimientos que marcaron su vida, el haber sido el primer expediente de la Escuela de Artillería Comandante Manuel Fajardo, de Baracoa. Allí, en el acto de graduación, recibió como premio una pistola de manos del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, con quien compartió el escenario de combate en Playa Girón, como segundo jefe de la Batería 7 de Morteros 120 mm, acontecimiento que particularmente rememoramos por estos días en que se celebra el aniversario 62 de la primera gran derrota del imperialismo en América, y de la proclamación del carácter socialista de la Revolución cubana.

Asimismo hablaba con orgullo de su ameno diálogo con el Comandante Ernesto Che Guevara cuando cursaba estudios de jefe de artillería en los Cursos Vystrel*, de la Unión Soviética, entre 1962 y 1963, donde fue el mejor alumno.

Pero mi reunión con este hombre delgado, criollísimo mestizo —mezcla de chino y mulato—, culto y sereno, no fue concertada para recordar detalles de aquellas —y otras— contingencias que bien merecen referencias periodísticas aparte, y que a través de su maravilloso dominio de las técnicas de narración, provocaban que pasara veloz el tiempo en el amoroso ambiente familiar de su hogar, encendido por su cautivadora esposa Ivonne Galeano, de nacionalidad uruguaya. Recuerdo que acudimos al Chino Heras para hablar sobre uno de los más nobles proyectos ideados por el Líder Histórico de la Revolución Cubana en beneficio del enriquecimiento cultural y educacional del pueblo: el programa televisivo Universidad para Todos, del cual fue fundador.

Entonces me afirmó: “Todo comenzó a partir del Consejo Nacional de la UNEAC de octubre de 1999, donde yo informaba sobre los resultados del primer curso del Taller Onelio Jorge Cardoso, y sorpresivamente se apareció el Comandante en Jefe, y escuchó parte de mi intervención. Se estableció entre nosotros un diálogo vivo, intenso, acerca del Taller, las técnicas narrativas, su utilidad y empleo, y la posibilidad de hacerlo accesible a una mayor cantidad de jóvenes en todo el país. Yo desconocía que estaba a punto de desencadenarse uno de los más importantes proyectos educativo-culturales de la Revolución. Y así fue.

“Unos meses después —me dijo—, en julio del año 2000 me encontraba en Canadá y recibí una llamada de Carlos Martí, entonces presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac). Me preguntó que cuándo regresaba a La Habana y le respondí que en dos días. Me dijo que el Comandante quería que yo diera un curso de técnicas narrativas a través de la televisión nacional, que cuando viniera me daría más detalles…”.

El autor de más de una decena de títulos, entre ellos los cuentos La guerra tuvo seis nombres (Premio David de la Uneac, 1968); Los pasos en la hierba (Mención única del Premio Casa de las Américas, 1970); Acero, A hierro limpio, Final de día y oros cuentos, Dolce vita, El libro de los elogiosCuestión de principio (Premio Nacional de la Uneac, 1983, y Premio Nacional de la Crítica, 1986), agregó: “Ya en Cuba, Carlos me dijo que Fidel quería escuchar mis proposiciones sobre esta idea. Preparé un plan de 20 horas de clases y esperé  la entrevista con el Comandante.

“El 9 de agosto del 2000 —añadió— me llevaron al Palacio de la Revolución. Alrededor de las 11 de la noche entramos en un salón en el cual ya estaban otros compañeros, entre ellos los presidentes de la Uneac y de la Unión de Periodistas de Cuba (Upec). Hablamos con Fidel durante cerca de tres horas. Fue inolvidable. Él preguntó sobre todo. Yo llevaba impresos  los planes de lección de las clases. Y le  propuse que en vez de técnicas narrativas, tal vez debíamos  comenzar  por algo más elemental, como el concepto de literatura, los géneros… Y me dijo que no. Que iniciaríamos con las técnicas narrativas. Estaba seguro de lo que quería…”.

El también crítico de danza y coguionista de varias obras para cine y televisión recreadas de sus cuentos, aseguró en aquel encuentro: “En esa plática Fidel me inyectó tal entusiasmo que me sorprendió.  No olvido cuando le dije: ʻComandante, aunque no lo crea, usted utiliza las técnicas narrativas…ʼ y me respondió: ʻ¿Yo!?ʼ, Y le dije ʻsí, usted…, mire, en su alegato La historia me absolverá, usted habla en primera persona y de pronto hace un corte y cambia para la tercera, ¿sabe cómo se llama eso?ʼ…y me dijo, ʻnoʼ y le expliqué que se trataba de una muda del punto de vista espacial, y ʻesa pequeña anécdota que intercala dentro del discurso ¿sabe cómo se llama?ʼ y volvió a decirme que no, y le dije: ʻeso es una caja china, en términos técnicos. Usted conoce las técnicas narrativas, intuitivamente, las ha asimilado por lecturas, eso sucede en  muchos escritoresʼ”.

Poseedor, además, de la Distinción por la Cultura Nacional, de la Réplica del Machete del Generalísimo Máximo Gómez,  del Premio Nacional de Edición y de la Distinción Maestro de Juventudes, Heras recordó: “Conversamos sobre muchas más cosas. Me preguntó acerca de un discurso que pronunciaría ante unos graduados de medicina, y tenía dudas en un párrafo que había escrito de dos formas. Quería saber cuál de las dos variantes era la mejor. Esa noche Fidel me mostró una faceta de él que yo no conocía.

“El 13 de agosto —añadió— me invitó a la cena por su cumpleaños. Allí me dijo: ʻHeras, cómo anda tu entusiasmo por el cursoʼ, y le expresé ʻno se preocupe Comandante, que va sin problemasʼ. Y entonces me objetó: ʻme avisas si se te acaba el entusiasmo que yo te voy a inyectar un poquito másʼ. El curso comenzó el 1 de octubre. Se acordó llamarlo Universidad para todos. Toda una aventura. Nos levantábamos a las 4:00 a.m., porque las clases eran en vivo, de 7 a 9 de la mañana. Luego se repetían (grabadas) a las 11:00 p.m.”.

Con una sonrisa que asomó a su rostro, el reconocido conferencista igualmente recordó que este proyecto fue “importante en mi vida como escritor y profesor. De ese curso salió el libro Los desafíos de la ficción, la recopilación más completa de la lengua española sobre técnicas narrativas —material de obligada consulta para escritores, periodistas e investigadores—. Fidel se entusiasmó con esta obra y solicitó que se imprimieran 15 ejemplares, que se hicieron casi manualmente. Fue la primera edición. Quería mandárselos a cada uno de los 5 Héroes. También se lo regaló a Abel Prieto y a Jean-Bertrand Aristide, quien entonces era presidente de Haití, que estaba de visita aquí. La segunda edición, de 5 mil ejemplares se hizo en Colombia. Me dijo bromeando: ʻeste libro hay que analizarlo no solo por su contenido, sino por su pesoʼ. Tiene casi 1.300 páginas.

 

 

“Fíjate —dijo en aquella cálida mañana mientras degustábamos un exquisito té preparado por su atenta esposa—, si le quedaron fijas las ideas sobre las técnicas narrativas, que durante uno de sus viajes a la ONU, en una iglesia de Estados Unidos ante unas tres mil personas dijo que en Cuba había un escritor joven que estaba dando cursos sobre técnicas narrativas, e hizo alusión a Universidad para todos. A su regreso participó en una reunión de directores municipales de Cultura a la que fui invitado. Llegó, preguntó por mí y.me dijo: ʻoíste mi discurso en la iglesia de Estados Unidos donde te tiré un piropo?ʼ”.

El también director, durante más de 20 años, del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso —especializado en la formación de escritores noveles—, discurrió sobre otras muchas remembranzas relacionadas con sus vínculos profesionales con Fidel, entre ellas sus encuentros con él durante la Feria del Libro. Pero en el diálogo fue recurrente el tema sobre Universidad para todos, y la constante preocupación de Fidel por este proyecto sobre el cual le dijo: “Mire, Comandante, el objetivo de este curso tan breve no es que los televidentes aprendan las técnicas narrativas, sino que adquieran una nueva dimensión de la lectura. A partir de ese conocimiento, se puede leer una novela o un libro de cuentos, haciéndolo desde adentro, desde el laboratorio creador del escritor …. y a él le gustó mucho que yo le explicara así….me di cuenta…”

 

 

El Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso es una institución del Ministerio de Cultura que lleva el nombre de nuestro cuentero mayor. Es una de las instituciones de este tipo más antiguas de Latinoamérica. “En nuestros cursos no sólo se forman mejores narradores, sino también mejores seres humanos, que sin dudas contribuirán al crecimiento espiritual de la nación”, había afirmado Eduardo Heras León, figura imprescindible de las letras, cuyo legado perdurará  como parte de lo  más preciado de la cultura cubana.

* El curso de Vystrel (en ruso : Курсы “Выстрел” ) era el nombre popular de un curso de formación de oficiales de las Fuerzas Armadas Soviéticas , más tarde Fuerzas Armadas Rusas , ubicado en Solnechnogorsk . Tenía un plan de estudios de un año para capacitar a personal político y de mando a nivel de batallón y regimiento para el brazo de fusileros (infantería) del Ejército Rojo, posteriormente Ejército Soviético, así como a oficiales de los países del Bloque Socialista.

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