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LA GUAGUA: Los sindicatos contra el bloqueo interno

 

A partir de este viaje, La Guagua traerá a bordo frecuentemente ideas contenidas en un documento que fue secreto y estuvo oculto durante 68 años hasta ser desclasificado por la CIA en 2008, y subido a su propio sitio web.

La agencia de inteligencia norteamericana O.S.S. (Office of Strategic Services), precursora de la CIA actual confeccionó en 1944 ese manual con instrucciones para que personal sin preparación especial provocara ineficiencias en países adversarios.

Y en ese mundo tenebroso, no hay que dudar que ya tal documento titulado «Manual de campo de sabotaje simple» esté actualizado y lo estén aplicando.

 

 

 

 

Actualmente directivos de empresas mundiales exitosas se han guiado por ese folleto de 32 páginas para señalar todo lo que no debe hacerse o evitarse para que una entidad adopte decisiones eficaces y sea eficiente.

 

La misma posibilidad de tales empresas está al alcance del movimiento sindical cubano, que no puede levantar el bloqueo económico, comercial y financiero, pero sí tiene legítimas facultades para enfrentar y vencer lo que provoca ineficiencia y que se ha dado en llamar bloqueo interno.

 

 

Nadie puede negar la importancia de las administraciones ni de las organizaciones políticas en un centro de trabajo, pero las secciones sindicales están en las primeras trincheras del combate y en la zona principal de la batalla.

Alguien pudiera preferir otros vocablos no relacionados con la guerra, y sustituir combate y batalla, pero cabe preguntarse qué terminología usar si el adversario está guiado por un documento elaborado por servicios secretos y es contentivo de instrucciones para debilitar a los enemigos antes y durante los conflictos bélicos.

Cualquiera puede acceder a ese «Manual de campo de sabotaje simple» disponible en el sitio web de la CIA, y comenzar por evitar ser nosotros mismos los saboteadores, los que nos autosaboteamos o autobloqueamos creando un bloqueo interno dentro del cerco tendido por el gobierno de los Estados Unidos.

Si los afiliados en las organizaciones de base sindicales toman conciencia de esas maneras de autobloqueo pueden cada uno de ellos, individualmente, evitar ejecutarlas en numerosas ocasiones, pero a bordo de esta guagua nos concentraremos esta vez en las reuniones.

Ya sea de manera presencial o virtual, las reuniones constituyen una insustituible herramienta de trabajo, un valioso instrumento para desenvolverse con eficiencia, pero si son saboteadas, se convierten en un muro que bloquea el buen funcionamiento de cualquier colectivo laboral.

Veamos lo que indica el manual para sabotear reuniones:

Hacer «discursos». Hable con la mayor frecuencia posible y extensamente. Ilustra tus «puntos» con largas anécdotas y relatos de experiencias personales.

 

No tiene que ser un enemigo infiltrado ni un agente reclutado quien haga uso desmesurado de la palabra, haciendo perder el tiempo, o lo que es peor: causando confusiones en los participantes de modo que luego en la práctica procedan mal.

Hasta inconscientemente podemos pedir permiso para intervenir varias veces de manera exageradamente prolongada, lo cual reduce y hasta hacer desaparecer el interés por debatir y llegar acuerdos sobre cómo producir más y mejor.

Por supuesto que no queda descartada la mano enemiga, pero conviene comenzar por autoevaluarnos individualmente para no caer en un exceso de didactismo combinado con exponer experiencias individuales carentes de interés y contados de forma aburrida.

 

Otra recomendación para sabotear reuniones es:

Cuando sea posible, remitir todos los asuntos a comités, para «más estudio y consideración». Intente que los comités sean lo más grandes posible, nunca menos de cinco.

 

Ante tal proceder, suele escucharse en los colectivos laborales:

Son reuniones para tratar sobre cómo se organizarán y desarrollarán las próximas reuniones.

 

 

Reiteramos que no necesariamente hay que ver acciones enemigas en el asunto, pues hasta los mejor intencionados pueden no haber concebido bien la reunión ni determinado correctamente quiénes debían asistir, por lo cual quedan empantanados en un debate estéril.

 

Veamos otra de las instrucciones para sabotear las reuniones:

Remitirse a los asuntos decididos en la última reunión e intentar reabrir la cuestión de la conveniencia de esa decisión.

 

Por desconocer las técnicas de las reuniones, alguien puede solicitar que se discuta nuevamente algo que ya fue decidido anteriormente y que hasta puede estar en proceso de ejecución, pero lo mismo en este caso que en el de ser un sabotaje del enemigo, la medida defensiva es la misma: evitar que suceda.

 

El video que les traemos a bordo, señala:

El Manual de campo de sabotaje simple detalla las técnicas de sabotaje diseñadas para desmoralizar al enemigo.

Dice:

Una sección se centró en ocho tácticas increíblemente sutiles y devastadoramente destructivas para sabotear los procesos de toma de decisiones de las organizaciones.

Y explica:

Si bien el manual se escribió hace décadas, estas tácticas de sabotaje acechan sin ser detectadas en las organizaciones de hoy.

 

[youtube url=»https://www.youtube.com/watch?v=uGpC1-V_vRU» width=»520″ height=»460″ title=»sabotaje manual»]

 

En resumen: Las secciones sindicales no pueden impedir que el gobierno de los Estados Unidos incluya a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, lo cual provoca, entre otros daños, que al privar al país de ingresos y disminuir su capacidad de compras, le obstaculiza adquirir recursos.

No obstante, los sindicatos tienen capacidad para enfrentar esas carencias y vencerlas, pero si una herramienta como las reuniones es saboteada por el enemigo o la autosaboteamos aunque sea inconscientemente, perderemos un instrumento de trabajo decisivo en el propósito de encontrar soluciones ante las carencias.

El deterioro de las reuniones equivale a un autobloqueo o bloqueo interno que impide sortear las dificultades que ocasiona el bloqueo externo.

Guaguas anteriores se pueden acceder desde aquí

 

En una reunión con trabajadores de la Cooperativa de Ómnibus Aliados en La Habana, el 30 de marzo de 1959, Fidel dijo: «Ustedes saben que uno de los lugares donde más se discute de política, de revolución, de economía y de todo, es en el ómnibus, ¿no? Es como una plaza pública el ómnibus, es como una mesa redonda; un ómnibus es como una mesa redonda permanente, donde todo el que sube opina. (…) a veces pregunto qué se habla en los ómnibus, para enterarme de cómo andan las cosas.»
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