Un coloquio sobre la unidad, desde el pensamiento y la acción de José Martí hasta la formidable labor que en ese empeño realizó Fidel Castro Ruz, incluidas sus ideas respecto al papel que en este sentido le corresponde desarrollar al movimiento sindical, tuvo lugar en el Centro Cultural Palacio de Torcedores, como parte de las actividades de la CTC en saludo al venidero Primero de Mayo.
Ante representantes de diversos sindicatos en la capital, disertaron Dania Leyva, vicepresidenta del Consejo Técnico Asesor de la Central, y Elvis Rodríguez, del Instituto de Historia de Cuba.
A manera de fuentes para profundizar en el tema se les recomendó a los presentes la lectura de dos textos: Una Revolución martiana y marxista, del fallecido investigador del Instituto de Historia José Cantón Navarro y Primero de Mayo, apuntes históricos, de un colectivo de autores.
Parafraseando el lema del Día Internacional de los Trabajadores, Dania Leyva expresó que Martí le entregó a la patria manos, corazón y vida, mientras que Fidel, desde el propio juicio por los sucesos del 26 de Julio de 1953 declaró: Traigo en el corazón las doctrinas del Maestro, lo que indica continuidad.
Al abordar el tema del sindicato en la unidad, dijo que desde los inicios de la Revolución el Comandante en Jefe identificó a la clase obrera y a los sindicatos como principales artífices de los complejos cambios que se cometerían en el país.
Acerca del papel protagónico de los sindicatos en la vida política nacional, recordó las palabras del Líder de la Revolución cuando expresó que “en el organismo ejecutivo más importante del Estado, el Comité ejecutivo del Consejo de Ministros, en todas sus reuniones, está presente y participa el dirigente del movimiento sindical cubano y está presente para coordinar y plantear y recordar constantemente lo que son los intereses generales y los intereses específicos de nuestros trabajadores.
La conferencista se refirió a la necesidad de lograr la unidad dentro de la diversidad y resaltó las transformaciones que hoy se operan en el mundo del trabajo que constituyen un desafío para la labor de los sindicatos y dentro de ello planteó la necesidad de trabajar con los jóvenes que a veces seducidos por las nuevas tecnologías apelan a opciones que los enajenan y resulta imprescindible atraerlos a esa unidad que nos ha permitido llegar hasta aquí y es tan imprescindible para la continuidad de nuestro proyecto social.
Por su parte Elvis Rodríguez recordó que la unidad fue siempre una aspiración desde los primeros luchadores por la independencia pero diversos factores objetivos y subjetivos se interpusieron para que no se alcanzara.
Agregó que cuando Céspedes inició la Revolución el sentimiento anticolonialista era inmenso, había unidad en el pensamiento pero no en cómo quitarse el colonialismo de encima. En la estrategia había unidad, recalcó pero en la táctica no.
Retomó el tema de la diversidad tratado por Dania y dijo que con toda la diversidad que vive nuestra sociedad hoy existe el peligro de que la estrategia se pierda por lo que hacemos diariamente.
En su exposición se apoyó en un símil cuando expresó: el que mira el bosque no ve el árbol, y el que ve el árbol no llega a ver el bosque. Salvemos el bosque que es Cuba, subrayó, pero si no atendemos a los árboles nos quedamos sin bosque, que hay que mantenerlo en medio de todas las presiones a que estamos sometidos.
En estos más de 60 años de Revolución y en la década precedente murió mucha gente que luchaba por una Cuba distinta y no puede traicionarse este legado para seguir las indicaciones del imperialismo. Y es que a veces algunos revolucionarios y personas con desconocimiento de la historia se montan en el discurso “del lado de allá” y lo reproducen. Estamos pasando por un momento en que muchos hablan de lo que carecemos y no de lo que tenemos. No se puede culpar de las carencias a los dirigentes ni decir que el país no tiene capacidad para salir adelante, ese es el argumento del enemigo. Durante muchos años el Estado se hizo cargo de los problemas de todo el mundo, eso cambió, señaló. Este es otro país distinto al de los 80 y los 90, estamos tratando de sobrevivir.
Se preguntó el investigador qué es la unidad y señaló que una de sus características es la visibilidad que se manifiesta en la conducta, si me convocan a marchar a la Plaza y voy o a un trabajo voluntario y me movilizo o a cumplir el plan en el centro de trabajo y lo hago es una expresión de unidad, ejemplificó.
Se refirió además a dos componentes de la unidad; el ideológico y el organizativo. El primero existía en la contienda de 1868 pero falló el organizativo. Martí afirmó que los patriotas no habían perdido la guerra por la superioridad militar de España sino porque habían rendido las armas.
Martí, puntualizó, en sus discursos y explicaciones constantes insistía en el componente ideológico, y el organizativo fue la fundación del Partido Revolucionario Cubano. Después en los años 30 del pasado siglo el componente ideológico se elevó al máximo y el movimiento obrero aumentó su combatividad pero fracasó la Revolución por la desunión. Y sentenció: si nos unimos vamos a vencer y si nos desunimos perderemos todo lo alcanzado.
Añadió que el componente ideológico tiene un elemento muy importante que es la conciencia y dentro de ella el conocimiento: no se puede querer o defender lo que no se conoce, en eso hay que acudir al inmenso magisterio de Fidel. Por eso la información es importante, dijo, tanto a nivel de país como de colectivo laboral.
Señaló que además de conocimientos hay que tener sentimientos que es expresión de la cubanidad y un tercer elemento es la voluntad .
Insistió en que la unidad tiene que admitir la diversidad y puso como ejemplo cómo el Comandante en Jefe logró unir a las tres fuerzas fundamentales que habían participado en la lucha contra la tiranía de Batista.
Concluyó afirmando que el artífice de la unidad de este país ha sido Fidel, por tanto hay que volver a su pensamiento, a su magisterio, porque en el presente y en los próximos años es difícil encontrar soluciones sin acudir a él.
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