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Servir está en el ADN del doctor Yurisel

“Al pueblo le debo la persona que soy”, lo afirma sin titubeos el doctor Yurisel Miguel Cruz, quien no obstante sus 35 años de edad habla con envidiable madurez y con su expresión revela una trayectoria laboral dedicada al bienestar colectivo.

 

Foto: Jorge Pérez Cruz

 

En algo más de una década el escenario principal de su ejercicio profesional han sido zonas intrincadas de Cuba y Venezuela. “Todo comenzó en el año 2012 cuando me gradué y fui a cumplir el servicio social en Monte Alto, una comunidad de mi natal Buenaventura, en el municipio de Calixto García, provincia de Holguín.

“Monte Alto, remarca, es una zona eminentemente rural, de difícil acceso, de personas muy humildes, muy humanas, muy solidarias y trabajadoras. Allí estuve dos años sirviéndoles, y de su gente me llevé el cariño y esas enaltecedoras virtudes”.

Cuenta que a los cuatro años de edad proclamaba sus deseos de ser médico. “Era un sueño que hice realidad”, y a esas batallas por la vida llegó inducido por su vocación de servidor público, la cual “llevo en mi ADN”, lo enfatiza y explica:

“Mi papá Ortelio Miguel Bermúdez, a pesar de su reciente ausencia física, es mi paradigma, el que sigo y busco honrar con cada uno de mis actos”.

De la infancia recuerda el desempeño de su progenitor como cuadro del Poder Popular en el municipio de Calixto García, donde por más de 20 años fungió como vicepresidente del gobierno municipal.

“Yo tenía entonces apenas siete u ocho años y en él veía un ejemplo en el cumplimiento de las tareas, en su trabajo en beneficio del pueblo; porque, además, era delegado de su circunscripción y yo admiraba cómo asumía esas corresponsabilidades. Tengo ese antecedente que me ha sido de mucha utilidad para asumir mis obligaciones actuales”.

 

En tierras bolivarianas

Cuando terminó sus prestaciones en Monte Alto y como estímulo le asignaron una misión en la República Bolivariana de Venezuela, a donde llegó en el 2014 y estuvo hasta el 2018, un período en el que comenzó como médico en un consultorio popular en la parroquia Castor Nieves Ríos, del municipio de José Félix Rivas, en el estado de Aragua.

El azar lo volvió a colocar “entre personas muy humildes, que no tenían recursos para atenderse en clínicas privadas. Ellos iban a esos centros asistenciales fundados con el pensamiento humanista de Hugo Chávez y de Fidel, con la misión de salud Barrio Adentro que hizo posible la Revolución Bolivariana.

“Allí ellos recibían atención de mucha calidad”, y relata que otros con mejores posibilidades económicas preferían ir a estas instalaciones admiradas “por el prestigio de nuestros colaboradores y su manera de ejercer la profesión, distinguida por el buen trato y la estrecha relación con sus pacientes”.

 

De Falcón a Las Tunas

En Venezuela, y después de vencer varios cursos de preparación de cuadros, estuvo al frente de un Centro de Diagnóstico Integral y terminó en el año 2018 como jefe de misión del estado de Falcón; vino a Las Tunas siguiendo las huellas y la figura de Yelennis Marrero Rivero, una mujer a la que aprendió a amar en el fragor de las batallas por la salud y la vida del pueblo venezolano.

Desde su llegada a esta ciudad (2018), comenta: “Me sentí un tunero arraigado”, servir a la población es la máxima que lo guía, primero desde el policlínico Guillermo Tejas, en el que asumió en sus inicios la subdirección de Asistencia Médica y luego en la dirección de un área que incluye la circunscripción que representa hoy como delegado; ahora es director de Salud en el municipio.

De esa etapa recuerda los días de la COVID-19, cuando la unidad se impuso a la crueldad de la pandemia; considera más que un orgullo, un gran honor su nominación como candidato a diputado al Parlamento, y de concretarse este 26 de marzo su elección “un desafío grande, una gran responsabilidad, porque estamos viviendo un nuevo período, de muchas transformaciones. Una legislatura de mucho trabajo y de mucho compromiso con todo el pueblo”.

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