La jornada ha sido intensa. Durante el día, trabajadores de las UBPC cañeras La Horqueta, Velazco 23 y La Pedrera, de la empresa azucarera Antonio Guiteras, en el norte de Las Tunas, departieron con William Licourt González, secretario general del Sindicato Nacional del sector; y, Carmen Tamayo Pérez, su homóloga en esta provincia del oriente cubano.
Y, tarde en la noche, conversamos en el patio del ingenio Antonio Guiteras, que hoy es escenario de múltiples esfuerzos que buscan estabilizar la molienda y dar la contribución que la economía nacional espera de una industria y un colectivo distinguidos por sus tradicionales buenos aportes.
En esta contienda tienen el compromiso de producir 46 mil 307 toneladas de crudo, en 104 días de actividad, “es el mayor plan entre sus similares del país”, comenta Licourt y ratifica su confianza en que alcanzarán el objetivo.
“Nosotros, comenta el dirigente sindical, estamos tocando con las manos, evaluando en el campo y la industria la implementación de todo lo que escribimos en materia de aseguramiento político a los planes de la economía y de producción de azúcar, derivados y caña.
“En los intercambios hemos apreciado que los trabajadores dominan los sistemas de pago y les hemos pedido apelar a las reservas existentes, multiplicar el accionar para lograr la eficiencia económica y que esos resultados se reviertan, también, en beneficios de sus ingresos personales”, argumenta.
Entre los temas tratados en los fraternales encuentros citó la realización de las asambleas de trabajadores, a las que les atribuye singular importancia porque “es el momento en el que las administraciones rinden cuenta de su gestión para asegurar los procesos productivos, las ventas, los ingresos, el salario, la información actualizada del comportamiento diario, por turnos de los principales indicadores que miden la eficiencia en todas las actividades asociadas a la producción cañero-azucarera”, destaca Licourt.
Otro asunto que el sindicato promueve es el respaldo productivo a los ocho mil pesos aprobados como salario básico para los trabajadores de la industria y el cuidado de los bienes de que disponen en los centrales y los campos, el uso racional de recursos que no abundan y el enfrentamiento a cualquier manifestación de delitos relacionados con el patrimonio.
El dirigente obrero exalta como uno de los principales desafíos del sector el cumplimiento del plan de producción de azúcar en esta zafra que se desarrolla en situaciones de mucha complejidad.
Pero, “el reto mayor a futuro es buscar vías, alternativas que permitan plantar toda la tierra que tenemos vacía en el país, sembrar toda la caña que nos propusimos este año y sembrarla bien, en lo que desempeñan un rol imprescindible los movimientos emulativos en cada uno de los frentes creados”.
Al propio tiempo, acota Licourt González, hay que incentivar la producción de agropecuarias en esas áreas que aseguren la alimentación de nuestros trabajadores. “Ese programa lo estamos tratando sistemáticamente con la dirección del Grupo Azcuba, porque es decisiva la manera en que las administraciones conduzcan esta actividad”.
Tanto Azcuba como el Sindicato entienden y en consecuencia exigen el contacto directo con los protagonistas de esta batalla por la salvación de la agroindustria azucarera de Cuba, y defienden y exigen un sistema de trabajo que permita conocer de primera mano las condiciones de vida y de trabajo de los colectivos laborales, sus expectativas, necesidades… y “tener previsto el estímulo que se les va a entregar a los más destacados en el cumplimiento de las metas.
En ese propósito Licourt González considera imprescindible la realización de los matutinos con información oportuna, sobre la situación de la industria, la producción de caña, los rendimientos… “si logramos la eficiencia de ese matutino, nuestros trabajadores estarán más preparados para lograr la participación que les estamos pidiendo, porque trabajador bien informado rinde más”, enfatiza.
Y cuando aborda el tema recuerda, “no estamos exigiendo nada nuevo, porque es un derecho reconocido en el artículo 20 de nuestra Constitución que promulga: ´Los trabajadores participan en los procesos de planificación, regulación, gestión y control de la economía´ y esta es una forma concreta de respaldo a la ley”.
Y, “la planificación de la zafra, ¿tuvo en cuenta los imponderables actuales?
-La planificación de la zafra fue objetiva, porque se hizo sobre la base de lo que tenemos; y, entonces, ahora nos toca poner esos recursos materiales en función de la producción y buscar las reservas que están en los colectivos, que ayudan a superar obstáculos subjetivos para alcanzar resultados superiores.
¿Cuál es el rol de la emulación socialista en esta contienda? ¿Qué hacer?
-Hay que poner la emulación al rojo vivo en las industrias y en los campos. Llevar al detalle la contribución colectiva e individual y premiar a los que marcan la vanguardia, socializar las mejores experiencias. La emulación une, despierta fuerzas, impulsa…
La zafra de la dignidad y la unidad, ¿por qué esa denominación?
-Digna, porque debe primar en todo lo que hagamos el sentido de pertenencia que tenemos los azucareros con nuestro sector y salvarlo depende de que seamos capaces de redoblar los esfuerzos; y, la unidad expresa la convicción de que entre todos, si juntamos todas las fuerzas podemos vencer.
¿Qué espera el Sindicato de los trabajadores del central Antonio Guiteras?
-Estamos esperando una reacción que esté a la altura de su colectivo y de sus tradiciones como mayor productor de azúcar del país. Ya tienen bastantes días de atraso, pero tienen, también, condiciones para recuperarse y eso depende en mucho del contacto directo con los protagonistas.