Sin lugar a dudas, el primer paso para una buena zafra comienza con el hombre, arquitecto, protagonista, y creador por excelencia de la obra final, y mucho más en los tiempos que corren cargados de carencias materiales, insumos, piezas de repuesto, combustibles…
Eso lo demuestra la vida, porque hay industrias y formas productivas que bajo esas mismas condiciones materializan sus planes, marchan en la vanguardia y validan con sus resultados que la consigna ¡Sí se puede!, no es mera propaganda política.
Lo evidencian, según expusieron sus representantes, el central Majibacoa, y las unidades básicas de producción cooperativa Guabineyón 4 y Charco Piedra, en esta última “cambiamos el panorama con los mismos hombres y las mismas vacas”, exaltó su presidente y reseñó cómo desde el autoconsumo se satisfacen necesidades de sus trabajadores y las familias, y de la comunidad. Y pudiera citar otras buenas experiencias.
Por esa razón, dirigentes sindicales y directivos del sector agroazucarero de Las Tunas, en el balance de la gestión, desarrollada durante el calendario pasado, centraron sus debates en aspectos relacionados con temas que ponen en primerísimo lugar la situación de los recursos humanos.
Y comenzaron por el principio. “Si el sindicato no funciona o lo hace con deficiencias no es posible aspirar al éxito”, fue el eje temático que movió las ruedas de una industria urgida de transformaciones, porque constituye un pilar económico de la nación y es, además, patrimonio, cultura, tradición, identidad.
William Licourt González, secretario general del Sindicato Nacional de los Trabajadores Azucareros, fue preciso, “si el sindicato funciona bien, los procesos fluyen mejor”, reiteró en varias de sus intervenciones y convocó a elevar a planos superiores esa responsabilidad de la organización.
El dirigente obrero defendió la necesidad de que el sindicato sea más atractivo, como vía para detener el decrecimiento de la afiliación y resolver definitivamente los problemas con la política de cuadro, “porque no podemos sumarles problemas a los procesos por ineficiencia de quienes los dirigen”, aseveró.
Un asunto que persiste y trasciende, hasta cierto punto, el desempeño sindical, pues las direcciones administrativas tienen que dar el salto y atender con dinamismo las inquietudes de los colectivos laborales y acabar de una vez con el burocratismo que entorpece y hace todo más difícil, cuando no imposible.
Entonces, Licourt González se pronunció por la implementación rápida, apegada a la letra y al espíritu, de las 93 medidas aprobadas para salvar el sector cañero-azucarero y evitar tergiversaciones en su aplicación práctica que, en oportunidades, transgreden lo legislado y le quitan facultades otorgadas a la base para decidir sobre distribución de utilidades y pagos por alto desempeño, por solo citar esos ejemplos.
Al respecto, Odalis Batista Pérez, secretaria general del Comité Provincial de la CTC, advirtió “estos tiempos necesitan dirigentes sindicales más preparados, tanto en el ABC del funcionamiento orgánico como en las normas jurídicas que sustentan los cambios económicos que vive el país, porque nos toca velar y exigir por su correcta implementación en el entorno de nuestros centros laborales”.
Carmen Tamayo Pérez, secretaria del Buró Provincial del Sindicato Azucarero, enfatizó en que esa superación depende, también, del interés personal de cada uno y de la responsabilidad con que asuman el encargo de organizar, movilizar y representar a todos los trabajadores.
El joven dirigente sindical Javier Martínez, de la sección sindical Azcuba, reseñó los esfuerzos que realizan para recuperar espacios en villas que construyeron y les pertenecían –ahora son en mayoría de la Empresa de Gastronomía y Alojamiento con precios muy altos para los ingresos de los trabajadores- para utilizarlos, como antes, en la estimulación individual y colectiva de los más destacados; y, llamó a ahorrar los recursos, fundamentalmente el combustible, que “necesitan los campos y a veces lo malgastan en cosas improductivas”, sentenció.
El experimentado azucarero Pedro Jiménez, aseveró: “Hay que distinguir al bueno del malo. Ser más creativos para reconocer y premiar a quienes obtengan mejores resultados”, e instó a aprovechar más con este propósito a las plataformas digitales y a los medios públicos de comunicación.
En el encuentro se entregaron reconocimientos por los movimiento político Mi Aporte a la Patria, al joven operador de tractores de Guabineyón 4, Javier Ramírez Cruz; y, por Mi aporte a la Vida, al operador Idalberto Ibáñez del Sol, de la Empresa Agroindustrial Azucarera Colombia.
También fueron estimulados los burós sindicales de los municipios de Majibacoa y Colombia, y de la unidad empresarial de base Derivados Antonio Guiteras por el desempeño integral.