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Vivir y morir con hambre

La Federación Internacional de la Cruz Roja (FICR) alertó a fines del año 2011 “que mil millones de personas van con hambre cada día a la cama”, a pesar de que el mundo produce comida para alimentar a los 7 mil millones de habitantes que éramos entonces.

 

 

¿Qué ha sucedido 12 años después? ¿La ayuda internacional ha podido, por lo menos, hacer menos dramática tal situación?

En su informe sobre desastres mundiales las organizaciones internacionales analizan las causas del hambre y localizan este problema especialmente en zonas rurales del África subsahariana y en la región de Asia Pacífico. Advierten que es improbable alcanzar el primero de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU: reducir a la mitad el número de personas que pasan hambre y viven en la extrema pobreza.

El 20 de febrero del presente año dos noticias recorrieron el planeta, no para anunciar los “avances” logrados para paliar el hambre, sino para recordarnos las desigualdades, que no es igual porque hay ayudas que se cobran y va como un torrente hacia Ucrania, sobre todo en armas, mientras que es mínima para combatir el hambre en el planeta.

 

Destrucción y muerte con armas más modernas. Foto: PL

Ayuda para comer y ayuda para matar

La primera de las noticias anunciadas fue dada a conocer por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (Fao) y es que, de los 828 millones de personas con hambre en el mundo, 278 millones viven en África.

Por sexto año consecutivo crece el número de personas que no podrán satisfacer sus necesidades básicas de alimentación y nutrición en África Occidental, el Sahel y varios países de África Central, entre ellos Chad y Camerún.

Para el período de junio-agosto del año 2023, que corresponde al pico de inseguridad alimentaria en la mayor parte de la región, 45,2 millones de personas se verán afectadas y necesitan de acción impostergable para reducir tal situación catastrófica.

“Es urgente que los donantes aumenten y mantengan su compromiso político y presupuestario para dar una respuesta sostenible y específica a las causas profundas en África Occidental y Central”, alertó recientemente Mamadiop Diop, representante regional de Acción contra el Hambre para esa región.

 

 

Foto: RTVE.

 

Dinero para armas y no para comida

La otra información fue la solicitud de Naciones Unidas para una ayuda a África que permita enfrentar la hambruna que de forma permanente amenaza a millones de personas. El monto no llega a los 500 millones de dólares.

No resulta difícil calcular la ayuda que se ha brindado a África para combatir el hambre y mucho más fácil saber lo que cada año se solicita, sobre todo porque son cifras muy pequeñas comparadas con la brindada por los 27 países de la Unión Europea, Estados Unidos y Canadá a Ucrania.

Cuando se intenta contabilizar el total de la ayuda ofrecida por la Unión Europea y Estados Unidos a esa nación resulta casi imposible hacerlo, pero hay algunos datos:

 

Más y más armas, ¿para defender la democracia? Foto: Alliance

 

La cantidad de ayuda militar proporcionada por EE. UU. entre enero del 2022 y enero de este año oscila los 77 mil 500 millones de dólares, informó a finales de febrero el diario The Hill, que ha calificado la suma de “asombrosa”, según publica Rusia Today.

Por otro lado, el apoyo militar, financiero y humanitario prestado por la Unión Europea a Ucrania en un año es de 54 mil 900 millones de euros (casi 58 mil millones de dólares), de acuerdo con el Instituto Kiel de Alemania.

Estos montos no incluyen las asistencias financieras prestadas por organismos internacionales como el Banco Mundial, que desde febrero del 2022 ha movilizado 20 mil 600 millones de dólares para Kiev, de los cuales ya ha desembolsado más de 18 mil millones.

La guerra en Ucrania recientemente cumplió un año. El hambre en gran parte de África dura décadas. Varios de los donantes de la Unión Europea fueron colonizadores de naciones africanas y responsables en parte de las calamidades en ese continente.

El 65 % de las tierras agrícolas del mundo están en África, con suficiente tierra cultivable como para alimentar a los 9 mil millones de personas que habitaremos el planeta para el 2050.

Hoy las llamadas naciones ricas priorizan la ayuda a la guerra y no el hambre y la paz, fiel reflejo del mundo en que vivimos.

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