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Plantar hombres en los campos

En los campos de Las Tunas, como en casi toda Cuba, ha­cen falta recursos materiales y a esas carencias se suma una intensa sequía que malogra resultados en la obtención de provisiones que una fuerza la­boral diezmada procura a toda costa.

Pero esos no son los únicos contratiempos que sufren nues­tras áreas rurales. A los domi­nios fértiles y a los cerca de 50 mil hectáreas ociosas o deficien­temente explotadas, también les faltan hombres dispuestos a ven­cer esas carencias para procurar el sustento familiar y paliar los precios abusivos de los alimentos tradicionales.

En el último Pleno del Con­sejo Nacional de la CTC, el Pre­sidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, advirtió: “No podemos seguir sosteniendo la canasta básica sustentada en la importación. Tenemos que dar el salto en la producción de vian­das, vegetales, carne porcina (…) destinadas a la alimentación del pueblo”.

Y para materializar ese pro­pósito hay que revertir el éxodo, sembrar hombres en la tierra y atenderlos bien, pues al cierre de año 2022, de la población to­tal de Las Tunas —528 mil 853 personas—, unas 170 mil vivían en zonas rurales; y solo 23 mil 336 trabajaban en faenas agrí­colas.

La eficiencia de la gestión agraria choca, igualmente, con­tra la subordinación extraterri­torial de 12 de sus unidades em­presariales de base, tema tratado por el Presidente en el citado pleno cuando alertó sobre “la ne­cesidad de redimensionar la em­presa a nivel de municipios”.

La situación se torna todavía más compleja por otros asuntos que requieren especial cuidado y solución definitiva, como los im­pagos a campesinos y los atrasos, de hasta cinco meses, en el abono de salarios a los obreros agríco­las.

Además, frena la labor el di­seño de estrategias que no siem­pre tienen el seguimiento re­querido, ni se enriquecen con la opinión de los protagonistas, por solo citar esas irreverencias.

Las Tunas es la provincia más seca del país, con un pro­medio histórico de mil 38 milí­metros; y, paradójicamente, es la menos beneficiada por el rie­go. Al cierre del 2022, de las 12 mil 980.9 hectáreas cultivables, apenas 2 mil 800.6 estaban bajo estas condiciones; al tiempo que cerca del 78 % de sus suelos, se­gún expertos, están evaluados entre regulares y malos.

En conclusión, para vencer tantas adversidades hacen mu­chas cosas pero sobre todo plan­tar hombres en los campos.

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