Un nuevo proyecto de fortalecimiento de las capacidades nacionales en Cuba para determinar los productos que contienen mercurio y sus desechos fue expuesto en el Centro de Estudios Ambientales de Cienfuegos (CEAC).
Maikel Hernández Núñez, comunicador de esa institución perteneciente al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), dio a conocer a Trabajadores que investigadores y especialistas realizaron el taller de inicio del programa titulado Fortalecimiento de las capacidades nacionales para la gestión del Mercurio (Hg) como soporte a la implementación del Convenio de Minamata en Cuba, enfocado fundamentalmente en la medición de productos que han incorporado ese elemento de origen natural o sus desechos, así como el estudio de los sitios contaminados.
El Máster en Ciencias Yoelvis Bolaños Álvarez, jefe del Proyecto, explicó que las investigaciones tendrán una duración de tres años y se encuentran enmarcadas en el programa sectorial del Citma nombrado Tecnologías de aplicaciones nucleares, el láser, la óptica y la ultrasónica para producir y generalizar bienes y servicios, y es contraparte del internacional Mejoramiento del marco de gestión nacional para apoyar la implementación del Convenio de Minamata en Cuba centrándose en las mediciones de las reservas de mercurio, así como en la evaluación de los sitios contaminados, financiado por el Programa Específico Internacional de Creación de Capacidades y Asistencia Técnica (SIP, por sus siglas en inglés).
La propuesta recién presentada pretende brindar una oportunidad única para crear una Unidad Interinstitucional Técnica de Coordinación Analítica (UITCA), y fungirá como soporte para quienes deben adoptar decisiones.
Está prevista en la loable intención científica desarrollar capacidades para identificar, medir y monitorear el Mercurio en sitios de repositorios y el medio ambiente, y establecer la vigilancia en la zona de estudio ubicada en el municipio de Sagua la Grande, en la provincia de Villa Clara, como punto de partida para el futuro establecimiento de un monitoreo nacional.
El nuevo proyecto incrementará la capacidad analítica del Laboratorio de Ensayos Ambientales del CEAC e incluye la adquisición de equipos para análisis de aire, suelos y organismos marinos. También contribuirán a mejorar la información, comunicación y sensibilización de la población y los decisores, así como a compartir experiencias con otros países de América Latina y el Caribe y utilizar las capacidades nacionales implementadas para la formación de personal y el apoyo analítico en la región.
Servirá a la vez de complemento y sinergia con aportes informativos a otros proyectos que se ejecutan actualmente en el país y la región, relacionados con el Convenio de Minamata y otros de carácter internacional sobre sustancias tóxicas peligrosas, añadió el Máster en Ciencias Yoelvis Bolaños Álvarez.
El Convenio de Minamata sobre el Hg fue adoptado en 2013 en Kumamoto, Japón, en la Conferencia de Plenipotenciarios, y entró en vigor en 2017. Su objetivo es proteger la salud humana y el medio ambiente de las emisiones y liberaciones antropogénicas (resultante de la actividad de los seres humanos o producto de esta) del Mercurio y sus compuestos.
El Estado cubano lo ratificó en enero de 2018 y debido a ello se han realizado numerosos esfuerzos para su implementación. Sin embargo, hasta ahora en el país no existía capacidad para identificar y medir las existencias de ese elemento, ni programas regulares de monitoreo.
El Mercurio es un contaminante de relevancia mundial y un importante tóxico ambiental con gran impacto sobre la salud humana ya que ocasiona daños irreversibles en el sistema nervioso central, principalmente en las etapas de mayor vulnerabilidad.
Otro reflejo de sus efectos en el medio ambiente es la capacidad que tiene para acumularse en los organismos y ascender por la cadena alimentaria. El mercurio se absorbe y acumula más que otras formas. Su biomagnificación es la que más incide en los efectos para los seres vivos. Al parecer, los peces lo adhieren con fuerza, casi el 100 por ciento, por lo que la eliminación resulta larga (aproximadamente de dos años).
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