En cierta cantidad de calles existen lugares donde se colocan los contenedores de basura que durante casi todo el año reciben los desperdicios en jabitas, que por cierto, pasaron de valer 30 centavos a cinco pesos por unidad.
Han transcurrido los primeros 15 días de este nuevo año y, al igual que el anterior y muchos otros, se ha roto la política de recoger, diariamente, en horario diurno o nocturno, la basura que se ha ido acumulando dentro o fuera de los contenedores.
¿Falta de gasolina?, ¿de mano de obra?, ¿mala planificación? No parecen ser las causas de una desagradable y maloliente situación que no solo afea la ciudad, sino que pone en peligro la salud de sus habitantes.
Es posible que en forma coyuntural alguna vez una u otra causa hayan provocado la no recogida de desechos, pero no ha sido la norma.
Sí puede ser criticable el hecho de que el personal no pierda unos minutos y recoja la basura fuera de los contenedores, por obra y gracia de los llamados buzos, lo que inicia un proceso de acumulación. Lógicamente, cuando se trate de una o varias jabas.
La primera semana de enero se recogió la basura que estaba en los contenedores. La otra se fue acumulando, para alegría de moscas, mosquitos, ratas, ratones y gatos. Sin embargo…
Un buen día, para algunos al comienzo de la segunda semana, para otros antes o después, aparecieron los equipos salvadores de la salud del barrio y lo que demoró días fue eliminado en menos de una hora por tres trabajadores de Comunales, una pala y un camión.
Vuelve entonces la tranquilidad para los vecinos, aunque muchos se preguntan si nuevamente surgirán los microvertederos, como lamentable e incontrolable círculo vicioso.
¿Qué hacer? ¿Tiene Comunales la solución para evitar esta situación que pone en peligro la salud de los habitantes de un barrio?
Esperamos que sí, y que la negativa imagen provocada por la no recogida de basura, no empañe el buen trabajo del resto del año.