Jeiddy Martínez Armas
El libro La era del conspiracionismo. Donald Trump, el culto a la mentira y el asalto al Capitolio, de Ignacio Ramonet, parte de una metódica investigación de lo sucedido el 6 de enero del 2021. ¿Cuál era el imaginario de quienes asaltaron la sede del Gobierno de los Estados Unidos? ¿Qué pretendían hacer?
Un discurso de Donald Trump al mediodía de ese día en Washington fue el detonante. Durante semanas el mandatario usó las redes sociales —solo en Twitter tenía más de 153 millones de seguidores— para demostrar que su poder de convocatoria podía superar el de medios convencionales de comunicación como la televisión, la radio o los periódicos.
Es así que el entonces presidente de Estados Unidos llamó, desde la virtualidad, a que sus seguidores se sumaran al gran mitin. Centenares de miles acudieron desde todo el país. No dijo qué sucedería, solo anunció “Vengan, será salvaje”.
Trump indujo al asalto para detener el conteo de votos que se realizaba en el Capitolio. “Hoy sabemos que ese grupo estaba penetrado por paramilitares”, relató Ramonet, periodista español radicado en Francia, durante la presentación en Cuba en el contexto de la Feria Internacional del Libro.
Uno de los capítulos de la obra está dedicado a la organización de extrema derecha oath-keepers. En enero de este año dos de sus líderes —el jefe en todo el país llamado Stewart Rhodes y quien lo dirige en la Florida, Kelly Meggs— fueron condenados por conspiración sediciosa. Otros tres resultaron absueltos de ese cargo, pero condenados por otros delitos graves.
No fue ese el único grupo terrorista participante, también los proud boys han reconocido haber liderado el intento desesperado por mantener a Donald Trump en la Casa Blanca. Veían la presidencia de Joe Biden como una amenaza a su existencia, expresó el fiscal federal adjunto Jason McCullough.
¿Cuáles fueron los argumentos de Trump y sus seguidores para no reconocer el resultado de las elecciones? Algunos partieron de insólitas informaciones, por ejemplo, la manipulación del voto electrónico por parte de un grupo chavista y que la lideresa demócrata Hillary Clinton —rival de Donald Trump en las elecciones del 2016— raptaba niños y niñas de todo el país.
En tiempos normales pocos hubieran creído tales historias, pero en Estados Unidos no ocurrió así. Leer La era del conspiracionismo. Donald Trump, el culto a la mentira y el asalto al Capitolio, permite conocer detalles acerca a la gran manipulación y de cómo el inquilino de la Casa Blanca arrastró a tantos a actuar violentamente.
El hecho de que la extrema derecha disponga de tal respaldo de masas y que estas se utilicen para derrocar a la democracia es muy peligroso, reflexionó Ramonet:
“Si el ala derecha del Partido Republicano piensa que la democracia no sirve, si la extrema derecha republicana estadounidense cree que debe gobernar un sistema autoritario —eso hubiera acontecido de ganar Trump y sus aliados— es porque consideran que el Imperio (…) es un sistema demasiado débil, muy frágil para pilotear”, dijo.
El texto revela detalles del asalto y recopila sucesos similares ocurridos en Alemania, Francia, Italia, Canadá y más recientemente en Brasil.
Durante este tiempo no han faltado intentos para cobrar aquellos 64 días previos al suceso en que instigó a la violencia. La comisión de mayoría demócrata creada en la Cámara de Representantes, por ejemplo, recomendó procesarlo por cuatro delitos: incitación a la insurrección, conspiración para emitir un falso testimonio, defraudar a Estados Unidos y obstruir un procedimiento oficial del Congreso.
Pero, ¿alguna vez será realmente juzgado? ¿Quedará libre a pesar de ser el responsable de la muerte de cinco personas y la detención de más de 700 solo el día del suceso? ¿Será candidato a las presidenciales del 2024? ¿Podría resultar electo para un segundo mandato presidencial?
Por lo pronto, Trump ha decidido incursionar en la música y lo ha hecho junto a J6 Prison Choir, integrado por sentenciados por el asalto al Capitolio. El tema Justice for all (Justicia para todos) aparece entre los primeros lugares de las principales plataformas de descargas de música del mundo.
En la colaboración se escucha al exmandatario recitar partes del Juramento a la bandera, mientras el coro de convictos le responde cantando. En dos semanas supera 22 mil 500 descargas de Internet y 230 mil reproducciones en YouTube.
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