“Entre todas las artes, el teatro es donde siempre me he sentido más realizado, por su vínculo directo con el público. No puedo olvidar que fue precisamente sobre las tablas donde comenzó mi carrera artística en un grupo de teatro de aficionados perteneciente al Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias”; tal me expresó Aramís Delgado (La Habana, 25 de abril de 1942) en el año 1986 en un breve diálogo que sostuve con él durante el Festival de Teatro de Camagüey, donde alcanzó el Premio de mejor actuación masculina con la pieza Buscón busca un Otelo, de Teatro Buscón, bajo la dirección de José Antonio Rodríguez. En esa ocasión, el público puesto de pie lo ovacionó durante varios minutos.
Rememoro aquellas palabras del gran actor tras haber sido acreedor del bien merecido Premio Nacional de Teatro 2022, noticia dada a conocer durante la celebración en Camagüey del Día del Teatro Cubano, ocasión en que un jurado integrado por prestigiosas personalidades de esta zona de la creación artística en Cuba se reunió con tal fin en esa ciudad durante la Jornada Ciudad Teatral, encuentro que congrega a artistas y grupos a través de un proyecto que sustituye al Festival Nacional de Teatro.
Se reconoce, de tal modo, una larga y prolífica carrera artística en la televisión, el cine y las tablas, cuya consumación, en lo concerniente a las artes escénicas, se produjo precisamente el 22 de enero Día del Teatro Cubano.
Inmenso caudal interpretativo
Inscripto como Francisco Aramís Delgado Cruz, la sólida formación actoral de este amigable y sencillo cubano se inició desde la adolescencia de una manera prácticamente autodidacta, ejercicio que le ha valido asumir con total desenfado y seguridad cualquier papel para diferentes medios destinados al entretenimiento masivo. Aunque por sus características personales se le suelen adjudicar papeles de villano o “malo”, ha demostrado todo lo contrario al desempeñar otras sicologías. En una u otra manifestación de su inmenso caudal interpretativo, ha alcanzado reconocimiento popular de altos quilates, amén de su infinidad de premios institucionales.
Tras el triunfo de la Revolución Cubana en 1959, cuando tenía 17 años de edad, Delgado se incorporó a la unidad 2100 de artillería, y movido por su extraordinaria vocación por las tablas creó un grupo de teatro integrado por jóvenes militares aficionados. Luego se graduó como jefe de batería de la Escuela de oficiales de Milicias de Matanzas, sin renunciar a sueño por la actuación.
Recurrentemente recuerda que durante los ratos de ocio, cuando era militar, se propuso estudiar la teoría del ejercicio escénico a través de un libro de Richard Boleslawski, recreado en el célebre método del actor, director escénico y pedagogo teatral ruso Konstantín Stanislavski (Konstantín Serguéievich Alekséiev, Moscú, 1863-1938), para el teatro y la actuación.
Las ideas de Stanislavski
De tal manera, el incipiente actor se introdujo en los senderos del arte por el que había apostado. Estudió detalladamente las propuestas del gran maestro ruso para controlar el rendimiento en los aspectos más intangibles e incontrolables del comportamiento humano, tales como las exaltaciones y las inspiraciones personales. Aquellas lecturas incentivaron en él las ideas de Stanislavski en torno al “arte de experimentar”, en contraste con el “arte de representar”, mediante una activa movilización del consciente y la voluntad para activar otros procesos psicológicos menos controlables, como la experiencia emocional y el comportamiento subconsciente, de manera comprensiva e indirecta.
Tales presupuestos moldearon, desde temprana edad, el talante interpretativo de Aramís, quien lo asumió sobre la premisa de buscar motivos internos para justificar la acción y la definición de lo que el personaje busca lograr en un momento dado. Luego, con solo 20 años de edad, aquel concienzudo aprendizaje le agenció aspirar a una plaza en el Grupo de Teatro Rita Montaner, donde se hizo realizad su debut como profesional, en tanto continuó su preparación a través de cursos y seminarios impartidos por prestigiosas figuras, como Adela Escartín, Vicente y Raquel Revuelta y José Antonio Rodríguez; así como reconoce la influencia ejercida en él, además, por el teatrista checo Lubos Pistorius y el entrenamiento en Moscú con el director Liubimov del grupo Taganka.
Más de 80 obras de lo mejor del teatro cubano y universal
Prontamente, el público habanero lo reconoció como uno de los más valiosos y versátiles actores jóvenes, quien disfrutaba —y aun así lo hace— de cada desempeño en el que entreteje experiencias, emociones y un elevado nivel técnico que prontamente interesó a otras compañías, como Los Doce, donde ingresó en 1968, para el año siguiente incorporare a Teatro Estudio, donde permaneció hasta 1983, año en que comenzó en el grupo Buscón.
Perteneciente al catálogo de la Agencia Artística de Artes Escénicas ACTUAR, Aramís Delgado ha dejado su impronta en más de 80 obras de lo mejor del teatro cubano y universal, bajo la dirección de los más connotados directores cubanos de la segunda mitad del Siglo XX. Asimismo ha reconocido, entre sus más recordadas y fértiles experiencias, su trabajo —hace pocos años— con el grupo Coribante, de Puerto Rico, con el cual representó la obra La última tentación de Cristo.
Entre las numerosas puestas en escena para diferentes salas y grupos de la capital incorporadas al extenso currículo artístico de Aramis, se encuentran Abdala (1960, bajo la dirección de Clara Noriega); La gata sobre los rieles (1969, Ignacio Gutiérrez); Las Impuras (1970, Armando Suárez del Villar); El perro del hortelano (1971, Vicente Revuelta); Doña Rosita, la soltera (1980, Raquel Revuelta); Ciclo de Teatro Clásico Cubano (1981, Armando Suárez del Villar); Ni un sí ni un no (1982, Abelardo Estorino), Buscón busca un Otelo (1985, José Antonio Rodríguez) y Cómicos para Hamlet (1988, José Antonio Rodríguez).
La mayor popularidad la alcanzó en la televisión
Sin dudas, la mayor popularidad de Aramís Delgado se la ha atribuido su labor en la Televisión Cubana, en la que ha actuado en infinidad de géneros como aventuras, seriales policíacos, telenovelas; entre las que aún se recuerdan sus papeles en títulos de gran aceptación por la teleaudiencia como las telenovelas Magdalena (1990); El año que viene (1993), Las huérfanas de la Obra Pía (2000), y la serie LCB: La Otra Guerra, donde caracterizó al comandante de las fuerzas contrarrevolucionarias, Pucho Carratalá.
Hace poco disfrutamos de su labor en el capítulo Vladimir, de la serie Promesas, dirigido por Joel Infante y escrito por Alberto Luberta; así como en similar proyecto que bajo el título de ConCiencia, realizó Rudy Mora, donde compartió ante las cámaras con otros destacados actores, como Isabel Santos, Manuel Porto y Blanca Rosa Blanco.
Próximamente, la televisión estrenará la serie Titoverse, dirigida por Daniel Martín Subiaut. En esta producción de los Estudios de Animación del Instituto Cubano de la Industria Cinematográfica (Icaic), Delgado comparte voces con otras prestigiosas figuras de la radio, el cine y la televisión, como Carlos Enrique Almirante, Paula Alí, Osvaldo Doimeadiós, Edesio Alejandro, Rubén Breña, Tahimí Alvariño, Lezvy Samper, Rey Gómez, Yeny Soria, Marino Luzardo, Aimée Despaigne, Carlos Luis González, Alfredo González, Bárbara Sánchez Novoa y Yumié Rodríguez, entre otros muchos.
La realización, que igualmente será llevada al cine, se desarrolla en la adolescencia del personaje infantil cubano-mexicano Tito Reacciona, y el venidero 28 de enero, en ocasión del aniversario 170 del natalicio del Héroe Nacional José Martí se estrenará su primera temporada en el Canal Habana; en tanto la empresa china Chen Xiulian y los realizadores de la serie firmaron un convenio para distribuir, hasta el año 2030, la primera temporada de ese audiovisual en Asia y Oceanía.
La huella de Aramís Delgado en el cine
También en el cine cubano está la huella de Aramís Delgado. Su primera incursión en el séptimo arte se produjo en el año 1963, con 23 años de edad, cuando actuó en el filme Soy Cuba, coproducción cubano-soviética, dirigida por Mijail Kalatazov, y estrenada en 1964. Durante esa década de los años 60 del pasado siglo igualmente filmó Vuelo 134, dirigida por José Antonio Jorge (1965); La muerte de un burócrata, de Tomás Gutiérrez Alea (1966); Tulipa, de Manuel Octavio Gómez (1967); la memorable cinta titulada Lucía, de Humberto Solás (1968); y La primera carga al machete (1969), de Manuel Octavio Gómez.
Luego de diez años de receso, en 1980 volvió a este género hasta completar más de 80 realizaciones cinematográficas en las que, a pesar de casi siempre asumir papeles secundarios, se hace sentir su presencia tras un notable ejercicio actoral muchas veces reconocido por la crítica especializada y aplaudido por los cinéfilos de Cuba y de otras latitudes. Esos bien ganados elogios, igualmente repercutidos a sus presentaciones para el teatro y la televisión, se corresponden con la capacidad de este incansable trabajador de la escena de introducirse en cada personaje, en su sicología e idiosincrasia, aportándole particularidades que enriquecen el diseño original de esas personalidades mediante un proceso de interiorización e identificación que le posibilita no repetirse ante cada uno de los proyectos artísticos que asume.
“He trabajado mucho, me he realizado…”
“No todas estas actuaciones han sido grandes protagonistas, aunque los he hecho, pero he trabajado mucho, me he realizado; no estoy frustrado”, dijo en una entrevista con la colega Susana Méndez publicada el 20 de diciembre de 2017 en el periódico Cubarte bajo el título Aramís Delgado: “Me gusta estar aquí en mi país trabajando y diciendo cosas”, a propósito de la presentación en el concurso del 39 Festival del Nuevo Cine Latinoamericano del largometraje cubano Los buenos demonios, del realizador Gerardo Chijona, con guión de Daniel Díaz y Alejandro Hernández, película en la que forma parte del elenco junto a otras reconocidas figuras como Isabel Santos y Enrique Molina.
Asimismo trascendente fue su papel en la cinta póstuma de Rigoberto López, El Mayor, sobre el héroe camagüeyano Ignacio Agramonte, estrenada el 15 de diciembre de 2021 en la sala Charles Chaplin de la capital. En esa producción del Icaic asume el personaje del español Capitán General de la República de Cuba.
Cruel, duro y fuerte, o noble, dócil y afectuoso
Gracias a ese donaire diferente que imprime a sus actuaciones, entre las que sobresalen sus diseños de hombre cruel, duro y fuerte, o de personaje noble, dócil y afectuoso, Aramís igualmente ha sido invitado a actuar en otras cintas en diferentes países, como en la Unión Soviética y las igualmente antiguas Repúblicas Democrática y Federal de Alemania, respectivamente, además de España, Portugal, Venezuela y Brasil.
Acreedor de la Distinción por la Cultura Nacional, afirma que durante sus seis décadas de vida artística se ha “realizado mucho como actor” y ha expresado que siente particular devoción por los clásicos. En tal sentido dijo a Cubarte que entre sus insatisfacciones, se encuentra el no haber podido hacer El Rey Lear, drama de William Shakespeare, “lo empecé a ensayar una vez con José Antonio Rodríguez con el grupo El Buscón, pero no lo hicimos y para mí es una obra muy significativa”.
Deseos de volver a las tablas
Aunque desde hace algunos años se ha distanciado de las tablas, afirma que tiene “deseos de volver”; en tanto ha expresado que le encanta trabajar con realizadores jóvenes porque traen algo nuevo, fresco, muy vital y algunos son muy talentosos, como Daniel Chile; con quien trabajó en el cortometraje de ficción (drama), Atrapado, con guion de este director y Amílcar Salatti, incluido en el programa competitivo de la 39 edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, donde obtuvo el premio colateral de la Asociación de Cine, Radio y Televisión, de la Uneac. En esta producción del año 2017 que explora el tema de la ética y la moral cuando se está sometido a presión, Aramís actúa junto con Carlos Luis González, Alicia Hechavarría y Patricio Wood.
Acreedor del Premio Actuación 1982 en el Festival de Teatro de La Habana y del Premio ACTUAR por la Obra de la Vida, otorgado por la Agencia Artística de Artes Escénicas ACTUAR 2016, integró también varias producciones de la Escuela Internacional de Cine y TV-EICTV, entre las que se destacan Sin remedio, La dama galante, Suicidio, Polvo de estrellas y Venganza.
Igualmente ha participado en importantes eventos internacionales, entre estos el Festival Internacional de Teatro de Expresión Ibérica (FITEI), realizado en 1985 en Lisboa, Portugal; y en el Berlines Festival, de 1985, en Berlín, entonces República Democrática Alemana; así como en el Festival Brasilero de Teatro, celebrado en Brasili, en 1988, como integrante del elenco de Teatro Buscón. También estuvo presente en el XV Festival Internacional de Teatro contemporáneo, en Badajoz, España, en 1992, entre otros eventos.
El jurado que lo acreditó como Premio Nacional de Teatro 2022 gratificó el relevante itinerario en la escena cubana de un actor que, al decir del Gerardo Fulleda León, quien obtuvo este galardón en 2014 y fue miembro del jurado que sesionó en Camagüey, se destaca por su excelente labor, su sensibilidad y su carisma.