El Instituto Obrero Internacional (IOI) y la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) desarrollaron el Simposio Sindical Internacional Fidel y la clase obrera mundial, que reunió de manera virtual a más de 70 sindicalistas de casi 40 países.
El evento comenzó con un minuto de silencio por las víctimas del terremoto del pasado 6 de febrero en Turquía y Siria. También recordó los 84 años de vida de la CTC y homenajeó a Lázaro Peña, Capitán de la Clase Obrera cubana, uno de los fundadores de la Federación Sindical Mundial (FSM) y compañero de lucha de Fidel.
El objetivo central de la iniciativa fue ahondar en la relación del Comandante en Jefe con los sindicatos de Cuba y del mundo, visibilizar sus aportes a la teoría y la praxis en la construcción del socialismo y analizar el rol protagónico que confería al empoderamiento de la clase obrera.
Los organizadores reconocieron que este tipo de jornadas son imprescindibles para que los líderes más jóvenes puedan entrar en contacto con el pensamiento del “líder mundial que luchó y derrotó al imperialismo”, aseguró George Mavrikos, presidente honorario de la FSM y del IOI.
La Revolución cubana se distingue por la presencia del liderazgo de su Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, dirigente de reconocido prestigio nacional e internacional, estadista de talla mundial, figura carismática de gran influencia educativa y política en el pueblo, querido por los amigos de Cuba y respetado por sus enemigos, manifestó Ulises Guilarte De Nacimiento, miembro del Buró Político de Comité Central del Partido y secretario general de la CTC, en ponencia presentada ante el Simposio.
El Comandante en Jefe supo jerarquizar el lugar de la clase obrera y de los sindicatos, explicó Ulises Guilarte. “Con el triunfo revolucionario del 1.º de enero de 1959 no solo se encontraron soluciones a sus reivindicaciones laborales, sino que se fortalecieron sus misiones en una sociedad como la nuestra”.
Fidel promovió, de forma sistemática, la necesidad del perfeccionamiento del trabajo sindical en la construcción del socialismo en términos de participación, y enfatizó en la importancia de la democracia sindical, argumentó Guilarte.
En la praxis política Fidel utilizó como método la consulta con los trabajadores; ejemplo de ello fueron los Parlamentos Obreros. Recordó aquellas jornadas que contribuyeron a que los trabajadores participaran directamente en la toma de decisiones y ratificaron que de las masas surgen las mejores propuestas y alternativas.
Con sus visitas a centros de producción y servicios, el jefe de la Revolución estableció un método personal para eludir la desinformación, desterrar la burocracia, romper inercias, escuchar directamente a los trabajadores y descubrir potenciales cuadros de dirección.
Rememoró el apoyo absoluto brindado por el Comandante en Jefe a la idea de que los derechos laborales contaran con respaldo constitucional, así como a que se aprobara un Código de Trabajo inclusivo, que tomara en cuenta los convenios de la Organización Internacional del Trabajo de los cuales Cuba es signataria. Fidel fue un gigante político del siglo XX, sentenció Guilarte. Con su palabra y acción defendió incondicionalmente las ideas revolucionarias. De él aprendimos que solo los que luchan tienen derecho a triunfar.
La investigadora del Instituto de Filosofía de Cuba y presidenta del Consejo Técnico Asesor de la CTC, Dania Leyva Creagh, señaló que el Líder Histórico de la Revolución cubana valoró al sindicato como “una organización imprescindible para todas las funciones importantísimas que tienen los trabajadores dentro de la Revolución. Confirmó que Fidel estaba convencido de que los sindicatos debían ser protagonistas de los procesos definitorios de la vida política del país, “sobre todo en la conducción de los debates populares”.