Si de ahora en lo adelante jugáramos con la efectividad, las ganas y el rostro que vimos ayer (mediante TV, claro está), la victoria 4-0 sobre Dragones de Wei Chuan pudiera repetirse en los partidos que restan de preparación rumbo al Clásico Mundial. No fue la perfección ni el juego deseado, pero sí el que, al menos, cambió la cara de lo visto hasta ahora en siete juegos previos.
El pitcheo fue de excelencia. Yariel Rodríguez cumplió una apertura de cuatro entradas con graduación de 5 puntos y a ritmo de 65 envíos, tal y como será en el Clásico. Apenas permitió un hit, ponchó a seis, con dos boletos y un pelotazo como lunares en contra. Detrás le siguieron Onelkis García, con un solo desliz de par de pasaportes gratis en el sexto; en tanto Yoennis Yera tuvo su mejor salida de esta gira con cuatro de los cinco outs que sacó por la vía de los strikes. De Raydel Martínez solo decir: cada día mejor y más seguro de estelaridad.
A la ofensiva, la tarea la encabezó Erisbel Arruebarruena con par de remolques (triple clave en el tercer inning y jonrón en el noveno); mientras el amado-criticado Alfredo Despaigne también empujó dos: una con rolata por el cuadro al concluir el primer tercio y la otra con su segundo vuelacerca de este periplo. También Yadir Drake (4-3) y el versátil Yoelkis Guibert (4-2) cumplieron roles de líderes, con un renacer estimulante de Yurisbel Gracial (4-2).
Hasta aquí lo ocurrido en un partido donde casi el 50 % de los outs entre ambos equipos fueron por ponches (24); se extrañó la pimienta de hit de Roel Santos (5-0), Mujica por fin abrió el casillero de los imparables, pero sobre todo se vio jugando más animado a la selección, atacando y arriesgando en el corrido de las bases (por fin mandaron a robar), y aprovechando cada oportunidad que les da el rival.
¿Signfica esto que todo está resuelto? Nada más lejos de la verdad. Nueve corredores dejados en base son todavía alfileres que pinchan; dos boletos consecutivos o embasar dos hombres sin acreditarse hit (boleto y pelotazo) son detalles que pueden favorecer al contrario y debemos evitar siempre. La defensa de la receptoría, tan comentada en estos partidos, se nota más estable con Andrys Pérez, que sin conectar de hit ha pegado buenas conexiones también.
Con total objetividad el marcador de ayer no es lo más trascendente, aunque se disfruta el éxito. Lo especial fue el regreso del desenfado y diversión en el juego (sonrisas y aliento constante vimos ayer), apreciar un poco más de confianza en jugadores líderes del conjunto (Arruebaruena, Despaigne, Drake) y que fabricar carreras no dependa solo de jonrones (bienvenidos sean por demás) sino de esa combinación de fuerza, inteligencia y pimienta.
Me quedo con la imagen de Yariel sonriendo en el banco cuando terminó sus cuatro entradas y diciéndole a Eloseguis lo bien que se había sentido. Guardemos a Arrubarruena deslizándose en tercera y levantando las manos en señal de ruptura y aliento para el banco. La felicidad de Despaigne al decirle a Kindelán en el banco que los jonrones se buscan y salen. Eso se acerca al béisbol que queremos. Así tenemos que mirar hacia el Clásico Mundial.